Viernes, 19 de abril de 2024
Mussio Cárdenas Arellano

Mussio Cárdenas Arellano

Atrapado en el mundo de las letras y la denuncia social, Mussio Cárdenas Arellano cuenta ya con un extenso kilometraje recorrido en el periodismo. Lejano parece ya aquel 1978 cuando en Coatzacoalcos, su tierra natal, escribió sus primeras notas. Transitó por la entrevista, el reportaje, la crónica, el artículo y la columna política. Fue corresponsal de la revista Proceso, Imevisión, IMER, Contralínea; fundador de las revistas Contacto e Informe Rojo; analista político en radio y televisión, y ganador del Premio México por columna política, en 2009, otorgado por la Federación de Asociaciones de Periodistas de México (FAPERMEX). Su contacto con el periodismo viene de familia. Su padre, Mussio Cárdenas Cruz, y sus tíos Emilio, Francisco y Paulino, constituyen una dinastía de periodistas veracruzanos de reconocido prestigio. Actualmente escribe la columna Informe Rojo, que se publica en portales en internet y medios escritos con amplia aceptación entre la opinión pública.

mussioc2@gmail.com

 

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Con el lodo al cuello, Rocío Nahle olvidó sus decires: que no es con lloriqueos como se gana una gubernatura. Hoy lagrimea y se duele, se victimiza y anuncia que denunciará a Pepe Yunes por daño moral.

Y en el war room del PRIANRD ríen. Hay gozo. Lo festinan el de Perote y su séquito. Los dardos de las mansiones, el enriquecimiento, el Clan de Dos Bocas y su ilegitimidad para aspirar al gobierno de Veracruz por no ser nativa de la entidad, literalmente la desquiciaron… más de lo que ya está.

La felpa de la mansión en El Dorado, la del Country de Villahermosa, la de La María de la Piedad en Coatzacoalcos, y la sobrina prestanombre y el esposo incómodo, el célebre Peña Peña que ya se siente gobernador bis o tripulador oficial, la hicieron cambiar el guión.

“No es con lloriqueos como se gana una gubernatura”, había lanzado la oriunda de Río Grande, Zacatecas, envalentonada, cuando Pepe Yunes –José Francisco Yunes Zorrilla– acudió a la Fiscalía General de la República y denunció presunto enriquecimiento ilícito y operaciones con recursos de procedencia ilícita.

“Yo desde aquí le vuelvo a decir que las campañas se ganan con votos y aquí en Veracruz. Yo soy una persona clara, de frente, de trabajo, soy una mujer de respeto y también respetable y soy una mujer que siempre he dado resultados”.

Ni tanto. Norma Rocío Nahle García es un fiasco. Falló con su cruzada contra el huachicol, en elevar la producción de petróleo, rescatar el sistema de refinación, construir la refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco. Fracasó en todo.

Y ahora la amnesia. Llora cuandoantes recomendaba no lloriquear.

Le aguantó más a los suyos. Le dio con todo Manuel Huerta, hoy candidato al Senado por Morena, quien llegó a decir que usaban a policías estatales para “inflar a la desinflada” y la confrontó imputándole, con sobrada razón, que fue ella, Rocío Nahle, quien había impuesto funcionarios nefastos, Eric Cisneros, Ramos Alor, Delia González Cobos, Xóchitl Arbesú, marcados por el escándalo y la corrupción.

Y a Juan Javier Gómez Cazarín, que de operador político en el Congreso de Veracruz pasó a ser apestado cuando decidió, por sí mismo, por sus muy re jodidas pistolas, llevar a las ratitas del PRI –Anilú, Kuri, Carvallo– al búnker de Claudia “Calca” Sheinbaum Pardo, sin fumar, sin pelar a la susodicha Rocío Nahle. Lo único que se sacó El Carón Gómez Caazarín fue quedarse sin diputación y sin la Secretaría de Gobierno en el remoto caso que la zacatecana ganara la elección del 2 de junio.

Y a Cuitláhuac García, la vedette que ocupa el cargo de gobernador, que hace un año rompió lanzas con su mentora y soltó el rollo que iría con Roberto Zenyazen Escobar García, entonces secretario de Educación estatal, por la candidatura de Morena al gobierno de Veracruz. Luego se aplacó y el tal Zenyazen sólo ha servido de patiño de Nahle, sin acceso a la senaduría, enviado a ganarse en las urnas la diputación por Córdoba.

