Jueves, 28 de marzo de 2024
Mussio Cárdenas Arellano

Mussio Cárdenas Arellano

Atrapado en el mundo de las letras y la denuncia social, Mussio Cárdenas Arellano cuenta ya con un extenso kilometraje recorrido en el periodismo. Lejano parece ya aquel 1978 cuando en Coatzacoalcos, su tierra natal, escribió sus primeras notas. Transitó por la entrevista, el reportaje, la crónica, el artículo y la columna política. Fue corresponsal de la revista Proceso, Imevisión, IMER, Contralínea; fundador de las revistas Contacto e Informe Rojo; analista político en radio y televisión, y ganador del Premio México por columna política, en 2009, otorgado por la Federación de Asociaciones de Periodistas de México (FAPERMEX). Su contacto con el periodismo viene de familia. Su padre, Mussio Cárdenas Cruz, y sus tíos Emilio, Francisco y Paulino, constituyen una dinastía de periodistas veracruzanos de reconocido prestigio. Actualmente escribe la columna Informe Rojo, que se publica en portales en internet y medios escritos con amplia aceptación entre la opinión pública.

mussioc2@gmail.com

 

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Anilú, la divina reina (del carnaval), se descaró. Ya tiene chamba con Sheinbaum. A mover la matraca, a sonarla bien, a ser comparsa de la Cuarta Putrefacción.

Emigra, trepada en el éxodo de los vencidos, el priismo decrépito que integra la Alianza Progresista, vividores de toda la vida que hoy se acomiden a suministrarle vejigas e inflar a Claudia Sheinbaum Pardo, la candidata de Morena, la bastonera del bastón sin mando, la pieza con que Andrés Manuel López Obrador intenta ejercer el poder, desde las sombras, un sexenio más.

Tanta rabieta por ser candidata del PRI y terminó en la causa de Morena, el partido al que no paró de exhibir, la cueva de Cuitláhuac García, el desgobernador de Veracruz al que hace apenas un rato no dejaba de denostar; el partido al que ya en su desesperación le concedió el voto con el que avaló la cuenta pública 2022.

Anilú Ingram Vallines, hija política de Javier Duarte, el recluso que saqueó Veracruz, es la contradicción en patines. Vuela diciendo una cosa, vuela para decir que siempre no.

Hacía unas semanas propaló que realizaba un profundo, profundísimo, ejercicio de reflexión sobre su permanencia en el PRI, sólo porque la dirigencia nacional del tricolor —léase Alejandro “Alito” Moreno— le negó la presidencia del PRI veracruzano a su contlapache político, Fernando Kuri Kuri. Chantaje puro y de ahí no pasó.

Tan no meditaba su salida del pestilente PRI que de pronto ya se había encartado para ser la propuesta tricolor para el gobierno de Veracruz. Se autoencartó, esa es la palabra, porque no hay un sólo priista en su juicio al que se le hubiera ocurrido semejante barbaridad.

Vapuleada en la interna, vencida por Pepe Yunes Zorrilla, por Héctor Yunes, por Cirilo Vázquez, por Lorena Piñón, a su majestad Anilú I nadie la fumó. Quedó en quinto lugar de seis contendientes.

Su ego, pues, estaba herido. No se presentó a la reunión en que “Alito” Moreno reveló el resultado de las cuatro encuestas, todas ganadas por Pepe Yunes.

Arremetió contra “Alito” Moreno. Dijo que nada tenía contra Pepe Yunes y que el tiro era con el dirigente nacional priista, pero en los hechos hizo todo por descarrilar al diputado federal oriundo de Perote.

Presa de sus aceleres, víctima de sus errores, de ir al choque frontal, de no seguir las formas políticas, se enfundó en la piel de oveja y trató de acercarse a Pepe Yunes buscando rescatar algo de lo que perdió.

Desairada, ignorada, pasó días con el teléfono en la mano. Llamaba al cuasi candidato del Frente Amplio mañana, tarde y noche. Y Pepe Yunes no la dejó llegar.

