
Por Manuel Rosete Chávez / Apuntes
“El poder desnuda a quien lo ejerce”
Raymundo Riva Palacio
En medio de la urgente necesidad de que las personas recuperen su patrimonio y su actividad cotidiana, el gobierno ha tratado de disimular el brutal impacto ecológico que ha tenido el derrame de hidrocarburos en el río Pantepec luego de su desbordamiento.
Si se regó, pero ya lo estamos atendiendo, es la respuesta frívola e irresponsable de la autoridad ante un desastre de grandes magnitudes. Hay que hablar de ello y ponerlo en proporción.
Pero, ¿qué fue lo que pasó? Una fuga en un oleoducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) provocó un derrame masivo de crudo que contaminó el río Pantepec, una de las principales fuentes de agua y biodiversidad del norte del estado.
El incidente ocurrió en el tramo Naranjos–Poza Rica, cerca del poblado Rancho Nuevo, en el municipio de Álamo Temapache, y afecta por lo menos ocho kilómetros del cauce, aunque vecinos aseguran que la mancha se extiende mucho más allá de lo informado oficialmente.
Pero, ¿qué cree? De acuerdo con datos publicados por el diario Excélsior, Pemex estima que fueron vertidos al río 4.7 millones de litros de hidrocarburos —más de 30.000 barriles—, aunque hasta el momento solo se han recuperado 180.000 litros.
La semana pasada, tratando de dar explicaciones del ecocidio, el titular de Pemex, Víctor Rodríguez Padilla, fue a la Cámara de Diputados literalmente al matadero.
El funcionario reconoció que el ducto presentaba signos de corrosión y falta de mantenimiento, factores que, combinados con las lluvias extremas del pasado 10 de octubre que dejaron decenas de municipios inundados y al menos 78 fallecidos y aún un número indeterminado de afectados, podrían haber causado la fractura.
Las precipitaciones provocaron deslaves y saturación del suelo, debilitando la infraestructura petrolera. El incidente se suma a una larga lista de fugas y derrames en la red de ductos de PEMEX en el Golfo de México, donde el envejecimiento de instalaciones y el cambio climático han incrementado los riesgos ambientales.
Pero hasta ahora no hay un diagnóstico técnico ni se han aplicado medidas preventivas que aseguren la responsabilidad y la rendición de cuentas. Otra vez, nadie tuvo la culpa, fue un asunto de mala suerte.
¿Cuál es el saldo de Pemex en manos de Morena? Más endeudamiento, más accidentes y derrames y una gasolina que nunca bajó a los 12 pesos que prometieron.
Nahle, a secas
Yo, al igual que muchos colegas, transcribiran hoy en sus columnas parte de la del prestigiado periodista y analista político Raymundo Riva Palacio, es decir Eje Central. ¿Porqué? Pues porque la dedica, en tres tiempos, a analizar lo que está pasando en Veracruz gobernado por la ingeniero de Zacatecas Rocío Nahle García.
“1ER. TIEMPO: El espejismo del poder. El poder desnuda a quien lo ejerce. En el caso de Rocío Nahle, lo que ha quedado expuesto en Veracruz, no es la capacidad técnica ni el talento político que presumía desde su paso por la Secretaría de Energía, sino una mezcla de soberbia, improvisación y desconexión con la realidad. ¿Algo nuevo en el horizonte? En octubre de 2021, en el programa Tercer Grado, Denise Maerker le preguntó sobre la manipulación de datos por parte del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. La entonces secretaria dijo que no era así. Punto. Ninguna explicación. Y cuando se le dijo que el control del sector eléctrico mediante su reforma no era un ordenamiento del mercado, como justificaba, sino un mecanismo de control político respondió que ella opinaba otra cosa. Como los famosos “yo tengo otros datos”, escondió su incapacidad dialéctica en la salida fácil. Impune siempre. Nadie le cobró que la construcción de la refinería de Dos Bocas costara casi tres veces lo que presupuestó, ni que, hasta la fecha, su producción, la que iba a hacer a México para estas fechas autosuficiente en materia energética, no pase de volúmenes raquíticos. Pero ese blindaje político lo horadan los desastres naturales, como las recientes lluvias, cuya cortina de agua la desnudó. Veracruz vive hoy bajo un gobierno que prometió eficiencia y terminó ofreciendo propaganda; que habló de honestidad y se rodeó de operadores de vieja escuela; que juró transformar, pero ha terminado administrando el desastre. Desde que asumió la gubernatura, Nahle ha intentado construir un relato épico de sí misma: la ingeniera austera, la