Y Eric Cisneros Burgos, ex secretario de Gobierno, compinche de correrías, pillastre de mente criminal, al que Rocío Nahle impuso como gobernador real, tripulándole las dos neuronas al desgobernador Cuitláhuac García, usando la Secretaría de Seguridad Pública para desatar una ola de terror que llevó a la cárcel a miles de veracruzanos. Cisneros rompió con Nahle, aspiró a ser candidato morenista al gobierno estatal, presumió haberla vencido en las encuestas de la contienda interna y al final se cayó.

Y a Mónica Robles y a su nefasto padre, el pseudoperiodista José Pablo Robles Martínez, mercenario de la información, fidelista, duartista, que osaron disputarle a Nahle la candidatura. En respuesta, Rocío vetó a Mónica no sólo para el gobierno de Veracruz sino para la senaduría, de la que salió maltrecha y convertida en el hazmerreír por lo soberbia y lo ilusa.

Jefa de la mafia, lideresa de una pandilla de #corruptos y abusivos, Rocío Nahle solía decir que su campaña era de respeto, que no respondería ataques, que haría propuestas. Era tan estéril la crítica de los suyos que no se enganchó.

Pero con Pepe Yunes la paliza es letal. Y cuando la sospecha de corrupción llega a la instancia judicial, Rocío Nahle se alarma.

“No es con lloriqueos como se gana una gubernatura”, recetó la zacatecana cuando el candidato del PRIANRD, o sea Fuerza y Corazón por Veracruz, llegó a la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción de la Fiscalía General, y la denuncia.

Y más cuando Pepe Yunes va con Ciro Gómez Leyva, Carlos Loret de Mola, Joaquín López Dóriga, y habla en conferencia de prensa, y desmenuza la denuncia, y cita El Dorado, la mansión de 40 millones de pesos enclavada en una de las islas que conforman en fraccionamiento, lo más fifí de Veracruz, porque si algo repudia Rocío Nahle es la austeridad, y el rollo de la pobreza es eso, rollo, y le da urticaria escuchar la palabra austeridad.

Y al continuar el serial de mansiones que mantuvo en el silencio, y ver que el empresario Arturo Castagné no se arredra, y que le suelta una y otra y le anuncia más, le brota lo zacatecano, lo frijolera de Río Grande, su tierra natal, y anuncia que ya merito denuncia a Pepe Yunes por daño moral.

“Yo como ser humano, como madre, como esposa, como trabajadora –dice en tono melodramático–, tengo que interponer una denuncia por daño moral, pero también porque yo represento a millones de veracruzanas. Y yo estoy en contra y voy a combatir la violencia contra las mujeres en cualquier sentido. Por eso lo voy a hacer, por eso exactamente voy a hacer la denuncia”.

¿Quién le habrá dado a la zacatecana la representación de “millones de veracruzanas”?

Su perorata es infame. Así como ha esgrimido que es objeto de discriminación por impedirle ser candidata por no ser nativa de Veracruz ni hija de padre o madre veracruzanos, REQUISITO NÚMERO UNO ESTABLECIDO EN LA CONSTITUCIÓN DE VERACRUZ para aspirar al cargo, y que Nahle no lo acredita, ante la denuncia de Pepe Yunes aduce “violencia contra las mujeres”.

Es patraña pura. No es un asunto de género. Se trata de un tema de corrupción, de enriquecimiento ilícito, de presunto lavado de dinero, de recursos de procedencia ilícita, de delincuencia organizada, de evasión fiscal. Es un tema penal que, como dijo Arturo Castagné, arrastrará a su sobrina, Maribel Hoyos Peña.

Nahle es jocosa. Chistosa natural, es como la rata que no sabe salir del agujero y divierte a los demás. No halla la salida del laberinto en que se metió por las mansiones de El Dorado, El Country y La María de la Piedad, la red de corrupción, los negocios en Dos Bocas, las observaciones de la Auditoría Superior de la Federación, el cuento de que en tres años la refinería estaría produciendo –van tres años nueve meses–, el engaño de que se construiría con 8 mil millones de dólares –160 mil millones de pesos– y hoy supera los 20 mil millones de dólares –casi 400 mil millones de pesos al tipo de cambio actual–.