Al final se fue. Venía deslizando que su padrino, el senador Miguel Ángel Osorio Chong, le abriría la puerta en el Partido Verde Ecologista de México y así se enfilaría a la candidatura al Senado, segunda fórmula de la alianza con Morena y el Partido del Trabajo en Veracruz. O sea, 

Otra de las tránsfugas, Nubia Mayorga, senadora, ya está en el PVEM. Ambas son parte del grupo que integra la Alianza Progresista, sumadas a ex gobernadores de mala nota como Alejandro Murat, de Oaxaca; Eruviel Ávila, del Estado de México; el ex alcalde de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava, títere de la estridente y manipuladora Sandra Cuevas; el senador Jorge Carlos Ramírez Marín, que hizo el oso cuando pretendió ser candidato de Morena al gobierno de Yucatán.

Ante ellos, Anilú es microscópica. Fuera de Veracruz, ni quién sepa que existe. Se le conoce por su linaje duartista, lo que es una vergüenza; o por su desastroso paso por la presidencia del Congreso estatal, donde no sabía cuándo llamar a receso y cuándo concluir una sesión; o por la denuncia ante la Fiscalía General de la República por corruptelas con las estancias infantiles cuando era delegada de Sedesol federal; o por su afán por ser ella y nadie más la que, se imagina, es merecedora de todas las candidaturas y cargos públicos, y si son plurinominales, mejor, atropellando el derecho de otras mujeres priistas.

Subida al carro de Sheinbaum, sumada a la causa Morena, Anilú Ingram ha de suponer que sus palabras, sus denuncias, sus ataques a Cuitláhuac García, las masacres, los heridos, la corrupción en el gobierno de Veracruz, las denuncias de acoso sexual, las críticas a la Fiscalía del Estado, quedaron en el olvido. En Morena no la tragan; en Morena la usan.

Voraz como pocas, Anilú Ingram fue diputada local por dedazo de Javier Duarte; fue diputada federal haciendo macolla con Osorio Chong; es diputada local por un arreglo de mafias. El PRI le dio todo y cuando no le colmó la ambición, saltó a Morena.

Si hubiera sido candidata al gobierno de Veracruz, habría entregado la elección a Rocío Nahle García, la zacatecana que cree que tiene a Morena a sus pies.

Al final, Anilú se descaró. Agarró su matraca, la hizo sonar y se le quiere meter a Claudia Sheinbaum.

Nadie tiene como no sean sus amigos de fallida aventura, Fernando Kuri y Jorge Carvallo, intentando que Javier Herrera Borunda, hijo del Fidel y mandamás del Verde en Veracruz les arroje alguna migaja del poder. 

Se fue sola, sin grupo, sin votos que le pueda acarrear a la bastonera presidencial.

* Mónica Soto, nueva presidenta del Trife  * Bajo el cobijo político de Nahle  *  Soto, Eric Cisneros, Delia González, operaban para Rocío  * Y la oposición, de fiesta  * ‘Alito’ se llevó la peor senadora de Morena  * La policía extorsionadora acecha en Sefiplan  * Diputados de Morena sólo son levantadedos: Agustín Bolaños

Agazapada por años, Mónica Aralí halló cobijo en Rocío Nahle, en Dolores Padierna, en Morena, fraguando el asalto al Tribunal Federal Electoral que finalmente consumó. Con ella, Nahle ya controla al árbitro electoral.

Un cuartelazo le dio a Mónica Aralí Soto Fregoso la presidencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, urdiendo una trama siniestra, ejerciendo el chantaje, la fuerza, el voto de sus cómplices hasta lograr deponer a Reyes Rodríguez Mondragón.

Alineada con Morena, y principalmente con Rocío Nahle, es la pieza que hacía falta en el engranaje de Andrés Manuel López Obrador, la que valida campañas anticipadas, la que solapa a Claudia Sheinbaum y al clan de las corcholatas, la que sanciona, o no, con la ley electoral.

