
Por Redacción
En las mañaneras y medios oficiales, el gobierno populista ha convertido la realidad en un juego de palabras. No cambian los hechos, solo cambian el vocabulario.
“La violencia no desaparece porque la llamen diferente.”
La magia del eufemismo: cuando la violencia se disfraza de palabras suaves
En México, el discurso oficial se ha convertido en un laboratorio de eufemismos. Desde las mañaneras hasta los boletines de prensa, el gobierno populista encabezado por Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum ha perfeccionado una técnica: suavizar el lenguaje para que la realidad parezca menos dolorosa, menos urgente, menos grave
La estrategia es simple pero poderosa: cambiar las palabras, cambiar la percepción. No se trata de resolver los problemas, sino de narrarlos de manera que suenen menos alarmantes.
Ejemplos del maquillaje verbal:
LO DEL COCHE BOMBA EN MICHOACÁN
• No es atentado terrorista → es pugna entre cárteles
CUANDO APARECIÓ EL RANCHO IZAGUIRRE
• No son campos de exterminio → son centros de adiestramiento
CUANDO LA DELINCUENCIA ORGANIZADA DA UN LEVANTÓN
• No es secuestro → es privación ilegal de la libertad
PARA OCULTAR A LOS CIENTOS DE MILES DE EJECUTADOS
• No son asesinatos → son desapariciones
CUANDO APARECEN LOS CUERPOS EMBOLSADOS
• No es tortura → son huellas de violencia
CUANDO GRABAN A MORENISTAS CON SOBRES AMARILLOS
• No es dinero ilícito → son aportaciones
El riesgo del maquillaje verbal.
El problema no es solo semántico. Al suavizar el lenguaje, también se suaviza la urgencia de actuar. Si no hay “asesinatos” sino “desapariciones”, entonces no hay crisis de homicidios. Si no hay “tortura” sino “huellas de violencia”, entonces no hay violaciones graves a los derechos humanos.
El lenguaje oficial se convierte en un escudo para el poder, pero en un arma contra la sociedad: invisibiliza el dolor, normaliza la violencia y posterga soluciones reales.
La técnica funciona… hasta cierto punto.
Repetir eufemismos suaviza la percepción y moldea el imaginario colectivo. La gente escucha todos los días que “no hay asesinatos, solo desapariciones” y empieza a normalizarse
Conclusión:
La técnica de suavizar el lenguaje sí funciona para manipular percepciones, pero no logra borrar la realidad. La gente puede repetir los eufemismos, pero sigue viviendo la inseguridad, la corrupción y la violencia. El maquillaje verbal no cura las heridas, solo las maquilla.