Y al primer fogonazo, la denuncia ante la FGR, revela dónde está su debilidad. Muestra el flanco débil, el lado sensible, la fisura donde se ha de cuartear.

Aconsejaba no lloriquear para ganar la gubernatura y tres Doritos después se puso a lloriquear.

Y en el war room de Pepe Yunes ya le hallaron dónde pegar.

Hay que hurgar en las cuentas de Rocío Nahle, en los predios y mansiones, los dineros que tuvo en sus manos, los que provienen de la recolección para El Peje y los de la refinería de Dos Bocas. Y algo no cuadra ahí.

Hay que voltear al pasado. Remitirse a 2015. Hallar el punto en que inició su despegue político y su romance con el mundo político donde reinan las máximas de Hank y Garizurieta, la incitación a tener y al disfrute de las mieles del poder.

2015, dice Pepe Yunes, al que los suyos llaman “un veracruzano de verdad”, es el año en que la fortuna de Norma Rocío Nahle García crece y se dispara.

“Porque esto empieza a partir de que inicia su carrera política. Está fundamentado y sustentado y lo tiene que dilucidar y resolver la instancia correspondiente”, acusa el candidato del PRIANRD al gobierno de Veracruz.

Y acusa Pepe Yunes –José Francisco Yunes Zorrilla–, retomando a los medios de comunicación, y éstos al empresario Arturo Castagné Couturier, los bienes de la zacatecana suman 60 millones de pesos… en nueve años de carrera política.

Castagné, y Pepe Yunes, y el PRIAN, y los medios, tienen claro que las casas y los predios son de Nahle, la zacatecana a la que Morena postula para gobernar Veracruz, las que están a su nombre y la que dice rentar a su sobrina Maribel Hoyos Peña, una contratista de medio pelo en Poza Rica, cuyo costo, solo esa, se estima en 40 millones de pesos.

Son suyos los predios y las mansiones, las que aparecen a su nombre y las que detentan los prestanombre.

Es suya la casa de Coatzacoalcos, ubicada en el 1509 de la avenida 18 de Marzo, colonia María de la Piedad, un inmueble de buenas dimensiones pero nada sobresaliente entre la clase media del puerto del sur, aunque no dejan de preguntarse los asiduos a la vivienda cómo le hizo José Luis Peña Peña, el “esposo incómodo”, para aventarse tal construcción con su salario de funcionario petrolero, 2 mil pesos diarios, según el documento de jubilación.

Es suya la mansión del Country Club de Villahermosa, Tabasco, adquirida el 31 de enero de 2019, dos meses después de asumir la titularidad de la Secretaría de Energía en el gobierno del Supremo porro, Andrés Manuel López Obrador.

Es suya, vía su sobrina Maribel Hoyos Peña, la mansión de 40 millones de pesos en El Dorado, en la Riviera Veracruzana, municipio de Boca del Río, enclavada en una pequeña isla, rodeada de canales de agua, con muelle privado, protegida por un séquito de guaruras, todo un monumento a la ostentación y un mentís al rollo obradorista de la pobreza franciscana.

Y son suyos los predios adquiridos por Peña Peña, el “esposo incómodo”, y hasta un rancho en Tabasco, como el susodicho lengua larga vociferó en la reunión con ganaderos del sur, en Sayula de Alemán, apenas el 18 de febrero.

Y la suma da, por ahora, quizá sea más, 60 millones de pesos.

Y es el vértice de la denuncia penal interpuesta por Pepe Yunes ante la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción de la Fiscalía General de la República.

¿Y por qué en la FGR? Porque el enriquecimiento de la zacatecana, y su ostentación desmedida, se da cuando pasan por sus manos los dineros –más de 20 mil millones de dólares– para la construcción de la refinería Olmeca, ubicada en Dos Bocas, Tabasco, que a la fecha, 21 meses después del montaje armado por Nahle para su inauguración, el 1 de julio de 2022, no produce ni una gota de combustible.