Aquella abogada que solía llegar sin hacer ruido al Senado, entre 2012 y 2015, y frecuentaba a Rocío Nahle, asesora entonces de la senadora Dolores Padierna, la esposa del Señor de las Ligas, el profe René Bejarano, trazó en esas charlas su ruta hacia el tribunal. Y asestó el golpe en el momento crucial.

Norma Rocío Nahle García venía de una humillante derrota. Con una votación récord, había perdido la diputación federal en Coatzacoalcos, en 2012, año de elección presidencial, sin que el Efecto López Obrador la arrastrara al triunfo.

Sucumbió ante el marcelismo —de Marcelo Montiel Montiel— que operó para asegurar la victoria de Joaquín Caballero Rosiñol. A Nahle sólo le quedó patalear, acusar fraude, vociferar que tenía las pruebas del robo, propalar que revertiría el resultado y al final nada ocurrió.

Los berrinches de Nahle son así. Mucho ruido, pocas nueces. Un plato de lengua y la cola entre las patas. La mejor refinería del mundo que no refina una gota de gasolina.

Se acoderó entonces con una ficha de altos vuelos y negro historial: Dolores Padierna Luna, esposa de René Bejarano, actor y protagonista de los videos en que recibía los moches de Carlos Ahumada Kurtz, cientos de miles de pesos para el proyecto obradorista a cambio de contratos de obra en el antiguo Distrito Federal.

Nahle hizo roncha con Padierna. Era su asesora cuando Enrique Peña Nieto implementaba las reformas estructurales. Y la reforma energética pasó con el voto de todos en el llamado Pacto por México, pero sin el aval del Partido de la Revolución Democrática.

Meses después, Mónica Aralí Soto entró al círculo rojo de Rocío Nahle.

Ardida por la derrota en Coatzacoalcos, Rocío Nahle halló en Mónica Aralí la tuerca para su tornillo; una especialista en temas electorales, conocedora del INE, magistrada en el Tribunal Electoral de Baja California Sur, integrante de la Sala Regional del TEPJF en Guadalajara, con reconocimiento en instancias internacionales. Y lo mejor: con un despacho para conflictos electorales, sobre todo los de Veracruz.

Fue un click.

Y Mónica Soto se encumbró.

Anécdotas, testimonios, versiones de primera mano conocidos por INFORME ROJO describen una relación de trabajo que devino en una operación de alto nivel entre Rocío Nahle García y Mónica Aralí Soto Fregoso para consumar el asalto al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que hoy es clave.

En esa mancuerna se hallaban Mónica Soto, el que a la postre fuera secretario de Gobierno de Veracruz, Eric Cisneros Burgos, artífice de la oleada de terror político y gestor de la represión contra periodistas y alcaldes de oposición, y la actual auditoria general del Órgano de Fiscalización Superior del Estado de Veracruz, Delia González Cobos.

A ambos —Eric Cisneros, alias Bola 8, y Delia González— los impuso en sus cargos Rocío Nahle, tal como lo describió en la campaña interna para la coordinación de la defensa de la Cuarta Transformación, el ex delegado de Bienestar y futuro senador por Morena, Manuel Huerta Ladrón de Guevara.

Con Eric Cisneros, Mónica Soto guarda una coincidencia: ella nació en Ciudad Cuahtémoc, Baja California Sur, en 1970, y Bola 8, aunque nacido en Otatilán, Veracruz, emigró siendo adolescente y se formó académica y políticamente en Mulegé y La Paz, en la misma entidad.

Mónica Aralí proviene de la derecha, esa a la que el mesiánico Andrés Manuel cataloga como el conservadurismo, egresada de la Universidad Autónoma de Guadalajara, de las más caras del país, sede de los Tecos, la estirpe de la familia Leaño.

Mónica Aralí Soto se convirtió en la primera mujer presidenta de la Sala Regional del TEPJF de Guadalajara en 2013. De inmediato se acercó al Clan Nahle-Padierna. Y despegó.

Nahle fue asesora de Lola Padierna hasta 2015. Antes, en 2004, mantuvo nexos con Bejarano, líder de Izquierda Democrática Nacional (IDN), una de las tribus del PRD, hasta que el escándalo de los videos, los moches de Ahumada que alcanzaron también a Carlos Imaz, entonces esposo de Claudia Sheinbaum Pardo, hoy bastonera presidencial, hundieron el proyecto de Andrés Manuel.

