Viernes, 19 de abril de 2024
Mussio Cárdenas Arellano

Mussio Cárdenas Arellano

Atrapado en el mundo de las letras y la denuncia social, Mussio Cárdenas Arellano cuenta ya con un extenso kilometraje recorrido en el periodismo. Lejano parece ya aquel 1978 cuando en Coatzacoalcos, su tierra natal, escribió sus primeras notas. Transitó por la entrevista, el reportaje, la crónica, el artículo y la columna política. Fue corresponsal de la revista Proceso, Imevisión, IMER, Contralínea; fundador de las revistas Contacto e Informe Rojo; analista político en radio y televisión, y ganador del Premio México por columna política, en 2009, otorgado por la Federación de Asociaciones de Periodistas de México (FAPERMEX). Su contacto con el periodismo viene de familia. Su padre, Mussio Cárdenas Cruz, y sus tíos Emilio, Francisco y Paulino, constituyen una dinastía de periodistas veracruzanos de reconocido prestigio. Actualmente escribe la columna Informe Rojo, que se publica en portales en internet y medios escritos con amplia aceptación entre la opinión pública.

mussioc2@gmail.com

 

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Rocío Nahle habla y la gente se va

Viernes, 12 Enero 2024 16:14

La desinflada sigue desinflada. Rocío Nahle requiere de Manuel Huerta, el que la bautizó así. Y de Gómez Cazarín, el que la traicionó. Y de Amado Cruz Malpica, el que operó para Ebrard. Y ni con toda la maquinaria logra prender.

Su mitin de arranque es un mitin de grandes vacíos. Y de masas que la dejan sola. Y de acarreados que sólo van por sus 100 pesos y su torta. Y de aplausos que apenas se escuchan. Y de las formas priistas que intenta imitar y no se le da.

Coatzacoalcos, su bastión, no la pela. Coatzacoalcos, el municipio en que habita pero al que nada le procura, le dispensa sólo un desaire, grupos que no se conectan, el morenismo disperso, el morenismo en retazos, el morenismo atarantado, y empleados municipales convocados a hacer bulto e ir a escuchar a la benemérita zacatecana que lleva por nombre Norma Rocío Nahle García.

Había que oír eso que quiso ser discurso de arranque de precampaña: la ingeniera que suma, no resta; la ingeniera que multiplica, no divide; “porque las ingenieras exponenciamos”. Seguro que sí, como la refinería en Dos Bocas donde la ingeniera le ha sumado 18 meses de retraso y 12 mil millones de dólares de sobrecosto.

El discurso desnuda la miseria política de Rocío Nahle. Intenta tejer un mensaje, una idea, un concepto que prenda a la masa y a media intervención ya ni saben quién habla y por qué diablos se les ocurrió ir.

La desinflada, políticamente hablando porque físicamente no lo es, es la matraca que suena y suena, repitiendo lo que dice el Supremo Peje, Andrés Manuel, que si la economía va bien, que si el gasto es responsable, que si la austeridad republicana es un acto de fe.

Rocío Nahle es un placebo para los insomnes: los duerme. Así despierten pronto, Nahle los vuelve a dormir. Tiene un sonsonete soso. Tiene un timbre de voz aguado. Tiene una ausencia de chispa al hablar.

Tuvo un escenario único, el parque Independencia. Ahí, el que fuera foro recurrente de Cuauhtémoc Cárdenas cuando construía la neoizquierda que devino en PRD, hoy Morena, y espacio de Andrés Manuel López con sus trillados discursos en los que ofrecía rescatar la petroquímica nacional y en la siguiente gira lo volvía a decir y en la siguiente lo decía de nuevo, Rocío Nahle simplemente se perdió.

Había que ver el deplorable espectáculo del gentío de tres, los de a pie y los que les tocó silla para comerse espacios y así simular que más y más gente acompañó a la oriunda de Río Grande, Zacatecas, el lugar que vio nacer a la Nahle que hoy intenta el asalto a Veracruz.

Se desgañita hablando a un público que anda en otro canal. Se oye su perorata mientras los asistentes platican entre sí. Y los que comen palomitas, platanitos fritos, esquites, chicharrones, cacahuate o la torta que el enchalecado de Morena repartía porque si va a hacer un mitin tipo PRI, pues tienen que parecerse al PRI.