Su caso es materia federal. Su declaración patrimonial como funcionaria del gobierno de la República, omite bienes que van surgiendo a medida que Castagné la exhibe, que la prensa los ventila, que Pepe Yunes los retoma.

Masacrada en la prensa nacional, en las redes sociales, desde la oposición y entre los morenistas, Rocío Nahle sólo lanzó un exabrupto fugaz: Pepe Yunes tiene una doble moral, pública y privada, y lo demandará por daño moral después de la elección del 2 de junio… si es que gana. Pero si pierde, Nahle irá a prisión.

2015 fue un año clave, como cita Pepe Yunes. Vapuleada tres años antes en la elección presidencial de 2012, cuando intentó ser diputada federal por Coatzacoalcos, abanderada por el Partido de la Revolución Democrática, finalmente halló la senda de la victoria pactando con las corrientes priistas locales.

2015 le significó ser coordinadora de la Fracción Parlamentaria de Morena en la Cámara de Diputados y el caballo de batalla de Andrés Manuel López Obrador en la Comisión de Energía.

Había que verla disfrazarse de petrolera, sin serlo; llevar casco de Pemex, usurpando esa condición; reclamar por el naufragio de Petróleos Mexicanos como si Peña Peña, el “esposo incómodo”, no hubiera sido cómplice desde su condición de funcionario del área de Mantenimiento en el Complejo Petroquímico de Pajaritos, y denunciar la corrupción a la que no se debieron prestar.

Aquel año 2015, Rocío Nahle fue el motor del mesiánico Peje en su asalto al poder desde Veracruz. Le acercó recursos. Afinó estructuras, con financiamiento ilegal, recursos en sobres amarillos, desarrollando campañas ostentosas como si fueran fifí… hasta que el caso Eva Cadena –los videos difundidos por el periódico El Universal– detonaron un conflicto y la entonces diputada local Eva Cadena, sobre la que caía el lodo amigo, reveló que la verdadera y mayor recaudadora de López Obrador era Rocío Nahle García.

A Eva Cadena la lanzaron al infierno. De la recolección de dinero ilegal para la campaña estaban enterados todos: Nahle, Manuel Huerta, hoy candidato al Senado por Morena, y el entonces líder del grupo morenista en el Congreso de Veracruz, Amado Cruz Malpica, hoy alcalde de Coatzacoalcos.

Eva Cadena cayó en desgracia, fue denunciada, desaforada, destituida, perseguida y al final, pese al asedio de la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, encabezada por Santiago Nieto, logró revertir el riesgo de cárcel. Y Rocío Nahle seguía feliz. 

Premiada por servicios prestados a la causa, Rocío Nahle se convirtió en senadora por Morena, en 2018. Meses después, el Peje la encumbró a la Secretaría de Energía. Días más tarde, Nahle recibió los primeros miles de millones para la construcción de la refinería de Dos Bocas. Y cinco años después enfrenta el escándalo.

Pepe Yunes la denuncia por presunto enriquecimiento ilícito. En la acusación se vislumbra uso de recursos de procedencia ilícita, que alcanza a su sobrina Maribel Hoyos Peña, y lavado de dinero, evasión fiscal, incluso delincuencia organizada.

Y aún no tocan lo del penthouse en Villahermosa cuando Dos Bocas se comenzaba a erigir, ni otra propiedad en la Ciudad de México aunque en documentos oficiales Nahle solía citar como domicilio particular las instalaciones de la Secretaría de Energía, y hasta un departamento en Nueva York del que poco se habla.

Pepe Yunes sabe que Rocío Nahle no será gobernadora. No es veracruzana. Inclumple el requisito previsto en la Constitución de Veracruz de ser nativa de la entidad o hija de padre o madre veracruzanos. Sabe que no bastan los años de residencia que Rocío Nahle esgrime tener. Pero la denuncia va más allá.

Es un misil a la línea de flotación del proyecto Nahle. Es un golpe letal a la moral de Rocío. Es un obús que golpea su integridad. Si de Dos Bocas salió manchada, el escándalo de sus mansiones envía el mensaje que honesta no es.

Y hurguen en su pasado. Regresen el tiempo. Escudriñen en 2015. Investiguen a los mecenas, los dineros, la recolección. Sigan la ruta. Indaguen en los contratistas de la refinería, los compadres, los amigos de Peña Peña, los ex funcionarios de Pemex que luego aparecieron en ayuntamientos morenistas y ahora van a diputaciones.

