Jueves, 28 de marzo de 2024
Mussio Cárdenas Arellano

Mussio Cárdenas Arellano

Atrapado en el mundo de las letras y la denuncia social, Mussio Cárdenas Arellano cuenta ya con un extenso kilometraje recorrido en el periodismo. Lejano parece ya aquel 1978 cuando en Coatzacoalcos, su tierra natal, escribió sus primeras notas. Transitó por la entrevista, el reportaje, la crónica, el artículo y la columna política. Fue corresponsal de la revista Proceso, Imevisión, IMER, Contralínea; fundador de las revistas Contacto e Informe Rojo; analista político en radio y televisión, y ganador del Premio México por columna política, en 2009, otorgado por la Federación de Asociaciones de Periodistas de México (FAPERMEX). Su contacto con el periodismo viene de familia. Su padre, Mussio Cárdenas Cruz, y sus tíos Emilio, Francisco y Paulino, constituyen una dinastía de periodistas veracruzanos de reconocido prestigio. Actualmente escribe la columna Informe Rojo, que se publica en portales en internet y medios escritos con amplia aceptación entre la opinión pública.

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Apaleada, Rocío Nahle será candidata así la hayan masacrado en las encuestas, así sea nativa de Zacatecas y no de Veracruz, así viole la Constitución y sus ex aliados hayan trapeado con su disfraz de jarocha el escenario de la sucesión.

Doña Rocío cayó al tercer sitio, según las encuestas a modo de Eric Cisneros Burgos, el rufián que fue brazo ejecutor de la zacatecana en la Secretaría de Gobierno de Veracruz, con el que disfrutó asediando y persiguiendo rivales políticos hasta que el llamado Bola 8 tuvo una revelación divina —o maligna— y se creyó con los tamaños para disputarle la candidatura de Morena a gobernador.

Nahle era la estrella de la película, la bendecida del mesías de Tepetitán, o sea Andrés Manuel, hasta que a otro Manuel, el señor Huerta Ladrón de Guevara, ex delegado de Bienestar en Veracruz, se le ocurrió decir que la zacatecana perdió la encuesta, la ganó él, pero le daba chance de ser candidata por género, y que se suma al proyecto, al fin que lo suyo, lo suyo, es ser senador.

Dos ex aliados de la ex secretaria de Energía, el tal Bola 8 y el tal Huerta, la vieron perder. Dos ex aliados, dos poderosos en Morena, la vieron atrás, pero muy atrás, en el sondeo de percepción ciudadana. Dos ex aliados de Rocío Nahle no la vieron ganar.

Aún así la oriunda de Río Grande, el municipio con mayor producción de frijol del país, enclavado en el norte de Zacatecas, será candidata porque en el partido guinda sólo cuentan las talegas de López Obrador y no lo que piensen los morenistas ni lo que diga la ley.

Las encuestas, no los delirios de López Obrador, le dieron a Rocío Nahle un honroso tercer lugar. La medalla de bronce le podría servir, si acaso, para ser diputada federal vía plurinominal, pero no candidata al gobierno de Veracruz.

Rocío Nahle, Miss Zacatecas, fue masacrada en la medición de cuatro empresas encuestadoras, cuyos resultados los dio, presuroso, Eric Cisneros. La noche del sábado 28 de octubre los conoció y el domingo 29 los filtró.

El ardid es obvio. Si le dan tiempo a la operación maquillaje, Nahle y su banda arreglan los números y se lleva, no el 100 sino el 110 por ciento de la opinión a su favor. Y antes que los madrugara, la madrugaron.

Una encuestadora, Visión Consultores, tuvo números a favor de Eric Cisneros que nadie en su juicio podría creer: 42 puntos para Bola 8 contra 25 de Manuel Huerta, 23 por ciento de Rocío Nahle y 10 puntos del diputado federal Sergio Gutiérrez Luna, el que ni hiede ni huele.

Esa medición de opinión se levantó entre el 23 y 25 de octubre cuando la efervescencia morenista se hallaba en punto de ebullición.

Otra encuestadora, Global Pollster, muestra a Eric Cisneros con 39.5 por ciento; Manuel Huerta, 24.4 puntos; Rocío Nahle, 23 por ciento, y Gutiérrez Luna, 13 puntos.

En la encuesta de Z Research, Eric Cisneros tiene 43.8 por ciento; Manuel Huerta, 28.2 puntos; Rocío Nahle, 25.8 por ciento, y Sergio Gutiérrez 11.2 puntos.

La cuarta encuesta, de Media People, le da a Eric Cisneros 40.6 por ciento; Manuel huerta, 26.2 puntos; Rocío Nahle, 24.5 por ciento, y Gutiérrez Luna, 8.7 puntos.

Cuatro encuestas, cuatro derrotas. Y en todas Rocío Nahle se va al tercer lugar.

Los técnicos dirán que fue un descontón; los rudos, que fue una madriza. Los pensantes en Morena, que no son muchos, saben que con esa candidata no se gana ni una diputación.

Y si le agregan que es INELEGIBLE, peor.

Y si reparan en que su candidatura irá a los tribunales por no ser nativa de Veracruz, ni hija de veracruzana o veracruzano, como exige la Constitución local, infinitamente peor.

El disfraz de jarocha no cuenta. Las arengas de Rocío Nahle ufanándose que es más veracruzana que La Bamba, es show. Aloca a sus fanáticos pero no evitará la anulación de su candidatura. Y Morena no tendrá con quien contender.

El mito de Rocío Nahle no es tan mito. El fiasco de Rocío Nahle sí es una realidad.

A la zacatecana la conocen en el sur de Veracruz. Impuso alcaldes, dos diputadas federales y dos diputados locales. Y de todos no se hace uno.

El sur es su bastión, pero Morena no tiene capacidad de operación. De no ser por sus acuerdos con priistas en Coatzacoalcos y petroleros en Minatitlán, Agua Dulce, Las Choapas y Nanchital, perdería todas las elecciones. Nahle, pues, se debe al PRI.

Fuera del sur, naufraga. En el centro y, sobre todo, en el norte, es pieza de quinto nivel.

Cuando Acapulco fue impactado por el huracán Otis, Rocío Nahle anunció la suspensión de su gira por el norte de Veracruz. Su argumento, la solidaridad con los damnificados.

La versión real es otra. Nahle no entró al norte porque es territorio de Eric Cisneros, tierra violenta, tierra de cárteles y otros delincuentes, tierra de amenazas que se cumplen, tierra donde la vida no vale nada.

Del norte es Reveriano Pérez, alias El Pelón, líder de la banda de Los Pelones, al que el ex fiscal Jorge Winckler, yunista azul, encarceló, y Morena lo puso otra vez en libertad. Y de ahí a la candidatura morenista a la alcaldía de Coxquihui, que El Pelón no pudo ganar, así fuera elegido y tuviera la bendición de Eric Cisneros, alias el Bola 8.

Winckler pagó la osadía. Lo destituyó la pandilla de Morena sin tener mayoría en el Congreso, valiéndose de una treta en la Comisión Permanente, violando el procedimiento y lo que establece la Constitución de Veracruz. Al fiscal se le nombra y se le destituye en el pleno.