Sigue hablando la “ingeniera”. Siguen las loas al porro de la nación. Sigue el rollo de la transformación que sólo es eslogan. Siguen las promesas de hacer de Veracruz el estado próspero, pujante, ejemplo para los demás.

El feudo de Nahle se quiebra. Es un mitin regional y apenas llega una veintena de morenistas de Las Choapas, de Minatitlán, de Nanchital, de Agua Dulce, contingentes de la sierra de Soteapan y hasta de Papantla. Y entre todos apenas entre 2 y 3 mil asistentes. Ni en los peores tiempos del PRD.

El 2 de enero, nadie fuma a Rocío Nahle. El morenismo acarreado, los empleados municipales obligados, mujeres y hombres, todos la dejan sola. Se ausentan cuando el mitin apenas comienza.

Nahle, por sí sola, es un cero a la izquierda. Sabe que su candidatura es imposible. Incumple el requisito constitucional de ser nativa de Veracruz o hija de padre o madre veracruzanos. Así diga que es más veracruzana que los malandros de la huaca, o más veracruzana que la vainilla, o más veracruzana que los olmecas, lo zacatecana lo lleva tatuado en la piel.

2 de enero. Mitin en Coatzacoalcos. El mitin de Rocío Nahle es un catalizador de sí misma. Morena no opera. Sus operadores no movilizan. El derroche con el erario no es efectivo. Y su discurso es la reiteración de logros del mesías de Tepetitán que no existen.

La zacatecana es mediática, pero en política el único activo electoral es la operación que da votos. En las redes sociales se pavonea como la nueva descubridora de Veracruz. Pero en los hechos está hueca. Instagram, Facebook, TikTok es ego, edición, producción. Hasta con inteligencia artificial se suplanta la realidad, pero en política la realidad son los votos.

Nahle se cuelga de Manuel Huerta, ex delegado de Bienestar que tiene el mérito de haberla destrozado en la encuesta de Morena y en las encuestas espejo que definieron a quien contenderá por el gobierno de Veracruz. Huerta la dejó pasar para no picarle la cresta a López Obrador y así amarró la candidatura a senador. Gane o pierda Nahle, Manuel Huerta llegará al Senado por ser primera fórmula.

Nahle arrastra un lastre, Juan Javier Gómez Cazarín, líder del Congreso en Veracruz, traidor nato al que conminó a deshacerse de Enrique Navarro Padilla, alias “El Tortas”, y no lo hizo, por ser la oreja del ex alcalde de Coatzacoalcos, Marcelo Montiel, al que debe la diputación federal en 2015, y la alcaldía para Víctor Carranza Rosaldo, su peón emanado de Pemex, en 2017.

Esta vez, Gómez Cazarín ya no tuvo el sitio de honor. Lo ubicaron a un costado en el grupo de los notables en el estrado del desangelado mitin. Se le vio fotografiarse con enemigos acérrimos como el diputado local Magdaleno Rosales, de Medellín, el que lo exhibió en el Consejo Nacional de Morena acusando que compraba legisladores vía depósitos en tarjeta Saldazo para ser coordinador de la fracción parlamentaria morenista.

La osadía, en Gómez Cazarín, es atrevida. Sin avisarle a Rocío Nahle, integró al grupo de priistas renunciantes —Anilú Ingram, Jorge Carvallo, Fernando Kuri, Renato Alarcón— y lo ofreció a Claudia Sheinbaum. O sea, se pasó a Nahle por el arco del triunfo.

Nahle deja en manos de Amado Cruz Malpica, a quien hizo alcalde de Coatzacoalcos, la operación electoral. Y Amado, que le pide permiso a un pie para levantar el otro, la arma un mitin de espacios vacíos.

Se pueden fotografiar, pueden sonreír, pueden alzarse el brazo, pero la ruptura es real. Nahle jugó con Sheinbaum y Amado con el ex canciller Marcelo Ebrard.