Si le rascan, brotará pus.

La denuncia de Pepe Yunes es sólo el inicio.

Mentir para salvar el pellejo

Martes, 26 Marzo 2024 05:27

 

Mentirosa compulsiva, Rocío Nahle nunca atina qué inventar al verse demolida, acorralada, intentando salvar el pellejo, hoy peor, descubierta su mansión de más de 40 millones de pesos en El Dorado, la zona fifí de Veracruz.

“No me enredo en esas broncas”, soltó la zacatecana en Coatzacoalcos al estallar el escándalo.

“Son chismes”, dijo después cuando Pepe Yunes Zorrilla le puso las banderillas, acusándola de habitar en una residencia que no habría podido adquirir con su salario de servidora pública.

“Es un intrigoso y difamador”, lanzó ya con la bilis a tope.

“El candidato del PRI y PAN salió a medios nacionales a difamarme sin prueba alguna”, reseñó.

“Rento la casa”, dijo después.

“Es una guerra sucia”, se quejó como si su recua en redes sociales no fuera hiriente, vulgar, soez, la peladez hecha discurso y hasta ella misma, Rocío Nahle, que en corto, con amigos y no tan amigos, suelta leperadas que hacen sonrojar al más procaz.

Dícese difamada la candidata de Morena al gobierno de Veracruz, la zacatecana que ha hecho del cuento y la diatriba una forma de trepar al poder.

Dícese dolida Rocío Nahle García, cuya norma ha sido tejer una mentira y luego otra y otra más, y así hasta el infinito tomándole el pelo, incluso y por principio de cuentas, al mesiánico Andrés Manuel, el gran tonto que creyó que la ingeniera, que no pasó de ser instrumentista en las plantas petroquímicas de Coatzacoalco, podría construir una refinería como la Olmeca en Dos Bocas y 21 meses después de su inauguración –montaje, mejor dicho– no refina ni agua del manglar.

La mentira, pues, es consustancial a Rocío Nahle. Y es su recurso para salvar el pellejo en situaciones de crisis.

Su lengua falaz no tiene límite.

Explotó la planta Clorados III en el Complejo Petroquímico Pajaritos, el 20 de abril de 2016. Murieron 32 personas y más de 130 resultaron lesionadas. Fue pérdida total. La planta era operada por la empresa privada Mexichem, socio mayoritario de Pemex en Petroquímica Mexicana de Vinilo (PMV). Ocho años después no hay culpables.

Rocío Nahle era legisladora federal por Morena y secretaria de la Comisión de Energía de Diputados. Acudió de inmediato. Ofreció llegar hasta las últimas consecuencias. Habló en corto con el entonces director de Petróleos Mexicanos, José Antonio González Anaya, concuño del ex presidente Carlos Salinas de Gortari, y el caso se congeló.

Rocío Nahle mintió. Y tenía por qué. Su marido, José Luis Peña Peña, fue por años uno de los funcionarios de mayor nivel en el área de mantenimiento del Complejo Petroquímico Pajaritos, según consta en licitaciones públicas de la entonces paraestatal. Y la razón de la explosión en Clorados III fue la falta de mantenimiento.

32 muertos, 130 heridos y Nahle sofocando el fuego que amenazaba con alcanzar a su marido.

La historia tiene evidencia sustancial. Pero esa es otra historia. Y Nahle lo sabe.

Otra mentira:

Detonado el escándalo por los videos en que la entonces diputada local, Eva Cadena Sandoval, aparecía recibiendo dinero para su campaña a la alcaldía de Las Choapas, en 2017, Rocío Nahle soltó otro embuste: quien llevó el “moche” era la hermana del fiscal yunista, Jorge Winckler Ortiz.

“La persona que le entrega el dinero a Eva Cadena es muy cercana a Miguel Angel (Yunes Linares) –dijo la zacatecana–. Es extraño que no encuentren los videos del hotel Terranova donde se dio el dinero, los 500 mil pesos. El fiscal Winckler envió por los videos y no aparecen, porque todo indica, y si me equivoco, y para eso pido que salga el video completo, todo indica que la persona que va a llevar el dinero es la hermana del fiscal Winckler, Ana María Winckler”.