Lo que siguió fue la persecución, el asedio, la captura y Winckler se halla bajo proceso penal en un reclusorio federal, lejos de Veracruz. Osó tocar al honorable delincuente, don Reveriano Pérez, alias “El Pelón”, protegido de Eric Cisneros.

El norte es territorio narco. En Poza Rica opera El Coco, jefe de plaza al que le atribuyen los cuerpos desmembrados, embalados en plástico, congelados en neveras y refrigeradores, hallados en dos casas de seguridad. Dicen las mantas que El Coco es intocable, que tiene la venia del gobernador Cuitláhuac García.

Y en Pánuco, Tuxpan, Martínez de la Torre, Papantla, Chicontepec, donde la violencia es la reina de todas las atrocidades, Bola 8 es el mandón.

Y rezan los reportes del Ejército, revelados por el Colectivo Guacamaya, que hay vínculos de Cisneros Burgos con grupos delincuenciales.

A ese norte violento no se atrevió a llegar Rocío Nahle. Y cuando llegó al sur habló de guerra sucia, fuego amigo, groserías y “amenazas”. Pero no explicó de quién.

Días después vendría la encuesta y le fue mal. Las cuatro que difundió Bola 8 la sitúan en tercer lugar. Manuel Huerta sostiene que él ganó, pero si es por género, con gusto se suma al proyecto y la deja pasar. A cambio sería senador.

Dos ex aliados la vieron perder. Bola 8 se adelantó al resultado de la encuesta oficial mostrando la derrota de Nahle en cuatro sondeos. Huerta en una carta a Claudia Sheinbaum, Mario Delgado, Alfonso Durazo, la cuasi candidata presidencial y sus corifeos, informó que ganó él, no la favorita del porro de palacio.

Hay tiempo para maquillar la debacle. El 30 de octubre se revelaría el resultado de la encuesta oficial. Se postergó. Será para el 10 de noviembre. Será un trabajo para la inteligencia artificial. Que la repudiada zacatecana brinque al primer lugar porque tiene que tener el amor de la secta y porque sería una vergüenza que la favorita del porro de la nación no pueda siquiera ganar una encuesta interna en Morena.

Rocío Nahle será candidata, les guste o no. Para eso están las talegas de López Obrador.

Archivo muerto

Quince meses de retraso y de la gasolina de Dos Bocas, nada. Se fue Rocío Nahle y el proyecto sigue varado. Dejó la Secretaría de Energía, faltando a su promesa de que dejaría la refinería en plena producción. Como siempre lo hace, mintió. Norma Rocío Nahle García, la zacatecana, se ha dado gusto tomándole el pelo al Peje, su jefe, el primer porro de la nación, con el cuento de que la refinería Olmeca, ubicada en Dos Bocas, Tabasco, sería la panacea en cuestión de producción de combustible. Le mintió con el costo —8 mil millones de dólares y lleva más del doble— y con el tiempo de construcción —tres años y lleva cuatro y tres meses—. El 1 de julio de 2022, Nahle y el Peje Andrés Manuel López Obrador protagonizaron una obra de teatro llamada “Inauguración de la Refinería Olmeca”. Cortaron el listón, sonrieron, posaron la foto y se abrazaron por el éxito falsamente obtenido.

Al día siguiente dijeron que se terminó la construcción pero ahora había que ensamblar los pedazos. Y de entonces a la fecha, Nahle ha hilado un rosario de falsas fechas de arranque. Horas antes del 1 de julio de 2023, o sea un año después de la “inauguración”, mostró un frasquito con un liquido en su interior. “Es gasolina primaria”, dijo. Obvio, no era gasolina.

Era nafta, con la cual no circulan los vehículos. Y luego la atrapó la calentura por gobernar Veracruz. Me voy en diciembre porque primero tengo que echar a andar Dos Bocas, dijo, palabras más, palabras menos. Pero no, se fue antes. O mejor dicho, la fueron pese a que Morena determinó que para ser candidato no se requería separarse del cargo público. Eso dijo Morena pero el dueño de Morena, el mesías de Tepetitán, la mandó a volar literalmente antes de que terminara de salar la refinería.

Rocío Nahle no cumplió el encargo. Dejó la Secretaría de Energía sin que Dos Bocas genere un solo litro de gasolina. Se fue con la vergüenza de ser una farsante. Se fue cargando la mentira de que se podía construir la refinería Olmeca con 8 mil millones de dólares. Se fue con la mentira de que se podía construir en tres años. Debió concluirla el 1 de julio de 2022 y no lo hizo. Este miércoles 1 de noviembre se cumplieron 15 meses de retraso y de la gasolina, nada.

Así es Rocío Nahle, la zacatecana. Es doña Barbaraza. Todo lo que toca lo echa a perder… Alguien se propuso dinamitar al PRI en Coatzacoalcos y le salió bien. Enfiló a Octavio Sen Ávila a la presidencia del tricolor local y se olvidó que había que hacer bien el enjuague. Nadie tomó en cuenta a Sheyla Jara, la dirigente juvenil que se ha ganado su lugar a pulso. Y Sheyla, que sabe hablar, ya se las cantó. Impugnará en los órganos del descolorido PRI y luego en los tribunales electorales, donde duelen sus resoluciones. Octavio Sen, que es un buen cuadro, compró boleto y se sacó un tigre. Asumirá el domingo 5 la presidencia el PRI en Coatzacoalcos y llevará en la secretaría general a Carmen Ortigoza. Relevan a Matías Pacheco y Nereida Santos, quienes se mantuvieron por cuatro años en sus cargos. Sen Ávila representa el relevo generacional y hará tres años ya, lanzó un mensaje que hoy se cumple: los priistas locales también cuentan, también hablan y también operan. Por supuesto que dejando al margen a Sheyla.

Y la joven se las va a complicar. Octavio Sen se maneja en la línea del ex candidato a la alcaldía de Coatzacoalcos, Carlos Manuel Vasconcelos Guevara, el líder obrero que nunca ha sido obrero y que dijo que renunciaría a la CTM y al PRI y luego se convirtió en candidato priista a la alcaldía de Coatzacoalcos, en 2021, porque así son los mentecatos mentirosos que el combustible de la política es la mentira. Octavio Sen es hijo del ex diputado federal y ex síndico municipal, Héctor Sen Flores, un tipazo, apreciado por propios y extraños. Su hijo, Octavio Sen Ávila, llega encabezando a jóvenes que intentan darle su propio sello al PRI. Con él, se mueve Carlos Cedano, empresario ganadero con una nueva visión política, al que se ubica ya como aspirante a la alcaldía en 2025.

Todo sería terso pero ignoraron a Sheyla, le conculcaron su derecho a presidir el PRI y la mina detonó… Amado Cruz Malpica menosprecia al portal Al Calor Político. Le asigna sólo 20 mil pesos mensuales por concepto de publicidad mientras que a un ente local, Imagen y Política, le paga 40 mil pesos al mes, de acuerdo con el contrato ARB-AD-033/2023. Nada vale Joaquín Rosas Garcés, propietario de Al Calor Político, según el trato que le da el alcalde morenista de Coatzacoalcos. Nada representa el portal más visto entre el mundo político de Xalapa, capital de Veracruz. Comparado con el medio de Rosas Garcés, Imagen y Política, fundado por la extinta Azucena Rosado Sosa, es nada. Ahí no hay información crítica, ni interesante, ni análisis. Sólo aplauso y lisonja, y las fotografías de la directora, Teresa Rosado, con el político al que le cubre la nota. En cuestión mediática, Amado Cruz Malpica es un cero a la izquierda.