Nahle tiene en su público al priismo de Coatzacoalcos, al que decía combatir. Saluda al ex alcalde Joaquín Caballero Rosiñol, se toma la selfie, sonríe, se deja cobijar. Y con Caballero acuden Oliver Damas, su fiel escudero; Nathaly Reyna Toledo, Carlos —Potter— García, Marisol Moreno y el resto del grupo joaquinista. Nadie se esconde. No operan en las sombras. El mensaje es claro: operan para Morena y la zacatecana.

¿A qué le apuesta Nahle para ganar el gobierno de Veracruz? A los parásitos del Bienestar. Le apuesta al voto de los beneficiarios de los programas sociales, a las dádivas del gobierno federal —Adultos Mayores, Jóvenes Construyendo el Futuro (del dictador), Becas Benito Juárez, etc.— que el Supremo Peje retomó de lo que había inventado el PRIAN y que antes tanto criticó.

El mitin de arranque de campaña describe que la desinflada sigue desinflada y que la operación política volvió a fallar. Es el mitin de los vacíos y de los que fueron sólo por cumplir.

Qué aburrida es Rocío Nahle. Apenas habla, la gente se va.ARCHIVO MUERTO

* Se le olvida al ‘Chapito’ Guzmán Avilés que apenas en noviembre intentó boicotear la alianza con PRI y PRD. Desde 2021 comenzó a bloquear acuerdos; se encumbró a la presidencia del PAN con el apoyo del gober morenista, Cuitláhuac García (https://bit.ly/3vlbPcB)

* Igor Rojí, priista reclutado por Rocío Nahle, carga con 42 millones de pesos observados por Orfis. Fue alcalde de Orizaba bajo el cobijo de Juan Manuel Diez; perdió la elección a diputado federal, en 2021, ante Morena (https://bit.ly/47oKcwo)

* Vientos de traición. Vasconcelos dice que apoya a Pepe Yunes pero los líderes cetemistas se acercan a roció Nahle  (https://bit.ly/3Htu8iF)

La “ingeniera” frente al político

Viernes, 12 Enero 2024 15:27

La “ingeniera” dice que suma, no resta, y ella, Rocío Nahle, quien tiene mucho que explicar por cómplice, ofrece la continuidad del desastre, el modelo que empoderó al gobierno criminal que ha devastado a Veracruz.

El político, Pepe Yunes, afina, dispara y revira: en Veracruz no hay gobierno, la educación fue olvidada, los pescadores y lancheros requieren ayuda, el transportista reclama seguridad, la delincuencia no tiene freno y el pueblo vive entre el acoso del malandro y el miedo a la autoridad.

La “ingeniera” dice que por ser ingeniera, multiplica, no divide, como si su vida de estridencia no fuera conocida, generadora de repudios, y no hubiera provocado fracturas políticas y enconos mayúsculos, o como si su irrupción en el PRD de Coatzacoalcos no hubiera sido el inicio del fin, la suma de las derrotas en el bastión de la izquierda, la debacle electoral.

Y con esa perorata, expresiones ocurrentes, dignas de Perogrullo, suelta frases cargadas de aserrín. “Veracruz no tiene dueño”, sentencia Rocío Nahle sin imaginar –¿o sí?– que el tiro se lo da en el pie o se lo asesta a Morena en el corazón.

Porque cinco años después, a cinco años de que el efecto Peje trepara a la pandilla guinda al gobierno de Veracruz, ni Cuitláhuac sabe qué rumbo tomar. A estas alturas, Morena no es dueño ni de Veracruz ni de su propio destino.

El político, Pepe Yunes –José Francisco Yunes Zorrilla–, acusa que a Veracruz le urge un golpe de timón, un cambio en el estilo de gobernar, el liderazgo cimentado en el conocimiento de la entidad, saber los orígenes de la problemática social, la experiencia para hallar solución.

Nahle, precandidata de Morena al gobierno de Veracruz, habla en abstracto, queriendo que nada cambie; Pepe, el precandidato del PRIANRD, exige cambiar para reconstruir.

Nahle opta por la mentira; Pepe demanda hablar con la verdad.