Aquel día, Ana María Winckler anunció que la denunciaría por la difamación y daño moral. Nahle no la volvió a mencionar.

Eva Cadena la había acusado de ser ella, Rocío Nahle, la recaudadora de Andrés Manuel López Obrador. Y respondió con una zarandaja fenomenal: AMLO no necesita operadores. Salvo Pío, Martinazo, Esquer, Bejarano, Imaz de Sheinbaum, Ariadna Montiel, Mario Delgado y decenas de piojos del Supremo porro de la nación de los que la escritora Elena Chávez hizo una disección.

Es la mentira el recurso de siempre. Y Rocío lo usa. Pero mentir no es engañar. Nahle miente por compulsión aunque sean pocos los que se dejan embaucar.

Destrozada por el golpe de Arturo Castagné, por la mansión en que habita en El Dorado, el fraccionamiento más exclusivo de Boca del Río, Rocío Nahle volvió a patalear. Y a mentir.

Doña Mentiras gusta de la vida opulenta, las mansiones, el convoy de camionetas de lujo que la siguen, el roce social con los aspiracionistas clasemedieros, su compadre Arturo Quintanilla que mide su peso en oro, y la élite petrolera, los de confianza porque lo suyo no fue mezclarse con la clase sindical, y hasta los que aparecen en los expedientes de Odebrecht.

Doña Mentiras lanzó el primer sapo cuando la prensa la cuestionó por la mansión de El Dorado. “No me enredo en esas broncas”, soltó.

Y sí estaba enredada, hundida, con el fango en el cogote y los hedores inundando el entorno electoral.

“Son chismes”, señaló cuando Pepe Yunes, candidato de la coalición Fuerza y Corazón por Veracruz, le imputó que el hallazgo de la mansión de El Dorado es un tema de corrupción, salpicada por su paso por la refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco, con observaciones de la Auditoría Superior de la Federación.

“Es un intrigoso y difamador”, respondió Nahle mientras iba cediendo, admitiendo que el enredo existe y la enredada es ella, aceptando al final que vive en la mansión de la isla, con sus canales en los que circulan yates, con su séquito de guaruras y la decena de lujosas camionetas que ya tienen hasta el tope a los vecinos por los alardes de Doña Mentiras.

Y al final, la realidad. Renta la casa, la propietaria es Maribel Hoyos Peña, sobrina de José Luis Peña Peña, el esposo incómodo –don’t forget Clorados III–, cuyo avalúo es de 40 millones de pesos, que seguro Maribel podrá demostrar cómo los reunió o si son de aquello que los fiscales suelen llamar “recursos de procedencia ilícita”.

López Obrador, el Supremo porro, decía que la Casa Blanca de Peña Nieto olía a lavado de dinero y debía investigarse. La Casa de Nahle huele a corrupción y no pasa la prueba de la honestidad.

Mentir es el recurso natural de Rocío Nahle.

Y cuando se trata de salvar el pellejo, más.

ARCHIVO MUERTE

* Videos desmienten a Seguridad Pública; sí hay acoso al alcalde de Cosolea, Ponciano Vázquez, y a la tesorera. Sin reporte de vecinos, como argüía el policía que encabezó el asedio, fotografiaban la casa del edil https://bit.ly/3Tu2uaA

 

 

La mansión del escándalo

Miércoles, 20 Marzo 2024 11:01

A todo lujo vive Rocío Nahle su aventura en la 4T. Y tiene con qué: una mansión, entre otras, de 40 millones o más, el marido de prestanombre, la sobrina de tapadera, la ostentación y la burla a los pobres que decía defender.

Majestuosa, la megamansión de la zacatecana en Residencial El Dorado, municipio de Boca del Río, evidencia que la élite del obradorismo es una minoría rapaz. Y que la pobreza es rollo y discurso y la única miseria que existe es su miseria moral.

La mansión es un oprobio, un palacete de más de 40 millones de pesos, circundado por jardines y prados, erigido en una isla de ensueño, rodeada de canales, donde los ricos son realmente ricos y los de la Cuarta Transformación los quieren superar.