En 2015, Nahle volvió a contender por la diputación federal en Coatzacoalcos. Sus operadores eran Eric Cisneros Burgos, Manuel Huerta, Benito Soriano Aguilera, una buena parte del PRD que había migrado a Morena, incluidos los aliados de su eterna enemiga, Gloria Rasgado Corsi, y Marcelo Montiel y su grupo priista, a quienes encargó la operación electoral.

Un año más tarde, en 2016, Mónica Aralí Soto fue electa por unanimidad en el Senado, a propuesta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, magistrada del TEPJF, o Trife, por un período de nueve años, de 2016 a 2025.

Fue Nahle quien movió hilos, tocó puertas, habló a los oídos del círculo cercano a López Obrador —una versión señala que hasta al mismo Andrés Manuel— y se gestó la proyección de la abogada Soto Fregoso.

Y a partir de ahí, el asalto a la presidencia del tribunal.

La voracidad de la magistrada es atrevida. Primero se hizo de cómplices. Armó su clan con magistrados afines, a veces Felipe Fuentes, otras Reyes Rodríguez, otras más Indalfer Infante. Nunca con Janine Otálora.

Vio caer al obradorista José Luis Vargas, depuesto de la presidencia del TEPJF bajo acusaciones de enriquecimiento ilícito. Y fue por más.

Luego tejió la telaraña en que cayó Reyes Rodríguez Mondragón y fue rechazando sucesivamente las ponencias de la magistrada Janine Otálora.

Fue Mónica Soto quien validó las campañas disfrazadas de las corcholatas de López Obrador y del Frente Amplio por México, en contraposición a Janine Otálora, quien advertía en su ponencia que violaban la ley electoral.

Y fue Mónica Soto quien realizó la ponencia con la que se estableció que los aspirantes a candidaturas no estaban obligados a renunciar a sus cargos públicos. En concreto protegió a Sheinbaum y a la propia Rocío Nahle, quien se resistía a dejar la Secretaría de Energía. 

Cuando el tribunal electoral quedó con sólo cinco magistrados —las otras dos plazas las mantiene congeladas la mayoría morenista en el Senado—, Mónica Aralí lanzó el último obús. Y el obús fue letal.

Reyes Rodríguez fue acusado de ejercer presión sobre el secretario general del acuerdos del tribunal, de permitir la intervención de despachos en la vida interna del TEPJF y que planteara que fuera la Suprema Corte de Justicia de la Nación la que determinara si procedía o no su renuncia. También le imputaron extorsión a una trabajadora del tribunal.

Y una más: que Reyes Rodríguez Mondragón presionaba al magistrado Felipe Fuentes para que renunciara.

Mónica Soto consumó el cuartelazo cuando Reyes Mondragón presentó su renuncia. Lo relevará a partir del 1 de enero de 2024. Y tendrá el fallo final de todos los conflictos electorales, el presidencial, Congreso federal, nueve gubernaturas, incluida la de Veracruz, y un centenar de alcaldías.

Rocío Nahle dio un golpe crucial. Podrá haber nacido en Zacatecas pero contenderá por la gubernatura de Veracruz, así incumpla el requisito constitucional de ser nativa de la entidad o hija de padre o madre veracruzanos.

Y mientras, la oposición anda en el limbo. El PRIAN, de fiesta, de jolgorio en jolgorio, de mitin en mitin, en la irrealidad. El autoengaño no es atrevido; es suicida.

Mónica Aralí Soto, la magistrada obradorista, de la que alerta hasta el mismo Felipe Calderón, construyó su camino al poder. Y llegó.

Así Rocío Nahle ya controla el Tribunal Federal Electoral.