Treinta años después de tocar suelo jarocho, la zacatecana va contrarreloj, conociendo a paso veloz puntos selectos de Veracruz. Que si Xalapa, que si San Andrés Tuxtla, que si Chalma, que si Tihuatlán, que si Rafael Delgado, que si Ixhuatlancillo, que si…

“Una chulada”, dice de Zongolica, que sí lo es cuando se observan sus cumbres cubiertas de niebla.

Y hay quien, observador como suele ser, destaca que la señora Nahle muestra especial asombro en sus redes sociales por la belleza de los lugares visitados en precampaña simplemente porque no conoce a fondo la geografía de Veracruz, estado del que dice ser oriunda, lo cual es una lépera falacia porque, como todos los veracruzanos saben, nació en Río Grande, Zacatecas.

Y en Poza Rica, donde la violencia es violencia letal, nada de cuentos, Nahle entró a regañadientes. Será porque ahí manda “El Coco”, un narco al que se acusa de ser el psicópata que almacena cuerpos desmembrados y los mete en neveras y congeladores, pero del que en narcomantas acusan que es intocable, impune, un narco 4T, por ser cuate del gober Cuitláhuac García y protegido del ex secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos, ex amigo de la Nahle. O sea que Morena y el narco son almas gemelas.

Su discurso es patraña pura, más de lo mismo, un gobierno que será la continuidad del actual, que en términos llanos es la prolongación del estado de terror impuesto por Cuitláhuac en agravio de la sociedad.

Una y otra vez, la Nahle ofrece seguir una ruta fallida, la del fracaso, la del olvido, del gobierno que estancó a Veracruz, el que desoyó al pueblo, el que empoderó a los cárteles mientras la policía apaleaba a los ciudadanos que ejercían su derecho a la protesta y los remitía al cuartel de San José, en Xalapa, del que salían muertos, y maltrataba y robaba a los periodistas que cubrían sus desmanes.

Nahle calla y traga sapos en la rendición de cuentas. Nada le reclama a Cuitláhuac ni a Eric Cisneros, que fueron sus arietes, sus aliados, sus cómplices, contra el pueblo de Veracruz.

Nada dice Rocío Nahle del caos en Salud, de los dislates de Roberto Ramos Alor, el secretario de Salud que ella recomendó, ni las jornadas médicas en diversos puntos de Veracruz, amenizadas por el ritmo caribeño del grupo Puerto Rico, del que Ramos era bongocero mayor, el Doctor Merengue.

Ni habla de sancionar a los que saquearon la Secretaría de Salud, los artífices del escándalo por las empresas fantasma, las empresas de nueva creación, las empresas de la Cuarta Putrefacción a las que les fluían –y fluyen– contratos por decenas o centenares de millones de pesos al estilo Javier Duarte.

Nahle habla de continuidad; o sea, impunidad. Porque continuará el saqueo de los recursos del Congreso de Veracruz, las cuentas chuecas de su otrora operador más cercano, Juan Javier Gómez Cazarín,  y seguirá la presión a alcaldes de oposición hasta con amenazas de muerte o de parar en prisión.

Nahle habla de continuidad; o sea que Eleazar Guerrero, subsecretario de Finanzas y primo del gobernador Cuitláhuac García, no enfrentará a la justicia así haya tenido manos libres en reiteradas violaciones a la ley con la compra de productos, servicios, contratos de obra.

Y ahí es donde la oferta política cambia. Porque mientras Nahle y Morena ofrecen impunidad para la pandilla porque eso, a fin de cuentas, es la continuidad, Pepe Yunes sentencia que hay que dar un golpe de timón.

Pepe Yunes es como el radiólogo político. Ya pasó a Veracruz por la resonancia magnética y ya hizo el diagnóstico.

“Nosotros impondremos la verdad en la forma de hacer política como un vehículo para servir al Estado de Veracruz”, dice en diálogo con periodistas.

Luego lanza un dardo contra Rocío Nahle:

“Más allá de los accidentes de nacimiento, un veracruzano de verdad a estas alturas del partido conoce el Estado políticamente, geográficamente, humanamente. Tiene un diagnóstico claro de cuáles son los orígenes de los problemas en el sur de la entidad, en la zona montañosa en la zona costera, sabes perfectamente las expresiones culturales”.

