
Modus operandi de Andy López Beltrán: de PEMEX al SAT y Aduanas para proteger el huachicol fiscal
Por Rebeca Solano
La llamada “pandilla del huachicol”, encabezada por Andy López Beltrán, extendió sus tentáculos corruptores más allá de PEMEX, adueñándose del SAT, posiciones clave en Aduanas y cinco dependencias estratégicas, con el fin de operar el tráfico ilegal de combustibles sin pagar impuestos y proteger a gasolineros y factureros implicados en blanqueo de recursos ilícitos.
El entramado fue posible gracias a la triada dorada del huachicoleo fiscal, integrada por Andy López Beltrán, Daniel Asaf (jefe de la Ayudantía Presidencial) y Marco Herrerías (director de Administración y Finanzas de PEMEX). Juntos colocaron una docena de aliados en instancias que aprobaban permisos de importación de combustibles, supervisaban pipas, ferrocarriles y buques, y resguardaban empresas y factureras vinculadas al blanqueo del huachicol fiscal.
El mejor aliado de la red fue Antonio Martínez Dagnino, director del SAT, primo de Daniel Asaf y amigo cercano de Andy López Beltrán, responsable de proteger a las empresas reales o fantasmas que blanqueaban los ingresos del huachicol fiscal. A su lado, Paloma Rachel Aguilar Correa, también de la Ayudantía Presidencial, cumplía funciones de custodia legal y administrativa.
En Aduanas, el control recayó en Alberto Becerra Mendoza, amigo personal de Gonzalo “Bobby” López Beltrán, quien supervisaba la entrada de combustibles disfrazados. La operación se extendió a cinco dependencias federales más, esenciales para otorgar o cancelar permisos de importación y transporte de hidrocarburos ilegales.
Entre los funcionarios estratégicos destacados se encuentran:
- Ángel Carrizales, director ejecutivo de la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA), cargo propuesto directamente por el presidente pese a su falta de experiencia en el sector energético.
- Laura Josefina Chong, al frente de Asuntos Jurídicos de ASEA.
- Rodolfo de la Fuente Pérez, titular de la Unidad de Supervisión, Inspección y Vigilancia de ASEA.
Con esta red, la triada Andy-Asaf-Herrería logró tejer un sistema de protección y corrupción que garantizaba la impunidad de los actores del huachicol fiscal, controlando desde la importación hasta la supervisión legal y fiscal de los combustibles ilegales.