No es un inmueble prestado. No es una casa de verano. No es un infundio, ni un dicho sin sustento, ni calumnia, ni la leyenda urbana que se teje de boca en boca sólo para enlodar.

La mansión de la infamia existe. Y la sustentan documentos oficiales, dos escrituras, dos notarías, lotes, manzanas, calles, fechas de compra.

Y la respuesta de Rocío Nahle García es una evasión: “Yo no me enredo en broncas, en esas cosas”.

Y el exabrupto de José Luis Peña Peña, el marido, un insulto.

Y el silencio de la sobrina, Maribel Hoyos Peña, la tapadera.

Y los gemidos, los llantos, la procacidad, la vulgaridad, las heces verbales que profieren los bastardos de la secta obradorista, la recua que habla sin razonar, intentando desvirtuar la realidad.

Noqueada, pulverizada, Rocío Nahle percibe el daño letal. El misil la destrozó. Aún no hay campaña y ya perdió.

El Clan Nahle es, por decir lo menos, voraz. Y Maribel Hoyos Peña, la supuesta dueña de la mansión de El Dorado, es pieza clave en una trama que vincula a la candidata de Morena al gobierno de Veracruz con Poza Rica y Coatzacoalcos.

Maribel Hoyos Peña es contratista. En Poza Rica, recibía contratos de la empresa Gleason, dedicada al rubro de la electricidad. Gleason está implicada en litigios contra la inmobiliaria GEO que culminaron en la adjudicación de terrenos en el malecón de Coatzacoalcos, gestionados por el abogado Emmanuel Alejandro Hernández, quien grita los cuatro vientos que representa los intereses de José Luis Peña Peña, esposo de Rocío Nahle.

Peña Peña es rapaz. Lo suyo, como se ve, es la tierra, los predios, los inmuebles, las mansiones y hasta ser coyote en la adjudicación de gasolineras, como la que habría de instalar en el malecón de Coatzacoalcos Reyna León, viuda del ex líder petrolero de Minatitlán, Jorge Wade González. 

El 13 de marzo, Arturo Castagné Couturier exhibió la imagen de la mansión y reseñó:

“Les presento la casa de la señora de Zacatecas, Rocío Nahle, construida recientemente en el fraccionamiento ‘El Dorado’. Dos Bocas aún no refina, pero ya dejó las primeras utilidades”.

El 15 de marzo señaló:

“La casa del fraccionamiento ‘El Dorado’ NO la renta, es de su propiedad como lo evidenciaré con los documentos que lo acreditan. Además, informo a mi familia tuitera que NO es la única propiedad que tienen en el mejor fraccionamiento de Veracruz ella y su familia. Hoy mismo daré a conocer y presentaré la primera parte de la información que tengo en mi poder. YO NO MIENTO, SEÑORA, usted está lejos del ya famoso lema del Presidente López Obrador de no mentir, no robar y no traicionar. Quedó claro que es pura demagogia”.

Minutos después, lanzó un nuevo misil:

“Aclaro: el valor con el cual se escrituró es de $3,600,000.00 , lejos de la realidad, valor comercial terreno y casa $39,000,000.00”.

Era el día de su registro ante el Órgano Público Local Electoral y Arturo Castagné la terminó de desgraciar. Le amargó el día.

Castagné detonó el escándalo. Lanzó un mensaje en Twitter, hoy X. Y luego otro. Y uno más. Y le esfumó a la ex secretaria de Energía el sueño de gobernar Veracruz.

Ese día escribió:

“Familia como lo ofrecí por la mañana a continuación presento información de la casa de la señora de Zacatecas Rocio Nahle: Fecha de compra del terreno: 25 de Noviembre del 2021, Fraccionamiento ‘El Dorado’, Lote 15  Manzana 8, municipio de Boca Del Río, Ver. Escritura Pública #47366. Tomo 1052. Valor Comercial $8.5 millones. Comprador: José Luis Peña Peña (esposo), con domicilio Calle 18 de Marzo #1509 Coatzacoalcos, Ver.”

Castagné se refería a otro lote, en la misma isla, a nombre de Peña Peña, esposo de Rocío Nahle.