Su imagen pública es deplorable, manchada por su escandalosa corrupción, la complicidad con quienes violan la ley, la vida fifí de su esposa, Esther Mortera Zetina, que le carga los gastos de atención médica al erario y la rehabilitación de su rodilla se la chuta en un departamento de lujo en Villahermosa, Tabasco, que también paga el ayuntamiento.

Coatzacoalcos se sigue cayendo a pedazos. Coatzacoalcos carece de proyecto. Coatzacoalcos continúa en manos del crimen organizado y la delincuencia morenista. Y Amado, como Neil Armstrong, en la Luna. No por nada Amado Cruz Malpica ocupa el lugar 124 de 150 alcaldes, evaluados en el ranking de la agencia Mitofsky. No saber cómo proyectar imagen, ni donde hacerlo, produce alcaldes que están en el cesto de la basura y no lo ven…

Acapulco: un presidente empantanado

Miércoles, 01 Noviembre 2023 14:12

Entre el lodo, Andrés Manuel se ve como es. Devorado por Otis, no supo qué hacer antes y después del impacto del huracán, ni alertando a tiempo ni atinando a coordinar la ayuda, empantanado, en la ignorancia, en la terquedad.

Entre el lodo, montado en el Jeep militar, López Obrador se ve descompuesto, la expresión perdida, los ojos que traslucen el azoro mientras la tropa palea intentando asentar las ruedas en algo firme, esperando ser remolcado y advirtiendo que minutos después, su estampa, su caricatura política, sería motivo de escarnio nacional.

Tuvo que sumir los pies entre el lodo, como medio país imaginó, por la necedad de ir por tierra a Acapulco, ignorando las voces que advertían de caminos cortados, cerros desgajados, miles de hectáreas devastadas por la fuerza de Otis. Hasta el más ignorante sabe que al Presidente se le lleva a cualquier zona de desastre vía aérea.

Protagonista del ridículo, López Obrador llegó a duras penas a Acapulco. Vio a Evelyn Salgado, la gobernadora que sólo sabe bailar, la porrista del presidente. Supo de la magnitud del meteoro, de los estragos, de la gente sin casa, de los que perdieron todo, la ropa, el techo, los bienes, la vida. Y se marchó.

Al día siguiente, destazado en los medios y las redes, destilaba rabia. Le pudo la carcajada nacional al verlo empantanado, trepado en el Jeep del Ejército, hecho trizas por la opinión nacional, por leer el “nada podía salir mal” de Joaquín López Dóriga mostrando el video en que avanza el vehículo militar y queda varado, y las risas, y las mofas, y la burla que se suscitan y se multiplican.

Su mañanera fue one more time, el escenario de rabia, desfogando ira, tildando de buitres, corruptos, neoliberales, conservadores, a los que divulgan la realidad, las escenas de la tragedia, el coraje de los damnificados, el reclamo de los pobres, el dolor de los que perdieron familiares, los que sobreviven al fenómeno devastador y a la inútil autoridad.

Las víctimas, según Pejetustra, no son los damnificados; es él. La víctima no es el que no halla a sus familiares, arrastrados por la corriente de agua, por el lodo del cerro desbaratado por el huracán. La víctima no es el que murió cortado por los cristales fragmentados por Otis en hoteles y edificios. La víctima no es el que se quedó con lo que trae puesto, y el que no había comido en horas, ni bebido agua porque ni eso quedó. La víctima, según el manual del populista perfecto, es Andrés Manuel.

A los medios que realizan la cobertura, los cronistas de la tragedia, el reportero que halla la historia, abre el micrófono, le da voz a la víctima, camina entre los escombros, graba vehículos apilados, unos contra otros, unos sobre otros, árboles sobre casas y calles, hoteles que fueron de cinco estrellas y hoy son un cascarón, a esos insensatos que sólo informan les llama buitres.

Andan “como buitres, buscando fallecidos”, suelta el presidente. Y reclama, con razón, la difusión de una fake news, la de los 16 muertos en un hospital del Seguro Social, que nunca ocurrió.

Y suelta una frase tan insólita como imprudente: “Nos fue bien. No nos fue tan mal”, cuando el primer balance registraba 13 muertos y seis no localizados. Pues sí les fue tan mal a los familiares de las víctimas porque cada vida es un tesoro y cada muerte implica dolor.

Los muertos son reales. Y la cifra crece, día a día. Y no porque haya buitres que busquen fallecidos. Hoy los muertos suman 46, y 58 desaparecidos, oficialmente, aunque la gente, el pueblo, habla de un centenar de víctimas mortales y otros cien marineros de los que nada se sabe, rechazando las cifras del gobierno, calificándolas de amañadas para ocultar la realidad.

“Para que vean el nivel de vileza —suelta el Peje—, tienen problemas los jefes (de los medios) con el Gobierno, porque no es un asunto personal, porque antes vivían colmados de privilegios, se sentían dueños de México y como las cosas han cambiado, como sucedió cuando la pandemia, en vez de ayudar se dedican a atacar, a calumniar, a difundir mentira, atemorizar a la gente. Ya basta de eso”.

Está dicho, la víctima es él.

Encendido, endiablado, Andrés Manuel cree que la víctima no puede ser nadie más. Y se duele. Y se indigna al ver correr la película del momento previo al impacto de Otis, las horas perdidas, los llamados no realizados, la indiferencia, la negligencia criminal. Los tres niveles de gobierno, los tres de Morena, y su negligencia criminal.

Alertado 21 horas antes sobre la fuerza del huracán por el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos, nada dijo en la conferencia mañanera, su programa de variedad, el 23 de octubre. Transcurría el tiempo y siguió indiferente. Su alerta, vía Twitter, llegó a las 8:06 de la noche, cuando Otis ya era categoría 4, con ráfagas de 270 kilómetros por hora. Cinco horas más tarde, las madrugada del martes 24, arrasó Acapulco.

Un mensaje en Twitter, supone López Obrador, es un operativo de prevención. De ese nivel la negligencia del presidente.

Y así la alcaldesa de Acapulco, Avelina López, también morenista, la que definió la rapiña en centros comerciales luego del efecto del huracán, como “cohesión social”.

O el aviso de la gobernadora de Guerrero, Evelyn Salgado, a eso de las 11 de la noche.

Nadie perifoneó en las colonias de Acapulco, ni evacuaron a la población vulnerable, los que habitan casas de lámina y cartón, en condiciones de riesgo en las laderas de los cerros. No se les trasladó a refugios. No se aplicó ningún protocolo de seguridad. La prevención falló.

Otis arrasó Acapulco. Destruyó su infraestructura turística, hoteles y restaurantes, centros nocturnos y lugares de esparcimiento. Golpeó a sus más de 800 mil habitantes, prácticamente todos viviendo de la economía que genera el turismo.

Devastado, Acapulco reclamaba una acción rápida, certera, atinada, tras perder la energía eléctrica, las comunicaciones, cómo suministrar alimentos, cómo proveer agua, cómo cubrirse la piel tras perder casa, ropa y hasta lo más elemental. Un auténtico caos.