Y apunta que el discurso obradorista se finca en “retóricas falsas, en medio de medias verdades y vivimos en una realidad alterna que se pretende construir en el discurso menospreciando la verdad”.

Y ya en corto exhibe el remedio para tal enfermedad. Y pronto lo dirá.

Rocío Nahle apunta al caos; Pepe Yunes exige hablar con la verdad.

ARCHIVO MUERTO

* Ataque de ira del Peje tras la caída de la fiscal corrupta de Claudia Sheinbaum. Ser plagiaria y ser perversa, requisito para entrar al paraíso de Andrés Manuel https://bit.ly/3vtDsjD

* Indira sí que es atrevida… e ilusa; del Senado quiere brincar a la diputación por Boca del Río. No trabajó la plaza; no aterrizó con la gente; no se enganchó con los olvidados, los tienen hambre y los que tienen sed de justicia  https://bit.ly/3HfMC5T

* Con tantas promesas incumplidas, el PRI se le está vaciando a Octavio Sen. Ofreció a perredistas armar la estructura electoral, le llegaron a cobrar, les dio largas y terminaron por constituir el “El Club de los Apestados del PRI”  https://bit.ly/3RPLTgG

 

Anilú, la divina reina (del carnaval), se descaró. Ya tiene chamba con Sheinbaum. A mover la matraca, a sonarla bien, a ser comparsa de la Cuarta Putrefacción.

Emigra, trepada en el éxodo de los vencidos, el priismo decrépito que integra la Alianza Progresista, vividores de toda la vida que hoy se acomiden a suministrarle vejigas e inflar a Claudia Sheinbaum Pardo, la candidata de Morena, la bastonera del bastón sin mando, la pieza con que Andrés Manuel López Obrador intenta ejercer el poder, desde las sombras, un sexenio más.

Tanta rabieta por ser candidata del PRI y terminó en la causa de Morena, el partido al que no paró de exhibir, la cueva de Cuitláhuac García, el desgobernador de Veracruz al que hace apenas un rato no dejaba de denostar; el partido al que ya en su desesperación le concedió el voto con el que avaló la cuenta pública 2022.

Anilú Ingram Vallines, hija política de Javier Duarte, el recluso que saqueó Veracruz, es la contradicción en patines. Vuela diciendo una cosa, vuela para decir que siempre no.

Hacía unas semanas propaló que realizaba un profundo, profundísimo, ejercicio de reflexión sobre su permanencia en el PRI, sólo porque la dirigencia nacional del tricolor —léase Alejandro “Alito” Moreno— le negó la presidencia del PRI veracruzano a su contlapache político, Fernando Kuri Kuri. Chantaje puro y de ahí no pasó.

Tan no meditaba su salida del pestilente PRI que de pronto ya se había encartado para ser la propuesta tricolor para el gobierno de Veracruz. Se autoencartó, esa es la palabra, porque no hay un sólo priista en su juicio al que se le hubiera ocurrido semejante barbaridad.

Vapuleada en la interna, vencida por Pepe Yunes Zorrilla, por Héctor Yunes, por Cirilo Vázquez, por Lorena Piñón, a su majestad Anilú I nadie la fumó. Quedó en quinto lugar de seis contendientes.

Su ego, pues, estaba herido. No se presentó a la reunión en que “Alito” Moreno reveló el resultado de las cuatro encuestas, todas ganadas por Pepe Yunes.

Arremetió contra “Alito” Moreno. Dijo que nada tenía contra Pepe Yunes y que el tiro era con el dirigente nacional priista, pero en los hechos hizo todo por descarrilar al diputado federal oriundo de Perote.

Presa de sus aceleres, víctima de sus errores, de ir al choque frontal, de no seguir las formas políticas, se enfundó en la piel de oveja y trató de acercarse a Pepe Yunes buscando rescatar algo de lo que perdió.

Desairada, ignorada, pasó días con el teléfono en la mano. Llamaba al cuasi candidato del Frente Amplio mañana, tarde y noche. Y Pepe Yunes no la dejó llegar.