ARCHIVO MUERTO

* “Alito” recluta a Claudia Balderas y en Morena están felices. La senadora más escandalosa, violenta y abusiva brinca al PRI https://bit.ly/3v3mAjx

* La Policía extorsionadora acecha en Sefiplan. Del brindis navideño al Cuartel de San José; le inventan aliento alcohólico, le retienen el vehículo y exigen más de 11 mil pesos para liberarlo  https://bit.ly/473jEkd

* Los diputados de Morena sólo son ‘levantadedos’: Agustín Bolaños. Nada gestionan: Agua Dulce se inunda, en Coatzacoalcos no hay agua; falla la energía eléctrica https://bit.ly/41jRGQ5

La senadora más escandalosa, violenta y abusiva brinca al PRI; un voto es un voto así esté cargado de vergüenza

Se fue Claudia Balderas y en Morena están de plácemes. “Alito” se llevó la manzana más podrida del cajón.

Salió a pepenar senadoras el líder nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, y halló a la explosiva Claudia Balderas Espinoza, ex novia del célebre Gato Violador —Mario Espinoza Zetina—, detenido por haber llevado al motel a una menor de edad, protagonista de una trifulca con policías de la CDMX que le sembraron droga, aprehendido y acusado por secuestro en Villa Allende, Coatzacoalcos, del que se libró en un abrir y cerrar de ojos.

Claudia no requiere del Gato ni de nadie más para hacer de las suyas. Y mira que es violenta la doncella. Si no, habría que recordar el arrastrón que le acomodó a su prima Amor en pleno Senado, reclamo y patada incluidos, grabados en video para que las redes la despedazaran, y de negarse a pagar la renta de la casa en que vivía en la Ciudad de México hasta la arrendadora la balconeó y tuvo que llevarse sus tiliches a otra parte.

Pero de estas próceres de la patria hay más tela de dónde cortar. 

Quién no recuerda el día en que se trenzó a reclamos y maledicencias en Villa Allende, que no es su lugar de origen pero sí su residencia, con el malviviente Javier Prot, un poroto difamador, defensor de sus amigos secuestradores, indeseable hasta en su familia, cuando en 2018 se dirimía la elección de agente municipal de la principal congregación de Coatzacoalcos.

O las gráficas en que sonríe complacida junto al entonces poderoso secretario de Gobierno de Veracruz, Eric Cisneros Burgos, alias Bola 8 —o Bola Inmunda—, artífice de la oleada de terror que ha marcado y sellado  al gobierno de la pandilla que jefatura Rocío Nahle García, la zacatecana que intenta asaltar el poder incumpliendo con el requisito constitucional de ser nativa de la entidad o hija de padre o madre veracruzanos.

Y así la fructífera carrera de Claudia Balderas.

De rebote llegó al Senado. Bueno, de rebote y no. La “amadrinó” su ex lideresa, Rocío Nahle García, a la que le debe la coordinación de Jóvenes de Morena en Coatzacoalcos. Claudia Balderas se metió a tómbola y, oh, sorpresa, salió agraciada en la lista nacional del partido guinda, en 2018.

Transcurrida la elección federal, hubo un corrimiento de la lista de senadores electos de Morena. Algunos que la antecedían se fueron a ocupar cargos en el desastroso gobierno de López Obrador. Y la entonces señorita Claudia Balderas avanzó y alcanzó escaño. Y a partir de ahí, a abusar del poder y a pasar vergüenzas.

Indeseable en Morena, vivió horas extras en la fracción parlamentaria pejista. Su salida era cuestión de tiempo. Y el tiempo se cumplió.

“Alito” Moreno, al que le urge sumar lo que sea desde que Osorio Chong, Adriana Ruiz Massieu Salinas, Nuvia Mayorga, Eruviel Ávila y Jorge Carlos Ramírez Marín emigraron y el PRI pasó a ser cuarta fuerza política, pepena lo primero que se le atraviesa.

Su nueva adquisición es, por delante de todo y de todos, una fuente de escándalo. Y como “Alito” es iguala la reclutó. Un voto es un voto y el de Claudia Balderas cuenta.

