
Gobierno prioriza becas sobre escuelas
Por Rebeca Solano
México ocupa el penúltimo lugar en inversión educativa entre los países de la OCDE, destinando apenas 3,650 dólares anuales por estudiante, muy por debajo del promedio del organismo, que es de 13,210 dólares. La diferencia es abismal: Chile invierte casi el doble y Dinamarca cinco veces más.
La cifra contrasta con el presupuesto que el gobierno federal destina a programas asistenciales: para 2025 se proyectan 850 mil millones de pesos en “becas del bienestar” y para 2026 el monto ascendería a 1 billón de pesos, mientras la inversión educativa permanece estancada en 2.9% del PIB, lejos del 4–6% recomendado por la UNESCO.
Escuelas en abandono
El rezago estructural es crítico:
- Más de 30,000 escuelas públicas carecen de servicios básicos.
- 9,034 planteles no tienen agua potable,
- 5,112 no cuentan con electricidad,
- 7,425 carecen de internet.
Además, el 97% de las escuelas presenta algún tipo de carencia en infraestructura y el 60.8% de las primarias supera los 25 años de antigüedad, lo que representa riesgo para estudiantes y docentes. Pese a ello, el gobierno redujo en 44% el presupuesto destinado a infraestructura escolar.
Docentes con salarios bajos y grupos saturados
Los maestros mexicanos ganan 23% menos que el promedio de la OCDE y enfrentan grupos más grandes: 24 alumnos por docente en primaria y 30 en secundaria, mientras el promedio internacional es de 14 y 13 respectivamente.
A esto se suma un dato alarmante: el gobierno destina apenas 91.50 pesos anuales por maestro para su llamada “profesionalización”.
Malos resultados educativos
El impacto es evidente: 42% de los jóvenes de 25 a 34 años no concluyó la educación media superior, el peor índice de la OCDE junto con Sudáfrica.
Subsidios vs. educación
Especialistas coinciden en que las becas, aunque necesarias para apoyar a familias vulnerables, se han convertido en un “placebo político” que no sustituye una inversión sostenida en infraestructura, salarios y calidad educativa.
Mientras México destina casi un billón de pesos a programas asistenciales, mantiene un sistema educativo precarizado, con escuelas deterioradas, maestros mal pagados y estudiantes con bajo aprovechamiento académico.
Los números son contundentes: la prioridad del gobierno no es educar, sino subsidiar.