Al final se fue. Venía deslizando que su padrino, el senador Miguel Ángel Osorio Chong, le abriría la puerta en el Partido Verde Ecologista de México y así se enfilaría a la candidatura al Senado, segunda fórmula de la alianza con Morena y el Partido del Trabajo en Veracruz. O sea, 

Otra de las tránsfugas, Nubia Mayorga, senadora, ya está en el PVEM. Ambas son parte del grupo que integra la Alianza Progresista, sumadas a ex gobernadores de mala nota como Alejandro Murat, de Oaxaca; Eruviel Ávila, del Estado de México; el ex alcalde de Cuajimalpa, Adrián Rubalcava, títere de la estridente y manipuladora Sandra Cuevas; el senador Jorge Carlos Ramírez Marín, que hizo el oso cuando pretendió ser candidato de Morena al gobierno de Yucatán.

Ante ellos, Anilú es microscópica. Fuera de Veracruz, ni quién sepa que existe. Se le conoce por su linaje duartista, lo que es una vergüenza; o por su desastroso paso por la presidencia del Congreso estatal, donde no sabía cuándo llamar a receso y cuándo concluir una sesión; o por la denuncia ante la Fiscalía General de la República por corruptelas con las estancias infantiles cuando era delegada de Sedesol federal; o por su afán por ser ella y nadie más la que, se imagina, es merecedora de todas las candidaturas y cargos públicos, y si son plurinominales, mejor, atropellando el derecho de otras mujeres priistas.

Subida al carro de Sheinbaum, sumada a la causa Morena, Anilú Ingram ha de suponer que sus palabras, sus denuncias, sus ataques a Cuitláhuac García, las masacres, los heridos, la corrupción en el gobierno de Veracruz, las denuncias de acoso sexual, las críticas a la Fiscalía del Estado, quedaron en el olvido. En Morena no la tragan; en Morena la usan.

Voraz como pocas, Anilú Ingram fue diputada local por dedazo de Javier Duarte; fue diputada federal haciendo macolla con Osorio Chong; es diputada local por un arreglo de mafias. El PRI le dio todo y cuando no le colmó la ambición, saltó a Morena.

Si hubiera sido candidata al gobierno de Veracruz, habría entregado la elección a Rocío Nahle García, la zacatecana que cree que tiene a Morena a sus pies.

Al final, Anilú se descaró. Agarró su matraca, la hizo sonar y se le quiere meter a Claudia Sheinbaum.

Nadie tiene como no sean sus amigos de fallida aventura, Fernando Kuri y Jorge Carvallo, intentando que Javier Herrera Borunda, hijo del Fidel y mandamás del Verde en Veracruz les arroje alguna migaja del poder. 

Se fue sola, sin grupo, sin votos que le pueda acarrear a la bastonera presidencial.

* Mónica Soto, nueva presidenta del Trife  * Bajo el cobijo político de Nahle  *  Soto, Eric Cisneros, Delia González, operaban para Rocío  * Y la oposición, de fiesta  * ‘Alito’ se llevó la peor senadora de Morena  * La policía extorsionadora acecha en Sefiplan  * Diputados de Morena sólo son levantadedos: Agustín Bolaños

Agazapada por años, Mónica Aralí halló cobijo en Rocío Nahle, en Dolores Padierna, en Morena, fraguando el asalto al Tribunal Federal Electoral que finalmente consumó. Con ella, Nahle ya controla al árbitro electoral.

Un cuartelazo le dio a Mónica Aralí Soto Fregoso la presidencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, urdiendo una trama siniestra, ejerciendo el chantaje, la fuerza, el voto de sus cómplices hasta lograr deponer a Reyes Rodríguez Mondragón.

Alineada con Morena, y principalmente con Rocío Nahle, es la pieza que hacía falta en el engranaje de Andrés Manuel López Obrador, la que valida campañas anticipadas, la que solapa a Claudia Sheinbaum y al clan de las corcholatas, la que sanciona, o no, con la ley electoral.

Aquella abogada que solía llegar sin hacer ruido al Senado, entre 2012 y 2015, y frecuentaba a Rocío Nahle, asesora entonces de la senadora Dolores Padierna, la esposa del Señor de las Ligas, el profe René Bejarano, trazó en esas charlas su ruta hacia el tribunal. Y asestó el golpe en el momento crucial.