Timadora profesional, la oriunda de Minatitlán —no de Coatzacoalcos— pasó de la cuadra de Rocío Nahle a los brazos de Ricardo Monreal y cuando ya en Morena nadie la quiere cerca, por violenta, por abusiva, por altanera, por mala paga, da un salto con alto grado de dificultad y se deja caer en la bancada del PRI, que es otro bodrio, el bodrio tricolor.

Si se trata de cachar desprestigio, Claudia Balderas cumple el requisito. Seguro le pagarán con una diputación.

Y a seguir el escándalo.

Nada gestionan para los municipios del sur; Agua Dulce se inunda, en Coatzacoalcos no hay agua; falla la energía eléctrica

Tania Cruz, como Eusebia Cortés y Sergio Guzmán, son diputados levantadedos. No gestionan, no tramitan, olvidan el rezago, el abandono del sur.

Puntilloso, Agustín Bolaños cuestiona: “No hay separación de poderes”. Están doblegados a lo que ordene el Ejecutivo federal.

“No se gestiona. No hay obras hidráulicas”, dice quien aspira a ser candidato del Frente Amplio a la diputación federal por el distrito de Coatzacoalcos. 

Tino Bolaños, como se le conoce a este activista social, especialista en el tema electoral, es el único que ha interpuesto denuncias formales contra el alcalde Amado Cruz Malpica. Lo acusa de nepotismo. Exhibe, rastrea, documenta cada caso.

Ante la Contraloría Municipal acreditó la ilegalidad de los nombramientos del alcalde suplente, Ricardo Ordóñez Malpica, primo de Amado, como coordinador de asesores, director del deporte y secretario del ayuntamiento, éste último avalado por el cabildo. Y así como él media docena de parientes más.

Su última denuncia fue una bomba: la contaminación del basurero municipal, ubicado en Villa Allende, la principal congregación de Coatzacoalcos, es una bomba de tiempo. Una organización no gubernamental acreditó afectaciones a los mantos freáticos y problemas de salud que van desde enfermedades gastrointestinales hasta tuberculosis en la población.

Hoy aspira a la candidatura a la diputación federal por el distrito de Coatzacoalcos. Y en la segunda pasarela del Frente Amplio, describe al sur de Veracruz en el abandono.

“Las casas de la ribera del río Tonalá (municipio de Agua Dulce) están por lo menos hundidas porque no se ha dragado. Como el alcalde (Noé Castillo Olivera, de Morena) paga a los medios de comunicación, no dicen nada. Lo quieren de candidato a diputado.

“Agua Dulce está necesitando obra hidráulica y eso es trabajo del legislador federal. Es lo que debe hacer la diputada Tania Cruz Santos.

“La labor legislativa ha dejado de ser relevante. Los tres diputados por Coatzacoalcos, Tania Cruz, federal; Eusebia Cortés, local, y Sergio Guzmán, del Coatzacoalcos Rural, han pasado a ser ‘levantadedos’, que vienen a entregar una pequeña despensa y eso lo utilizan como si fuera labor legislativa.

“La labor legislativa debe asesorar a todos los municipios del sur cuando están en ventanilla para proyectos económicos, para carreteras, para obras hidráulicas. Y eso es lo que se ha dejado de hacer seis años.

“Lo que yo haría: conectividad. Tenemos toda las carreteras a Villahermosa saturadas. Esas se tienen que mejorar con distribuidores viales, mejorar la carretera federal que va hacia El Burro, y buscar alternativas que deben ser prioridad.

“Necesitamos rellenos sanitarios por municipio, no por regiones. Constantemente hay cortes de luz en Coatzacoalcos. Ahí tenemos la muestra del amor que tiene la ex secretaria de Energía, Rocío Nahle García, por Coatzacoalcos. Y dicen que en todas las administraciones pasa lo mismo. No es cierto. En ésta se ha agravado”.

Y sigue:

“Coatzacoalcos no tiene agua. Somos dependientes de Tatahuicapan. Y cuando ellos protestas, tienen razón. Están deforestando allá, en la sierra. Se quedan sin agua allá. 

Necesitamos agua para la región, Coatzacoalcos, Minatitlán y los municipios del distrito”.

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