Acapulco urgía acciones para levantar a los muertos y atender a los heridos, para dotar de refugio a los que perdieron sus hogares.

Y entonces apareció Andrés Manuel. Y soltó una genialidad: la ayuda se canalizaría a través del Ejército, la Marina y la Guardia Nacional. Fuera de ellos, nadie más.

Relegada, la sociedad civil no atinó qué hacer. Y la desinformación en redes sociales seguía. El Ejército, decían las voces anónimas, confiscaba todo y lo convertía en ayuda del gobierno federal. Falso. Y había robo de la ayuda por parte de militares. Falso. Y maltrataban y golpeaban a quienes llevaban víveres y ropa. Falso.

López Obrador había incurrido en el error de la pandemia por Covid. Pretendió acaparar la ayuda, como antes lo hizo con la vacunación, y se encaminó al fracaso.

Avasallado por los medios de comunicación, a los que tilda de buitres, vio las escenas de ira y dolor. Vio a la mujer que amaga con aplicar voto de castigo en Acapulco, obviamente a Morena, por la ayuda que no llega, no porque estén molestos sin “porque estamos emputadísimos”.

Vio a la mujer que cuenta que bajo los escombros yacen los cuerpos de dos familiares “y ya huele mal” por el efecto de la descomposición. Y no hay como rescatarlos y darles sepultura. Y no se atreve a mover los restos y llevarlos en carretilla como lo hacen otros “porque es delito”.

Y conoció el relato de don Cándido Trinidad, arrastrado por la corriente, que al volver a lo que fue su hogar sólo encontró el cuerpo de su nuera, pero no halla aún a sus dos hijos, presuntamente sepultados por el lodo.

Tres días así. Y fueron tantos los relatos de dolor y muerte, de olvido y devastación, que Andrés Manuel tuvo que ceder. Entraron las organizaciones civiles, las iglesias, la Cruz Roja. Unas llevaron comida. Ayudaron al Ejército en la instalación de comedores. Otros proveyeron ropa. La CFE en labor titánica logró restablecer el servicio en el 65 por ciento de Acapulco y horas después el 85 por ciento. Volvió a haber internet, lo que permitió que fluyera la comunicación y las familias supieran si estaban bien y qué tantos bienes se había llevado el huracán.

Una semana después, hay alivio pero la devastación no termina. Hay decenas de colonias que no reciben ayuda. Y así en Acapulco, Coyuca de Benítez y otras comunidades afectadas. Muchos emigraron. Dejaron lo que quedó de sus casas y se trasladaron a otros municipios de Guerrero o a otras entidades.

Y López Obrador sigue con su pantano mental. La mañanera, su foro cotidiano, su programa de variedades, le sirve para atacar a los que muestran la realidad, los que documentan la tragedia, los que dan voz a los que están “emputadísimos” por el fiasco de gobierno, por la ineptitud presidencial.

Sumido en el lodo, queda la estampa de un presidente torpe, del inútil de palacio. Andrés Manuel no supo qué hacer antes de la tragedia, no alertó. Y después no coordinó la ayuda. Sólo mostró —y muestra— su mezquindad.

Otis, el huracán que destrozó Acapulco, lo empantanó.

Archivo muerto

Nahle, como al Peje López Obrador, gusta de violar la ley. Su rostro, el abrazo, el casco, el guinda, las siglas de Morena. Y el lema: “Rocío Nahle Va”. Y así miles de pegotes, de mantas, de microperforados, de bardas, de espectaculares en la campaña ilegal, campaña adelantada, campaña cínica con que la ex secretaria de Energía intenta asegurar la candidatura, también ilegal, al gobierno de Veracruz. No hay calle en Coatzacoalcos que se salve.

Aturde la propaganda con el rostro de Norma Rocío Nahle García, y su sonrisa, . Provocan caos vehicular sus huestes, parando automóviles, ofreciéndoles colocar en los medallones de los automóviles el microperforado con la estampa de la ex secretaria de Energía. Miles de taxis, que son concesión pública, que no debieran portar propaganda alguna, ya exhiben la figura de la zacatecana que ha pretendido, en vano, inventarse como veracruzana, disfrazándose de jarocha, sintiéndose más rítmica que La Bamba y hasta acusando que se le discrimina políticamente porque no la dejan violar la ley. Y no hay INE que sancione. Puede estar a la vista de todos pero la Junta Distrital del Instituto Nacional Electoral no interviene. Y salvo la voz de Agustín Bolaños, de la asociación Allende 213, no hay “oposición” que alce la voz.

El Frente Amplio sigue en el letargo sin imponer recursos legales por la campaña adelantada e ilegal de Rocío Nahle. Lo tienen todo y no hacen nada. Y Rocío Nahle sigue en lonas mostrando los dientes… Mal y de malas, Moisés Zarco en su intento de ser el candidato del Frente Amplio a la alcaldía de Coatzacoalcos. Acude a una reunión en el Partido Acción Nacional y exhibe soberbia. Describe al panismo como un masa a la que la sociedad rechaza. Y lo que requieren es un candidato con su perfil.

Puede tener razón pero tácitamente los fue a insultar. Y el panismo, que poco quiere, ya lo sentenció. Si Moisés Zarco Lacunza fuera el candidato, preferiría no aliarse con el PRI y PRD. Zarco es un fantasmón. Usa las redes sociales, no para ayudar al necesitado, ni para ventilar corruptelas, ni para enfrentar el abuso de la autoridad, sino para constituirse en el candidato emergente, otro Xóchitl, que requiera la oposición. Zarco es el ajonjolí de todos los moles, la tortilla de todos los tacos y la catsup de todo hotdog. Pero en el fondo es obradorista. No hay conflicto que no aborde en que Zarco no repita que una cosa es Andrés Manuel Lopez Obrador y otra es Amado Cruz Malpica y antes Víctor Manuel Carranza. O sea, el presidente morenista es el bueno y los alcaldes morenistas son los malos. Hay una inclinación al obradorismo que no oculta. Y es una incongruencia.

Mientras Xóchitl Gálvez, coordinadora del Frente Amplio por México, enfrenta a López Obrador, Moisés Zarco Lacunza, el aspirante a Xóchitl de Coatzacoalcos, exime a Andrés Manuel de las corruptelas y atropellos a la ley de los alcaldes morenistas. Zarco supone que los likes son votos. Cree que los amigos en Facebook son amigos reales. Recuérdese su ínfima votación en 2021 cuando fue candidato a la alcaldía de Coatzacoalcos por el partido Unidad Ciudadana. Ni 2 mil votos logró. El Xóchitl obradorista de Coatzacoalcos tendrá que ir buscando otros ilusos a los que pueda engañar…Revivir al PRD es revivir a un muerto. Es darle respiración artificial. Es sacarlo de terapia intensiva, activarlo, crearle estructuras electorales, construir figuras y meterlas en el ánimo de la población. Invencible entre los años 80 y 90, el Partido de la Revolución Democrática cayó en el olvido, en Coatzacoalcos, en lo que fue su bastión.

