
Exdirector financiero de la Administración para el Control de Drogas (DEA) durante el gobierno de Barack Obama, Paul Campo
Por Rebeca Solano
El exdirector financiero de la Administración para el Control de Drogas (DEA) durante el gobierno de Barack Obama, Paul Campo, fue allanado en su domicilio en Virginia y acusado de aceptar el lavado de 12 millones de dólares para el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG), una de las organizaciones criminales más poderosas de México.
De acuerdo con la investigación, Campo habría participado en estas operaciones mientras aún desempeñaba funciones dentro de la DEA, antes de renunciar en 2016, previo al inicio de la administración de Donald Trump. El caso ha generado fuertes cuestionamientos sobre los niveles de infiltración del narcotráfico mexicano en agencias clave del gobierno estadounidense.
Durante el gobierno de Trump, las autoridades federales concluyeron que la fortaleza y expansión de los cárteles mexicanos no podría explicarse sin el respaldo de funcionarios públicos, no sólo en México, sino también dentro de estructuras gubernamentales de Estados Unidos.
Las indagatorias revelan que la DEA, dependencia encargada de combatir el narcotráfico, habría sido penetrada por redes criminales ligadas a cárteles mexicanos, que operan con protección y complicidad de funcionarios de alto nivel, tanto en México como en EE. UU.
El caso de Paul Campo se perfila como uno de los escándalos más graves en la historia reciente de la DEA, al exhibir la vulnerabilidad institucional frente al crimen organizado transnacional y la profundidad de las redes de corrupción que sostienen al narco a ambos lados de la frontera.
