A lo largo de toda mi vida he escuchado que a los trabajadores de la educación en el sector público no se les ha dado un sueldo digno, decoroso y suficiente. Eso sí, todos los gobernantes se llenan la boca en sus discursos de la importancia y la prioridad de la educación, pero a la hora de los aumentos salariales las restricciones y la falta de recursos terminan imponiéndose.
El gobierno cuatritransformista de López Obrador resultó en parte diferente, claramente apegado a su visión ideologizada, discriminará entre los trabajadores que ganan más y los que ganan menos para otorgar un incremento mayor a estos últimos, pero que no será superior a la inflación. El resto, verán cómo su capacidad adquisitiva se reduce sin que puedan hacer nada, porque el autoritarismo de izquierda ya alcanzó a las dirigencias sindicales.
Otra diferencia con los gobiernos anteriores es que para el 15 de mayo ya tenían estudiados, dispuestos y amarrados los porcentajes de aumentos en salarios y prestaciones para hacer el anuncio oficial. En esta ocasión, la maestra Delfina Gómez Álvarez, señalada por actos de corrupción cuando fue alcaldesa de Texcoco para financiar sus actividades políticas, tuvo que contentarse con el argumento de que la Secretaría de Hacienda va a revisar las nóminas y la disposición presupuestal para determinar a quiénes tocará el 1, 2, 3 y hasta 7.5% de aumento.
Estos aumentos escalonados, pretenden elevar el nivel de ingreso de los profesores que menos perciben a 14,300 pesos, es decir, apenas por encima de la línea de pobreza que, con las continuadas alzas de precios, deberá ya estar por ahí de 13,000 pesos o más. En términos reales, el poder adquisitivo de los trabajadores de la educación no va a crecer. En los mejores casos se mantendrá igual, pero para los demás habrá un deterioro.
Claro que la maestra Delfina presentó esta nueva ocurrencia, populista a todas luces, como “muy importante y muy esencial (SIC) que es producto de un gran esfuerzo que hace el gobierno”. Y dijo, con la pésima preparación que se nota a leguas y el cinismo de la demagogia que “para muchos puede ser mucho, para muchos puede ser poco, pero cuando vemos la cara de alegría de los maestros que reciben un aumento y que por derecho les corresponde y que han luchado no un año ni dos, han luchado a veces hasta 20 años”. Hasta ahí las comillas porque de plano ni se le entiende.
Y sí, lo que están haciendo es ver la cara a los maestros. Hoy van a insistir en la mañanera de López Obrador en que en promedio el aumento será del 7.5%, pero en realidad habrá quienes reciban únicamente un uno por ciento. Y no será hasta que el trabajador vea el depósito en su cuenta y haga sus compras cotidianas cuando se percate.
Mientras tanto, sigue avanzando el uso del enorme aparato escolar para adoctrinar a las nuevas generaciones, para hacerlas creer que el igualitarismo y la mediocridad son las bases mismas del humanismo, con visión social, de progresismo de izquierda.
Y para iniciados
Una acción, otra ocurrencia desesperada, orientar el programa social Sembrando Vida al autoconsumo para paliar la crisis económica entre los más pobres, es una señal más de que el país va en reversa. En lugar de cimentar bases para enfrentar una economía globalizada, el gobierno actual prefiere seguir la ruta de la preservación de la pobreza para mantener cautiva a su clientela electoral.
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