Penal / Internet
Por Julio Altamirano
- Denuncian castigo y red de abuso en el sistema penitenciario
Un grupo de 21 mujeres privadas de la libertad fue trasladado del penal de Pacho Viejo al Centro de Reinserción Social de mediana seguridad de La Toma, en el municipio de Amatlán de los Reyes. Aunque oficialmente no se ha dado a conocer el motivo del cambio, una denuncia difundida por la reportera Lulú López apunta a posibles abusos de poder y represalias dentro del sistema penitenciario de Veracruz.
De acuerdo con testimonios recabados por la periodista, el subdirector de Seguridad y Custodia, Agustín Rodríguez, habría ordenado el traslado como forma de castigo, debido a que las internas «sabían demasiado» sobre los negocios ilegales que él mismo encabezaba al interior del penal de Pacho Viejo.
Las mujeres relataron que dentro del penal eran obligadas a pagar cuotas para vender alimentos, algunas explotadas sexualmente y otras coaccionadas para trabajar en condiciones abusivas. En el penal de Pacho Viejo operan cafeterías, restaurantes y tiendas dentro del esquema de trabajo penitenciario, pero varias de las internas señalaron que los beneficios eran capturados por funcionarios, y que el dinero que se les exigía era excesivo e injustificado.
“El problema no es que las trasladen, sino que las usaban como mercancía y las castigan por hablar”, cita la publicación. Las mujeres, muchas de ellas madres de familia, han pedido la intervención directa de la gobernadora Rocío Nahle, argumentando que, aunque algunas están pagando sentencias, otras afirman tener pruebas de su inocencia y detenciones irregulares.
Hasta el momento, la Secretaría de Seguridad Pública no ha emitido postura oficial sobre los señalamientos, pero organizaciones de derechos humanos ya han comenzado a solicitar que se investiguen las denuncias sobre explotación, corrupción y tratos crueles en el penal de Pacho Viejo.
El caso pone nuevamente en evidencia las condiciones de violencia estructural y abuso dentro del sistema penitenciario en Veracruz, particularmente hacia las mujeres internas, en contraste con los discursos oficiales de reinserción social y «humanismo».