mujer de convicciones, la continuadora del proyecto lopezobradorista. Pero la narrativa se ha ido desmoronando con la rapidez con que caen los puentes mal construidos en su estado. La gestión pública se ha vuelto un campo de lealtades personales, favores políticos y decisiones erráticas. Veracruz, con todo su potencial, parece detenido en un pantano burocrático del que la mandataria no sabe —o no quiere— salir. El episodio más reciente, la crisis por las lluvias y los desbordamientos en varias regiones del estado, fue una radiografía de su incapacidad. Mientras comunidades enteras quedaban incomunicadas y los damnificados pedían auxilio, la respuesta del gobierno fue tardía y desorganizada. Los reportes de Protección Civil se filtraron sin coordinación; la comunicación oficial, más pendiente de las redes que de los refugios; y la gobernadora, fiel a la estrategia del discurso vacío, repitió la fórmula del “estamos atendiendo”, molestándose por los cuestionamientos de la prensa. No tiene la habilidad política ni el carisma para suavizar su autoritarismo, y la relación con sus interlocutores se ha vuelto ríspida. Gobernar, para ella, parece un acto de control, no de consenso. Nahle creyó que Veracruz sería su plataforma hacia un futuro más alto, pero hoy, el escenario es otro: un estado fracturado, una opinión pública desencantada y una figura política que empieza a naufragar bajo el peso de su propia soberbia.”
“2DO. TIEMPO: Gobernar contra todos. Las giras que ha realizado la presidenta Claudia Sheinbaum por Veracruz para ver personalmente la magnitud de la tragedia que causaron las fuertes lluvias en el estado, han ido acompañadas por gritos e insultos que la tocan junto con la gobernadora Rocío Nahle. Le pegan a Sheinbaum, pero como ella y todos sabemos, la destinataria real es Nahle. Las tormentas han puesto en entredicho a la gobernadora y exacerbado las contradicciones que creo su forma de gobernar, como si fuera una prolongación de su oficina en Dos Bocas: con disciplina déspota, temperamento de jefa malhumorada, y la convicción de que la obediencia es más importante que la competencia. Pero la realidad política veracruzana, compleja y tribal, no se deja someter con órdenes ni discursos. Y eso, poco a poco, ha ido fracturando a Morena desde dentro. Lo que ocurre en Veracruz es una guerra silenciosa por el control del poder. Nahle, recién llegada al Palacio de Gobierno, quiso borrar las lealtades heredadas de Cuitláhuac García -un gobernador débil, pero con respaldo total del expresidente Andrés Manuel López Obrador y operadores fieles-, y colocar a su propia estructura, formada en el entorno energético y político del obradorismo nacional. El choque fue inmediato. Los cuitlahuistas, que durante seis años tejieron redes locales de control, se resisten todavía a ser desplazados. Los nahlistas llegaron con la arrogancia de quien se siente respaldado por Palacio Nacional. El resultado ha sido un gobierno partido en dos. Los alcaldes de Morena, muchos de ellos electos bajo la sombra de López Obrador y García, se quejan de marginación y falta de recursos. Los diputados locales mencionan discretamente la cerrazón del equipo de la gobernadora. Los viejos operadores que le sirvieron a López Obrador en la campaña de 2018 observan con desconcierto cómo Nahle ha convertido el partido en un espacio cerrado, dominado por leales sin trayectoria política, pero con chequera abierta. A ello se suma una fractura más profunda: la del morenismo veracruzano que se siente desplazado por lo que llaman “los técnicos de Dos Bocas”. La gobernadora importó un grupo de colaboradores de perfil tecnocrático, ajenos a la política local, que quieren administrar el estado con la lógica de un proyecto industrial, que ha motivado ironías a sus espaldas con una frase: “Veracruz no es una refinería”. La resistencia no viene solo de dentro del partido. Expriistas y yunistas reciclados en Morena han comenzado a tender puentes con sectores empresariales y con legisladores federales inconformes. Saben que el desgaste de Nahle puede convertirse en su oportunidad. Las lluvias galvanizaron ese descontento silencioso, propiciando una discusión sobre el “postnahlismo”, y aumentaron la incomodidad por la forma como Nahle ha centralizado el poder, sin dar resultados visibles. Nahle ha confundido el control con el liderazgo, pero las cosas se pusieron peor con las lluvias: ni liderazgo, ni control.”