Norma Rocío Nahle García venía de una humillante derrota. Con una votación récord, había perdido la diputación federal en Coatzacoalcos, en 2012, año de elección presidencial, sin que el Efecto López Obrador la arrastrara al triunfo.

Sucumbió ante el marcelismo —de Marcelo Montiel Montiel— que operó para asegurar la victoria de Joaquín Caballero Rosiñol. A Nahle sólo le quedó patalear, acusar fraude, vociferar que tenía las pruebas del robo, propalar que revertiría el resultado y al final nada ocurrió.

Los berrinches de Nahle son así. Mucho ruido, pocas nueces. Un plato de lengua y la cola entre las patas. La mejor refinería del mundo que no refina una gota de gasolina.

Se acoderó entonces con una ficha de altos vuelos y negro historial: Dolores Padierna Luna, esposa de René Bejarano, actor y protagonista de los videos en que recibía los moches de Carlos Ahumada Kurtz, cientos de miles de pesos para el proyecto obradorista a cambio de contratos de obra en el antiguo Distrito Federal.

Nahle hizo roncha con Padierna. Era su asesora cuando Enrique Peña Nieto implementaba las reformas estructurales. Y la reforma energética pasó con el voto de todos en el llamado Pacto por México, pero sin el aval del Partido de la Revolución Democrática.

Meses después, Mónica Aralí Soto entró al círculo rojo de Rocío Nahle.

Ardida por la derrota en Coatzacoalcos, Rocío Nahle halló en Mónica Aralí la tuerca para su tornillo; una especialista en temas electorales, conocedora del INE, magistrada en el Tribunal Electoral de Baja California Sur, integrante de la Sala Regional del TEPJF en Guadalajara, con reconocimiento en instancias internacionales. Y lo mejor: con un despacho para conflictos electorales, sobre todo los de Veracruz.

Fue un click.

Y Mónica Soto se encumbró.

Anécdotas, testimonios, versiones de primera mano conocidos por INFORME ROJO describen una relación de trabajo que devino en una operación de alto nivel entre Rocío Nahle García y Mónica Aralí Soto Fregoso para consumar el asalto al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación que hoy es clave.

En esa mancuerna se hallaban Mónica Soto, el que a la postre fuera secretario de Gobierno de Veracruz, Eric Cisneros Burgos, artífice de la oleada de terror político y gestor de la represión contra periodistas y alcaldes de oposición, y la actual auditoria general del Órgano de Fiscalización Superior del Estado de Veracruz, Delia González Cobos.

A ambos —Eric Cisneros, alias Bola 8, y Delia González— los impuso en sus cargos Rocío Nahle, tal como lo describió en la campaña interna para la coordinación de la defensa de la Cuarta Transformación, el ex delegado de Bienestar y futuro senador por Morena, Manuel Huerta Ladrón de Guevara.

Con Eric Cisneros, Mónica Soto guarda una coincidencia: ella nació en Ciudad Cuahtémoc, Baja California Sur, en 1970, y Bola 8, aunque nacido en Otatilán, Veracruz, emigró siendo adolescente y se formó académica y políticamente en Mulegé y La Paz, en la misma entidad.

Mónica Aralí proviene de la derecha, esa a la que el mesiánico Andrés Manuel cataloga como el conservadurismo, egresada de la Universidad Autónoma de Guadalajara, de las más caras del país, sede de los Tecos, la estirpe de la familia Leaño.

Mónica Aralí Soto se convirtió en la primera mujer presidenta de la Sala Regional del TEPJF de Guadalajara en 2013. De inmediato se acercó al Clan Nahle-Padierna. Y despegó.

Nahle fue asesora de Lola Padierna hasta 2015. Antes, en 2004, mantuvo nexos con Bejarano, líder de Izquierda Democrática Nacional (IDN), una de las tribus del PRD, hasta que el escándalo de los videos, los moches de Ahumada que alcanzaron también a Carlos Imaz, entonces esposo de Claudia Sheinbaum Pardo, hoy bastonera presidencial, hundieron el proyecto de Andrés Manuel.