De aquella cantera de votos, del cuauhtemismo y luego obradorismo amarillo no quedó nada. Aspiró, no a ganar elecciones sino a sobrevivir. Pujó, no por la presidencia municipal sino por pepenar regidurías. Y en el intento quedó. Roberto García Alonso, uno de sus motores, tiene frente a sí revivir a ese muerto, el PRD. Va reintegrando al perredismo que enfrentó al marcelismo en Coatzacoalcos y que asestó severos golpes políticos, diputaciones federales ganadas en las calles, recogiendo demandas populares, reclamos sociales, agitando colonias, acudiendo a la protesta, los que constituyeron la reserva electoral de la izquierda en Veracruz. Sábese que por lo menos la tercera parte de la estructura electoral del Frente Amplio en Coatzacoalcos, ya la armó el PRD…

Desde la entraña, Morena huele peor. Un día delinquen; otro, abusan, y agreden, encarcelan inocentes, violan derechos, encubren y violan la ley, y terminan siendo fermento del odio social en Veracruz. 

 

Y Manuel Huerta alerta: a la desinflada hasta con la policía la quieren inflar.

 

Aquel engendro llamado Cuarta Transformación no llegó a Veracruz. Aquel eslogan de Andrés Manuel López Obrador fue palabrería y política de arrabal, fogón de esperanza y quimera obradorista, vil fantasía con que el tejedor de cuentos engañó a medio país.

 

Una vez, y otra, y otra, Manuel Huerta Ladrón de Guevara reprocha con mensajes crípticos a la élite morenista, al harem del gobernador, al círculo de oro de la ex secretaria Nahle, la banda que en cinco años aprendió a transgredir la Constitución.

 

Sigue en la ruta disruptiva el ex delegado estatal de Bienestar, suponiendo que así, con el mazo en la mano, volando cabezas y desnudando la elección de Estado, habrá de ganar la candidatura de Morena al gobierno de Veracruz.

 

A la banda de Rocío Nahle, ex secretaria de Energía, la “odian” porque —dice Huerta— “se han pasado perjudicando a la gente, lastimándola, metiéndola a la cárcel, no reconociendo sus derechos, no sirviendo absolutamente para nada”.

 

Y habla de simulación, de encuestas amañadas, de recursos a granel, de dinero público. Y toca las obras con dinero federal y las obras con dinero del estado. 80 mil millones de recurso federal, realizando más obra, y 160 mil millones que ejercerá el gobierno estatal en 2024. “Y cuando comparas lo que hace uno y lo que hace el otro… pues como que no cuadran las cifras, quedan mucho a deber”. O sea, es corrupción.

 

De las encuestas para “elegir” al coordinador de los comités Para la Defensa de la Cuarta Transformación en Veracruz, o sea la candidatura al gobierno estatal, Huerta apunta:

 

“Ahora ya todos se dan ganadores en las encuestas. La verdad son encuestas patito, que mandan a hacer todos los días, que como la Chimoltrufia, unas dicen unos números, otras dicen otros, otras en las que ya de a tiro ni aparecemos”.

 

Manuel Huerta hurga y halla pus. Habla con desenfado pero con medias tintas, sin nombres, aludiendo cuando pudiera punzar.

 

No le llama mentirosa y facciosa a Rocío Nahle, la zacatecana que quiere asaltar el gobierno de Veracruz, pero si le dice desinflada.

 

No le dice transa ni corrupto a Cuitláhuac García, gobernador.

No fustiga a Eric Cisneros, ex secretario de Gobierno, por la oleada de terror, persecución política, encarcelamiento de inocentes, muertes provocadas por tortura, uso excesivo de la fuerza policíaca o vínculos con el crimen organizado. O la infamia de haber llevado a ataúdes y amenazas de muerte a la sede del Poder Judicial de la Federación.

No describe a Juan Javier Gómez Cazarín, líder del Congreso de Veracruz, como el ratón de drenaje que opera los cambios a leyes que luego le tumba la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Una de ellas, faltaba más, la Ley Nahle con la que quiso convertir a la zacatecana Rocío Nahle en veracruzana y que se la echan para atrás.

Sólo a dos vicecapos de la famiglia les abrió fuego directo: Eleazar Guerrero, primo del gobernador y subsecretario de Finanzas, y a Zenyazen Escobar, el secretario nudista de Educación en Veracruz.

De las movilizaciones realizadas por Unidos Todos, el grupo de Eleazar Guerrero, surgido al amparo de la Sefiplan, dice:

“Yo nada más los veo, puro aplaudidor. Me da risa, porque los veo, a todos los pintan de blanco, los ponen de blanco, los llevan ahí junto con los chamacos de preparatoria. Y lo peor es que se la creen”.

De Zenyazen Escobar, alias Tarzan Boy, el que en sus años mozos entretenía a las respetables damas del chipandeil, y que ahora declina a favor de Rocío Nahle, con lisonjas y frases serviles, llamándole “gobernadora”, apunta:

“Cero no se le suma nada y solamente hará el ridículo, el cínico. Qué necesidad tienen de exhibirse tanto”.

Y suelta otra:

“Se pusieron de acuerdo para querer sacar la cúpula partidaria que obedece al de palacio y hoy, ya sin descaro alguno, los paleros renuncian y declinan en favor de una de las aspirantes”.

Y le refrenda lo de palero:

“El responsable de la Educación en Veracruz sirve de palero, se prestó para engañar a los veracruzanos, eso no es posible, ojalá que tenga valor y aguante su renuncia y no vaya a querer regresar a cobijarse de la burocracia y para seguir medrando del recurso del pueblo, ojalá aguante como debe ser y no regrese a la SEV, si aguantó el papel de palero, ahí que le siga siendo palero de los moralmente derrotados”.

Huerta es de pronombres, sustantivos y adjetivos, pero de pocos nombres. Así llevado su discurso en el intento de ser candidato de Morena al gobierno de Veracruz.

Ya antes sacudió al obradorismo. Marginado en la votación del Consejo Estatal de Morena que eligió a los finalistas para la Coordinación de la Defensa de la Cuarta Transformación, armó tal bronca que no se lo pudieran sacudir.

Manuel Huerta cuestionó a los que fueron tácitamente obligar a renunciar a sus cargos públicos para participar en la contienda interna de Morena:

“Es penoso que el Presidente tenga que andarlos correteando a escobazos para que renuncien, casi les hace la renuncia y todavía querían permiso para regresar”.

La alusión fue, principalmente, para Rocío Nahle.

Y una y otra vez, en todo espacio a su disposición, en el norte, en el sur, Huerta Ladrón de Guevara les restregó que la Cuarta Transformación no llegó a Veracruz.

En el Movimiento “se perdió el trabajo con la gente y se pretende gobernar desde el Palacio alejándose de la ciudadanía”.

De la unidad interna, dice:

“Mis compañeros aspirantes están en unas prácticas que yo los oía decir que la unidad, pero la unidad es con el pueblo y a partir de prácticas correctas, yo no me puedo unir con quien paga para que vayan a sus eventos, con quien acarrea, con quien utiliza los aparatos de gobierno, con quien usa los recursos públicos, como queda constancia en los propios videos y de manera muy cínica”.