El tercer tiempo ya no lo incluyo porque creo que toda la columna ya ha sido bastante leída desde ayer. Lo que si hay que decir es que se trata de una radiografía exacta de lo que sucede en Veracruz desde la llegada de este gobierno encabezado por Rocío Nahle, ¿porqué exacta?, porque si hay un estado donde el periodista Riva Palacio tiene amigos, conocidos, lectores y “colaboradores voluntarios” es Veracruz, desde el gobierno de Miguel Alemán Velasco el autor de Eje Central ha sido huésped dintinguido de Veracruz, por eso digo que habla con autoridad. La sabia consigna de un viejo político de “jamás te pelees con un periodista” (claro un profesional no cualquier charlatán) toma vigencia.
Cazarín, un “político” nefasto
Por cierto, circula carta de agradecimiento por retirar a Cazarin de la entrega de apoyos en Bienestar y que bueno que lo retiraron, este nefasto señor le ha hecho mucho daño al morenismo en la entidad desde que figuró como presidente de la JUCOPO en el anterior Congreso. Por lo tanto aquí tienen el texto de quienes saben ser agradecidos tras una buena acción:
Carta abierta: Gracias por retirar a Cazarin de la coordinación de apoyos BIENESTAR
A quien corresponda:
Hoy queremos agradecer.
Sí, agradecer. Porque Veracruz necesitaba un respiro, un alto, un punto final a uno de los capítulos más descarados del oportunismo político disfrazado de ayuda social.
Gracias por haber retirado a Juan Javier Gómez Cazarín de la coordinación de apoyos por los desastres naturales en la zona norte. Fue, sin exagerar, la mejor decisión que se ha tomado en mucho tiempo por el bien de Poza Rica, de la zona norte y de todo el estado.
Durante los días que intentó manejar la entrega de apoyos, Cazarín convirtió la tragedia en espectáculo y el dolor de la gente en plataforma política. Ahí donde debía haber solidaridad, sembró intereses; donde debía fluir la ayuda, levantó filtros y condicionamientos.
Es suficiente recordar lo que muchos ya sabemos: todo lo que toca lo convierte en botín.
Así ha sido en cada espacio que ha ocupado: aviadores, desvíos, escándalos, compadrazgos, y un uso descarado del poder para beneficio personal.
Por eso hoy muchos en Veracruz respiramos con alivio. Porque sin él en medio, los apoyos sí llegan, y llegan a quienes de verdad los necesitan.
Porque la gente del norte no pedía un operador político, pedía ayuda; no buscaba fotos, buscaba soluciones.
A veces las mejores decisiones no se presumen, se sienten.
Y hoy se siente claro: menos Cazarín, más bienestar. Menos manipulación, más Veracruz.
#Veracruz#PozaRicaVive#Tuxpan#Alamo#Veracruz
Lamentable el insulto a Eduardo De la Torre
El doctor Eduardo de la Torre Jaramillo es un prestigiado profesional del derecho y un respetable catedrático universitario, su lucha por la instalación en Veracruz de una revocación de mandato habla de un demócrata ejemplar y de un valiente ciudadano, no se vale que como respuesta reciba agresiones verbales.
Acompañada de una foto suya el doctor De la Torre subió a redes este comentario: “Leo con mucho asombro las palabras vulgares de Rocío N., llamándole en su conferencia de este lunes «carroñeros» a los más de 800 veracruzanos que ya firmaron la petición para que los parásitos del congreso local se pongan a trabajar en la ley secundaria de la revocación de mandato. Entiendo ese lenguaje propio de un partido rupestre.”
REFLEXIÓN
Tomada de La Ratonera: Y mientras la presidenta de Morena, María Luisa Alcalde -la ejemplar aspiracionista que pasó de edecán de gasolinería a Secretaria de Gobernación- acusa ferozmente a la oposición de realizar eventos políticos frente a la tragedia que vivimos de Veracruz, el “changojeque” de Fernández Noroña presume su vida de millonario en los Emiratos Árabes. ¡Hipócritas! Escríbanos a mrossete@yahoo.com.mx | formatosiete@gmail.com