En 2015, Nahle volvió a contender por la diputación federal en Coatzacoalcos. Sus operadores eran Eric Cisneros Burgos, Manuel Huerta, Benito Soriano Aguilera, una buena parte del PRD que había migrado a Morena, incluidos los aliados de su eterna enemiga, Gloria Rasgado Corsi, y Marcelo Montiel y su grupo priista, a quienes encargó la operación electoral.

Un año más tarde, en 2016, Mónica Aralí Soto fue electa por unanimidad en el Senado, a propuesta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, magistrada del TEPJF, o Trife, por un período de nueve años, de 2016 a 2025.

Fue Nahle quien movió hilos, tocó puertas, habló a los oídos del círculo cercano a López Obrador —una versión señala que hasta al mismo Andrés Manuel— y se gestó la proyección de la abogada Soto Fregoso.

Y a partir de ahí, el asalto a la presidencia del tribunal.

La voracidad de la magistrada es atrevida. Primero se hizo de cómplices. Armó su clan con magistrados afines, a veces Felipe Fuentes, otras Reyes Rodríguez, otras más Indalfer Infante. Nunca con Janine Otálora.

Vio caer al obradorista José Luis Vargas, depuesto de la presidencia del TEPJF bajo acusaciones de enriquecimiento ilícito. Y fue por más.

Luego tejió la telaraña en que cayó Reyes Rodríguez Mondragón y fue rechazando sucesivamente las ponencias de la magistrada Janine Otálora.

Fue Mónica Soto quien validó las campañas disfrazadas de las corcholatas de López Obrador y del Frente Amplio por México, en contraposición a Janine Otálora, quien advertía en su ponencia que violaban la ley electoral.

Y fue Mónica Soto quien realizó la ponencia con la que se estableció que los aspirantes a candidaturas no estaban obligados a renunciar a sus cargos públicos. En concreto protegió a Sheinbaum y a la propia Rocío Nahle, quien se resistía a dejar la Secretaría de Energía. 

Cuando el tribunal electoral quedó con sólo cinco magistrados —las otras dos plazas las mantiene congeladas la mayoría morenista en el Senado—, Mónica Aralí lanzó el último obús. Y el obús fue letal.

Reyes Rodríguez fue acusado de ejercer presión sobre el secretario general del acuerdos del tribunal, de permitir la intervención de despachos en la vida interna del TEPJF y que planteara que fuera la Suprema Corte de Justicia de la Nación la que determinara si procedía o no su renuncia. También le imputaron extorsión a una trabajadora del tribunal.

Y una más: que Reyes Rodríguez Mondragón presionaba al magistrado Felipe Fuentes para que renunciara.

Mónica Soto consumó el cuartelazo cuando Reyes Mondragón presentó su renuncia. Lo relevará a partir del 1 de enero de 2024. Y tendrá el fallo final de todos los conflictos electorales, el presidencial, Congreso federal, nueve gubernaturas, incluida la de Veracruz, y un centenar de alcaldías.

Rocío Nahle dio un golpe crucial. Podrá haber nacido en Zacatecas pero contenderá por la gubernatura de Veracruz, así incumpla el requisito constitucional de ser nativa de la entidad o hija de padre o madre veracruzanos.

Y mientras, la oposición anda en el limbo. El PRIAN, de fiesta, de jolgorio en jolgorio, de mitin en mitin, en la irrealidad. El autoengaño no es atrevido; es suicida.

Mónica Aralí Soto, la magistrada obradorista, de la que alerta hasta el mismo Felipe Calderón, construyó su camino al poder. Y llegó.

Así Rocío Nahle ya controla el Tribunal Federal Electoral.

ARCHIVO MUERTO

* “Alito” recluta a Claudia Balderas y en Morena están felices. La senadora más escandalosa, violenta y abusiva brinca al PRI https://bit.ly/3v3mAjx

* La Policía extorsionadora acecha en Sefiplan. Del brindis navideño al Cuartel de San José; le inventan aliento alcohólico, le retienen el vehículo y exigen más de 11 mil pesos para liberarlo  https://bit.ly/473jEkd

* Los diputados de Morena sólo son ‘levantadedos’: Agustín Bolaños. Nada gestionan: Agua Dulce se inunda, en Coatzacoalcos no hay agua; falla la energía eléctrica https://bit.ly/41jRGQ5

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