El 16 de marzo asestó el golpe letal:

“La Señora Rocío Nahle compró el terreno y construyó la casa, misma que puso a nombre de su sobrina Maribel Hoyos Peña, hija de Maribel Peña Peña, hermana de José Luis Peña Peña esposo de la señora de Zacatecas.

“La casa tiene un valor superior a los $50 millones de pesos.

“Su sobrina Maribel no tiene la capacidad económica para construir una residencia de esas características y valor. Es una persona joven, sin ingresos relevantes.

“Maribel Hoyos Peña –quien prestó su nombre– declaró que pagó $4,970,000.00 por un terreno de 737 metros cuadrados, mismo que en realidad vale más de $10 millones de pesos.

“La escritura de este terreno es la número 4053 del tomo 75, de fecha 25 de agosto del 2020 firmando en la Notaría Pública número 53 de Cotaxtla, Ver., seguramente para que nadie se enterara.

“El 6 de Septiembre del año 2021 Maribel solicitó licencia de construcción al Ayuntamiento de Boca Del Río, Ver. mintiendo en la misma al decir que solo construiría 359 metros cuadrados y la casa en referencia mide más de 1500 metros cuadrados de construcción habitables sin incluir los muelles para yates”.

La mansión es el retrato de Rocío Nahle en su exacta dimensión. Su respuesta –“Yo no me enredo en broncas, en esas cosas”– es una evasión. Pero no modifica lo sustancial: es su propiedad, vía su sobrina, con la mano sucia de su marido, José Luis Peña Peña.

Un día más tarde, a punto de iniciar el evento de campaña de la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum, Peña fue abordado por el reportero Fidel Pérez, del portal Latinus.

“Son unos mentirosos” balbuceó Peña Peña. “Eres un mentiroso”, repitió el gañán.

Sólo a Peña Peña se le podía ocurrir exhibirse en la campaña de Sheinbaum con el escándalo de la casa del oprobio en su mayor nivel.

Rocío Nahle está liquidada. Es un escándalo mayúsculo. Salió del proyecto de Dos Bocas, la refinería Olmeca, entre acusaciones de ineptitud y corrupción, sin concluirlo, sin arrancar, sin producir un solo litro de gasolina y con observaciones de la Auditoría Superior de la Federación por irregularidades financieras.

En Dos Bocas floreció el contratismo descarado, miles de millones de dólares para grandes consorcios y amigos de trapacería. Y el primero, la asignación de 5 mil millones de pesos a Huerta Madre, consorcio donde lleva mano otro miembro del clan, Juan Carlos Fong Cortés, cuate de Arturo Quintanilla Hayek, compadre de Rocío Nahle.

Si la adquisición del terreno en El Dorado es legal, debe constar en la declaración patrimonial de Rocío Nahle. Y lo que haya adquirido el esposo incómodo, igual. O los bienes que pongan a nombre de las hijas. Así lo establece la ley. Y si lo omitieron es motivo para la inhabilitación a ocupar cualquier cargo público.

Falta dilucidar el origen de los recursos con que adquirió los lotes de terreno en El Dorado y los más de 40 millones de pesos invertidos en la construcción de la mansión, si son producto del salario, si corresponden a sus ingresos, o si provienen del diezmo, el coyotaje.

Nahle es transa por donde se le vea. A la recua la duerme con migajas. Les da empleo en ayuntamientos, Secretaría de Energía o Pemex. A esa recua les avienta salarios de hambre o los pone donde hay.

A ellos las migajas; a ella los millones.

Pero hoy enfrenta el escándalo de la mansión en El Dorado.

A todo lujo degusta la miel de la Cuarta Transformación.

Y la hiel de la corrupción. 

ARCHIVO MUERTO 

* Tunde Dante Delgado Jr. a PRI, PAN, PRD y Morena; “sumieron a Veracruz en el olvido”. Así Movimiento Ciudadano tenga cara de esquirol, el diagnóstico es real; “los veracruzanos fueron traicionados” https://bit.ly/4cih4L6 

* Entrega PRI candidatura a la diputación local en Coatza a Marcelo Montiel; va Mónica de Hombre. Cierra las puertas a Tino Bolaños, Claudia González Pardo y Armando Rotter, aspirantes ciudadanos. https://bit.ly/3veyqaV

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