13 de diciembre de 2025

Presidente de Venezuela, Nicolás Maduro

Por Rebeca Solano

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, volvió a generar polémica internacional, luego de que difundiera imágenes en las que sostiene una tarjeta electrónica obsoleta, similar a componentes usados en impresoras de los años noventa, mientras afirmaba que Venezuela pronto producirá “los famosos microchips de NVIDIA”.

La declaración fue recibida con escepticismo y burlas por especialistas en la industria tecnológica, quienes señalaron que la pieza mostrada no corresponde a un microchip de alta gama, y mucho menos a los procesadores avanzados que desarrolla NVIDIA, líder mundial en tecnología de inteligencia artificial y cómputo de alto rendimiento.

Expertos subrayaron que la afirmación es técnicamente inviable, ya que NVIDIA no fabrica sus chips en cualquier país, sino que depende de plantas altamente especializadas ubicadas principalmente en Taiwán y Estados Unidos, con inversiones de decenas de miles de millones de dólares y ecosistemas tecnológicos inexistentes en Venezuela.

Actualmente, NVIDIA tiene un valor de mercado estimado en 4.27 billones de dólares, es decir, 4.27 millones de millones de dólares, una cifra que contrasta de manera radical con la crisis económica, industrial y tecnológica que enfrenta Venezuela.

Analistas coinciden en que la instalación de plantas de semiconductores en Venezuela es prácticamente imposible, no solo por las sanciones internacionales, sino por la falta de infraestructura, capital humano especializado, seguridad jurídica y acceso a cadenas globales de suministro.

Pese a ello, el discurso oficial fue difundido como un supuesto logro estratégico, lo que críticos consideran una narrativa engañosa dirigida a consumo interno, en un país donde gran parte de la población carece de información técnica para contrastar estas afirmaciones.

El episodio se suma a una serie de declaraciones grandilocuentes del gobierno venezolano, que no se sostienen frente a la realidad de la industria global de alta tecnología, y que refuerzan las críticas sobre el uso propagandístico de la desinformación en el discurso oficial.