Y del derroche en campaña, señala:

“No es posible que se actúe de manera tan descarada utilizando un exceso de recursos en caravanas con vehículos de más de 2 millones de pesos y con personal de Gobierno, argumentando que la propia ley se los permite. Eso no es la 4T. Esas son prácticas del pasado, contra lo que tanto luchamos, que tanto criticamos. Lo peor de esto es que la gente lo ve y nos critica a todos por igual”.

Y lanza el misil contra Nahle:

“Hasta a la policía la están utilizando para inflar a quien está todavía desinflada, a la que nunca se acerca al pueblo y por eso le cuesta tanto trabajo que tienen que llevarle acarreados a sus eventos y pagarles para que le aplaudan”.

Polémico, controvertido, Manuel Huerta puede arrastrar mil pecados, querencias y mal querencias, pero le puso ritmo al proceso interno de Morena en Veracruz.

Habla y desentona. Se trepa al árbol y hacer crujir la rama. Aturde con sus denuncias en la aldea del silencio.

Le pone el dedo a Nahle, a Cuitláhuac, a Cisneros, a Zenyazen, a Gutierritos Luna. Exhibe el derroche, la elección de Estado en ciernes, el uso del aparato policía, la burocracia con que se acuerpa a una candidata insípida, sin jale popular. Y peor, que no es de Veracruz.

El abuso, el atropello, la constante violación a la ley, los miles de ciudadanos tras las rejas por delitos inventados, el uso del poder para joder, ya dio fruto. Es el odio de los veracruzanos a la élite que circunda a Rocío Nahle.

Y como dice Huerta, hasta la policía es usada para inflar a la desinflada.

Archivo muerto

Sin tanto alarde, Juan Bueno Torio ya es candidateable. Es la carta del Partido de la Revolución Democrática y de un sector del empresariado y de círculos ciudadanos. Ex senador, ex director de Pemex Refinación, ex subsecretario de Economía, ex diputado federal, Bueno Torio es la figura que redondea el proyecto de oposición para Veracruz.

Empresario de altos vuelos, dedicado a lo suyo, el café y otros productos agrícolas, con un altísimo nivel de aceptación en Córdoba, su terruño, y el centro de Veracruz, fue ya aspirante al gobierno estatal en 2016. Antes operó en el sureste la campaña de Vicente Fox Quezada, que marcó la primera transición democrática de México.

Fue pieza clave en los Amigos de Fox. Un operador nato, intuitivo, inteligente. Fue panista y luego se desafilió, en 2015. Juan Bueno Torio fue el primer diputado de oposición en el Congreso veracruzano. Dedicado a su vida privada, a su familia, al impulso a grupos culturales, al deporte, patrocinando proyectos y a personajes que son ejemplo de superación, el PRD le vio espolones para la contienda. Tiene un activo más: es amigo personal de Xóchitl Gálvez Ruiz, futura candidata presidencial del Frente Amplio por México. Será, sin duda, uno de los finalistas para contender desde la oposición por el gobierno de Veracruz, en 2024. Se sabe que habrá de retar a Rocío Nahle a un debate sobre refinación. Bueno, si es que la zacatecana puede burlar la ley por no ser nativa de Veracruz…

Viridiana Bretón y Tito Delfín, los presos políticos del gobernador, dejaron la cárcel. Ambos lograron revertir las maniobras con que el régimen autoritario e infame de Cuitláhuac García Jiménez. Vía sendos amparos, acreditaron que sus confinamientos en penales de Veracruz fueron ilegales, que pudieron llevar sus procesos penales en libertad o en prisión domiciliaria.

Ambos saben que son inocentes, que sufren una venganza política, que son perseguidos políticos del imbécil que desgobierna Veracruz. Viridiana Bretón Feito, periodista y ex alcaldesa de Ixhuatlán de Madero, fue aprehendida junto con dirigentes de organizaciones dedicadas al defender a productores de café, entre ellos Crisanto Valiente, por tener preferencia política distinta a la de la pandilla de Cuitláhuac y del entonces secretario de Gobierno, Eric Cisneros Burgos, alias Bola 8. Al momento de generarse una protesta, en 2022, un grupo infiltrado atacó las instalaciones de la empresa Agroindustria de México, S.A. (AMSA), provocando un incendio. Fue un montaje que sirvió para imputarle, casi un año después, la autoría intelectual de lo que tipificaron como Estragos.

Por ese delito se le mantuvo recluida desde mayo de 2023 hasta el 7 de octubre, seriamente enferma, sabiéndose víctima de un atropello descomunal. Pero al final prevaleció la ley. Un amparo otorgado por la justicia federal le concedió que siga su proceso desde casa y Viridiana a la postre será totalmente libre.

A Tito Delfín lo encarcelaron por intentar ser líder estatal del Partido Acción Nacional. Aliado al grupo de los Yunes azules, sus antiguos rivales, Tito Delfín se encaminaba a conformar un bloque incómodo para Morena en el Congreso de Veracruz y, más aún, en la contienda por el gobierno en 2024. Cuitláhuac, vía la fiscal espuria, Verónica Hernandez Giadáns, aliada de Eric Cisneros, revivió una antigua denuncia que el yunismo azul le había armado a Tito Delfín cuando eran enemigos a muerte.

La activó, integró la carpeta y solicitó la orden de aprehensión por un presunto delito ambiental cuando fue alcalde de Tierra Blanca. Por ese delito no debió ser remitido a una prisión. Pudo llevar su proceso en libertad o en arraigo domiciliario. Logró amparos que le concedieron su libertad y de inmediato lo volvieron a aprehender.

La infamia de los miserables morenistas en toda su expresión. Finalmente, con la espada de la justicia federal encima, el juez de control le otorgó su libertad para proseguir su defensa desde casa. Viridiana Bretón y Tito Delfín son dos casos más de persecución política. No está lejos el día en que Cuitláhuac, Cisneros y Verónica Hernández Giadáns paguen por tanto atropello a la ley… Queja contra la juez laboral de Coatzacoalcos, Claudia Bolaños, en el Tribunal Superior de Justicia de Veracruz.

La agraviada, María Guadalupe Rincón Reyes, denuncia que emitió una sentencia en la que omitió juzgar con perspectiva de género, fue parcial en favor del patrón, deslindándolo de toda responsabilidad y actuó de manera ilegal, incluso permitiendo que el abogado de la otra parte, Juan Zamora Lemus, “hasta casi de prostituta me trató”.

El hecho, según consta en la queja, quedó registrado en el video de la última audiencia y la jueza Claudia Bolaños lo permitió. La jueza le impuso a María Guadalupe Rincón la carga de acreditar la relación de trabajo y no al patrón. Juan Ángel Méndez, debió justificar el despido o simplemente la negación de la relación laboral.

Lo grave es que en una audiencia se trate a la demandante de justicia como prostituta por parte del abogado patrono y la jueza, que es mujer, lo haya permitido. La última palabra la tienen los magistrados del Tribunal Superior de Justicia…

 

 

Repudiado, inservible, al PRI sólo faltaba que el duartismo lo cooptara y lo cooptó. Su hijo preclaro, Adolfo Ramírez Arana, es el nuevo sátrapa al frente del tricolor en Veracruz.

A su vez, el fidelismo, que es una fábrica de hampones y rufianes que merodean el poder, llevó a Lorena Piñón —en alguna elección fue Piñón azul panista— a la secretaría general del comité estatal.

O sea, queriendo dar un salto al futuro, el PRI volvió al pasado brutal.

Los que saquearon a Veracruz lo agradecen. Los que inventaron empresas fantasmas lo disfrutan. Los soñaron ser ladrones de cuello blanco y lo lograron, se regodean.

Ramírez Arana y su esposa, Ana Rosa Valdés, son adictos al poder y al negocio que entraña el poder.

Si Adolfo fue alcalde de Pasos de Ovejas, Ana Rosa también. Si Adolfo fue diputado local, Ana Rosa lo intentó y en la maroma se quedó. Si Adolfo se montó en el lomo del dinosaurio priista, Ana Rosa igual. Su respetable esposa es, literalmente, su compañera de correrías políticas.

Llega Ramírez Arana a la presidencia del PRI estatal por un dedazo, el de Alejandro “Alito” Moreno Cárdenas, líder nacional, que así revitaliza a las viejas lacras, los depredadores de las instituciones y el erario que hicieron de Veracruz un botín.

Ramírez Arana, un insigne fidelista de conductas violentas y tretas políticas, releva a Marlon Ramírez Marín, otro adicto al poder, que cumpliera su período de cuatro años y si no se le orilla a irse, ahí que se quedaría per saecula saeculorum, por los siglos de los siglos.

Ramírez Arana y Marlon Ramírez son galgos del mismo establo. Políticamente, nacieron con Fidel Herrera, el ex gobernador, y Javier Duarte, el ladronazo que hoy purga condena de nueve años por saqueo al erario, los hizo a su imagen y semejanza.

La sucesión en el PRI veracruzano es la estampa de un proceso manoseado y una simulación calculada.

Hace cuatro años, el PRI convocó a su militancia, simulando que son bien democráticos. Hubo voto secreto, compitiendo los fidelistas contra los duartistas. Y todos se acomodaron. Algo así como rifa entre amigos.

Marlon Ramírez fue el ganador y Adolfo Ramírez el que cargó con la derrota. Pero de ahí para acá, Marlon fue un fiasco.

Es un perdedor nato. 2021 fue su Waterloo. El PRI perdió 19 de 21 diputaciones federales —sólo un priista, Pepe Yunes, logró triunfar en el distrito de Coatepec; la otra victoria fue para la panista Maryjose Gamboa Torales, en el puerto de Veracruz—. En las 30 diputaciones locales el PRI no pintó.

Al interior del PRI, Marlon Ramírez fue peor. Provocó el divisionismo, el alejamiento de la militancia, el éxodo a Morena, al Partido Verde, al Partido del Trabajo. Y qué decir con el manejo de las prerrogativas económicas. Se le imputó falta de pago al personal mientras a sus “aviadores” se les depositaba puntualmente. El PRI nacional ofreció auditar su gestión, algo que nunca ocurrió.

El PRI de Marlon fue un PRI duartista. Y el PRI de Ramírez Arana sigue siendo duartista.

De ahí el repudio social, el desprecio del electorado, el desdén en las urnas, el crecimiento de Morena. Y el éxodo del priismo, limitada a observar cómo se sacia la cúpula voraz.

Ramírez Arana fue un malandro de poca monta cuando se iniciaba en el PRI. Violento, prepotente, un día paró en la cárcel por agresión a otro joven en un antro.

La reseña de su instinto delincuencial se ha vuelto a viralizar en redes sociales. Lo han destrozado. No hay virtudes para dirigir a una partido impactado por el fenómeno Morena. Su único mérito es ser duartista. Con eso cubre el perfil.

No hay una imagen del fichaje policíaco ni su estampa portando el número de registro, pero sí el rostro del Adolfo Ramírez joven, cabello alborotado, mirada de gañán.

“Fofo”, como se le conoce, pasó por la pinta de bardas y el acarreo en las campañas hasta encumbrarse a presidente del Frente Juvenil Revolucionario del PRI. Y años después se lanzó por cargos de elección de popular, el dinero de las arcas públicas, el combustible para vivir de la política.

Pues “El Fofo” Ramírez Arana llegó a ser alcalde de la tierra que lo vio nacer, Paso de Ovejas, no lejos de Xalapa. Entonces creció. Su bolsillo se llenó. Y mientras la cuenta aumentaba, el Órgano de Fiscalización Superior de Veracruz le observaba irregularidades.

No concluyó su gestión. Llegó al Congreso de Veracruz como diputado local, pero armando la estructura con que su esposa, doña Ana Rosa Valdés, ganó la siguiente elección. Fue, tácitamente, una sucesión monárquica.

Ana Rosa quiso ser diputada local y fracasó. Aquel episodio fue histórico. La pareja pirotécnica volvió a hacer de las suyas. Tuvieron la osadía de postularse simultáneamente en el proceso interno del PRI para la candidatura a la diputación local de Emiliano Zapata, en 2021. Ambos por el mismo cargo. Ninguno lo logró.

2021 fue un año fatídico para el PRI. En la contienda por el Congreso de Veracruz, ningún priista ganó las diputaciones de mayoría. Y las tres plurinominales son de Marlon Ramírez, Arianna Ángeles y Anilú Ingram. La única diputación federal fue para José Francisco “Pepe” Yunes Zorrilla, por méritos propios, a contrapelo de un sector del priismo, de los allegados a Marlon Ramírez y a Fidel Herrera y Javier Duarte, que atizaron el fuego amigo.

Ramírez Arana es un tipo con suerte. Y con mañas. No ganó la presidencia del PRI estatal hace cuatro años pero sí el liderazgo del sector popular, la CNOP. Y desde ahí escaló para suceder en el cargo, por dedazo de Alito Moreno, a Marlon Ramírez.

El PRI en Veracruz tiene dueño. Son los fidelistas, como Jorge Carvallo, ex alfil de Fidel Herrera Beltrán, líder del Congreso estatal con Javier Duarte, quienes regentean el negocio.

Son los duartistas como Marlon Ramírez Marín, subsecretario de gobierno con Fidel Herrera y Javier Duarte. Son los dueños de la franquicia.

No hay en el PRI relevo generacional ni relevo de grupos. La banda está atrincherada a las prerrogativas económicas que por ley recibe el PRI, dispersadas entre “aviadores”, amigos, choferes, nanas, encargados de rancho, esposos, amigas con derechos, mientras al personal administrativo y dirigentes se les han llegado a adeudar hasta cinco quincenas de salario.

No hay visión a futuro. El priismo, las bases, la militancia no cuenta. Deciden las huestes de Fidel Herrera y Javier Duarte, sin ceder a otras corrientes un centímetro de poder, simulando combatir a la corrupción, exhibiendo las trapacerías del morenismo, las corruptelas y atropellos a la ley del gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, sólo con el fin de regatear las candidaturas a diputaciones federales y locales plurinominales, o la senaduría por lista nacional.

El espectáculo es grotesco. El PRI fidel-duartista no cosecha votos. Ese PRI representa el saqueo a las arcas de Veracruz, la soberbia del poder, el atropello y el abuso, las fortunas millonarias al amparo del tricolor, la construcción del santuario Zeta, la inacción ante la violencia, el cementerio clandestino en que se convirtió Veracruz.

Se fue Marlon Ramírez y llegó Adolfo Ramírez Arana. Más de lo mismo.

“Don Fofo” es el rostro de Javier Duarte. Y ese lastre resta votos.

Con “Don Fofo” Ramírez Arana, el duartismo cooptó al PRI.

Archivo muerto

Qué honor para Nahle. Desde su celda, Javier Duarte le da su aval. El reo, con su solvencia moral, dice que Rocío Nahle es elegible para ser gobernadora. No sería, afirma el gordobés, la primera no nativa de Veracruz en ocupar el cargo. Ahí están “don Fernando Gutiérrez Barrios, Patricio Chirinos Calero o Miguel Alemán Velasco, quienes fueron espléndidos gobernadores”, cuenta el recluso. Pues no va por ahí. Gutiérrez Barrios, Chirinos y Alemán nacieron fuera del territorio de Veracruz pero eran hijos de veracruzanos y oficialmente tuvieron actas de nacimiento que acreditaron su origen jarocho.

Rocío Nahle García, no. Nahle incumple los dos párrafos del artículo 11 de la Constitución local que determina la condición del veracruzano: haber nacido en el territorio o fuera de él pero ser hijo de padre o madre veracruzanos. Nahle puede vociferar —Javier Duarte también— que la residencia de 30 años le da esa condición. Pero no es así. Nahle es zacatecana, de Río Grande, y no es hija de padre o madre veracruzanos. Así viva mil años en Veracruz, no acredita la condición de VERACRUZANA, que es el primer requisito para ser gobernador. Punto. Quien desde la prisión la impulsa, o sea Javier Duarte, habla con la calidad moral que lo distingue tras el saqueo a Veracruz, y su sentencia, por ahora, de nueve años tras las rejas. Rocío Nahle debe sentirse honrada. Se requiere del espaldarazo de tan ilustre especimen cuando las aguas apenas se comienzan a agitar. Ya verá lo que es navegar con olas de huracán… 

Donde anda “El Pámpano”, inevitablemente hay truculencias legales. Su protegido, el juez Gregorio Esteban Noriega Velasco, juez de Control Adscrito al Juzgado de Proceso y Procedimiento Penal Oral del VII Distrito Judicial en Poza Rica, Veracruz, liberó un terreno en que estuvo secuestrado el periodista Richard Villa, el que por fortuna pudo regresar con bien. Noriega Velasco, de negro historial en sus días como proyectista en el Juzgado Primero de Primera Instancia, en Coatzacoalcos, ascendió a juez y hace mancuerna con Manuel Fernández Olivares, “El Pámpano”, el poder tras el trono en la Fiscalía General de Veracruz.

Hay un juicio de amparo para evitar que la propiedad, usada en un secuestro y donde fue hallado el comunicador, quede liberada sin mayor trámite. Noriega Velasco fue proyectista cuando “El Pámpano” era juez primero; o sea, su jefe. Luego maniobró para que Noriega Velasco fuera transferido a Xalapa, más tarde ascendiera a juez en San Andrés Tuxtla y finalmente fue adscrito a Poza Rica. La liberación del terreno en que estuvo secuestrado Richard Villa, reportero e hijo del director del portal Presente Veracruz, Jesús Villanueva, tiene tintes de influyentismo. El predio se denomina La Muralla, está situado en Poza Rica y es propiedad de Ganadería Pastejé, cuyo dueño es el empresario Carlos Peralta Quintero, hijo del famoso Alejo Peralta, uno de los hombres más influyentes durante el priismo del siglo XX, amigo de presidentes, secretarios de Estado, gobernadores, legisladores y “novio” de la actriz Irma Serrano, “La Tigresa”. Alejo Peralta fue fundador de la empresa IUSA, especializada en suministros eléctricos con facturación de 12 mil millones de pesos sólo en el sexenio de Enrique Peña Nieto.

Carlos Peralta, creador de la telefónica Iusacel, fue literalmente quien salvó a Raúl Salinas de Gortari al advertir que el dinero hallado en un banco suizo era producto de un fondo de inversión creado por Peralta. La liberación del rancho La Muralla es ilegal. El predio sirvió como espacio para mantener secuestrado a Richard Villa. Debió aplicarse la Ley de Extinción de Dominio. El juicio de amparo se halla en trámite pero va descorriendo diversas irregularidades cometidas por el juez Gregorio Esteban Noriega Velasco, de las que la Fiscalía de Veracruz no impugna nada.

Hay mar de fondo. El obradorismo que protege al salinismo, porque qué personaje pudo haber pedido al gobernador Cuitláhuac García, y éste a la fiscal Verónica Hernández Giadáns, y ésta al “Pámpano” Fernández Olivares, y éste al juez Noriega Velasco liberar el rancho La Muralla, propiedad de Ganadería Pastejé, sin que se deslinden responsabilidades y se esclarezca si el predio sirve como área de seguridad de una banda delincuencial dedicada al secuestro. Sólo dos personajes pudieron mover esos hilos: Andrés Manuel López Obrador y el director de la Comisión Federal de Electricidad, Manuel Bartlett Díaz… Sin Marcelo Montiel, Rocío Nahle sería nada. Marcelo operó en su contra en 2012, llevando al priista Joaquín Caballero Rosiñol a la diputación federal por Coatzacoalcos. Aún siendo elección presidencial, aún colgándose del efecto López Obrador, Nahle perdió. Y aprendió la lección. Tres años después, en 2015, pactaron. El mapache de Naranjos movió su estructura. Le allegó votos reales y votos chuecos.

Le dio a Morena su primera diputación federal. Y Nahle se encumbró. Montada en los hombros del priista, y de los marcelistas, se proyectó. Luego vendrían la alcaldía de Coatzacoalcos para el morenista Víctor Manuel Carranza Rosaldo, en 2017; las diputaciones federal y local, la senaduría, el gobierno de Veracruz y los votos para el mesías macuspano en 2018. Y en 2021, la alcaldía para Amado Cruz Malpica y las diputaciones federal y local de Tania Cruz Santos y Eusebia Cortés. A cambio, las estructuras del marcelismo se incrustaron en la nómina municipal, y los negocios fluyeron. Hoy, a la distancia, en su rancho, en Naranjos, municipio de Puente Nacional, donde ya hizo alcalde a su hermano Roberto, vía PVEM-Morena, Marcelo Montiel teje lo que será la próxima elección. Sus huestes en Coatzacoalcos lucen mantas con la leyenda “Nahle Va”. Sus fachadas alojan la propaganda de la campaña anticipada de la zacatecana. El marcelismo se vuelca en torno a la oriunda de Río Grande, municipio frijolero, situado en la frontera con Durango, a miles de kilómetros de Veracruz.

En 2024, gobierne o no Rocío Nahle por aquello del impedimento constitucional a aquellos que no son veracruzanos por nacimiento, será la fase final del pacto. Y la última vez que Marcelo Montiel operará para Morena. En 2024, el marcelismo tendrá manos libres para contender por la alcaldía de Coatzacoalcos. Y en 2025, un marcelista, no necesariamente Marcelo Montiel, será presidente municipal. Los pactos se cumplen. Los pactos terminan. O los pactos se renuevan. Los intereses, no los ideales, son los que mandan…

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