El mundo de la política a menudo se mueve en círculos, y la historia parece estar destinada a repetirse una y otra vez. Un claro ejemplo de esto es el reciente acto político en el Zócalo de la capital de México, donde el presidente Andrés Manuel López Obrador rindió un informe de gobierno en medio de una concentración en pro de la Expropiación Petrolera.

Sin embargo, la historia de López Obrador y su papel en las protestas en contra de Pemex en 1996, es un ejemplo de la hipocresía que a menudo prevalece en el mundo político.

En 1996, como parte de las protestas para exigir indemnizaciones a más de 40 mil campesinos y pescadores que se sentían afectados por las actividades de Pemex, López Obrador encabezó bloqueos a instalaciones petroleras de Tabasco.

En ese entonces, las autoridades acusaron a López Obrador de «realizar plantones y bloqueos» en PEMEX, así como de «incitar a la violencia».

Por su parte, el entonces director de Pemex, Adrián Lajous Vargas, estimó los costos diarios de los bloqueos «ilícitos a instalaciones de Pemex» en 54 millones de pesos.

Pero, al igual que el entonces Secretario de Energía, Jesús Reyes Heroles, apeló al diálogo para resolver el conflicto. La hipocresía en este caso es evidente. Mientras que López Obrador fue acusado de incitar a la violencia y realizar bloqueos ilegales, ahora es el presidente de México y se muestra a favor de la Expropiación Petrolera y la protección de los intereses nacionales.

Es irónico que aquellos que lo acusaron de incitar a la violencia -como Manuel Bartlett– ahora estén en posiciones de poder y hablen de la protección de los intereses del país.

Sin embargo, esto es un reflejo de la política en general. Los políticos a menudo cambian de opinión y se adaptan a las circunstancias en su propio beneficio. Lo que una vez fue mal visto, ahora se celebra como una victoria para la nación.

Los intereses políticos cambian y los líderes también cambian con ellos. Pero debemos preguntarnos, ¿dónde está la verdadera hipocresía? ¿En aquellos que luchan por sus intereses o en aquellos que cambian de opinión según convenga?

En definitiva, la historia de López Obrador y su papel en las protestas en contra de Pemex en 1996 es un ejemplo claro de la hipocresía que prevalece en la política. Es importante que los líderes políticos sean honestos y coherentes con sus acciones, en lugar de cambiar de opinión según les convenga. De lo contrario, la política seguirá siendo vista como un juego de intereses, en lugar de una herramienta para el bien común.

¿A cuánto equivalen 54 millones de pesos del ’96 actualmente?

Para calcular el equivalente en pesos de 1996 a la economía mexicana de 2020, es necesario ajustar la cifra por inflación. Utilizando el índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) de México, el cual mide el cambio promedio en los precios de los bienes y servicios consumidos por los hogares mexicanos, podemos calcular el equivalente actual.

Según los datos del Banco de México, el INPC para el año 1996 fue de 18.51 y para el año 2020 fue de 138.15, lo que significa que los precios en México aumentaron en un 646.4% durante ese período.

Por lo tanto, para calcular el equivalente actual de los 54 millones de pesos de 1996, es necesario multiplicar esta cantidad por el factor de inflación de 6.464. El resultado es:

54,000,000 pesos x 6.464 = 349,536,000 pesos

Entonces, el daño económico de los bloqueos en 1996, estimado en 54 millones de pesos, equivale a aproximadamente $349,536,000 pesos en la economía mexicana de 2020, una cifra significativamente mayor.

¿Quién era Manuel Bartlett en ese entonces?

En 1996, Manuel Bartlett era un político muy influyente en México. En ese momento, se desempeñaba como senador del Partido Revolucionario Institucional (PRI) y ocupaba un alto cargo en el gobierno del entonces presidente, Ernesto Zedillo.

Antes de su carrera política, Bartlett había sido académico y había ocupado diversos cargos públicos en México, incluyendo secretario de Educación y Gobernación. En 1996, era un miembro destacado del ala más conservadora del PRI, conocida como la «vieja guardia».

En términos de la política de 1996, Bartlett estaba en una posición de poder en el gobierno y tenía una gran influencia en la toma de decisiones. En ese momento, el gobierno del PRI estaba lidiando con una serie de crisis, incluyendo el levantamiento zapatista en Chiapas y las protestas en Tabasco relacionadas con PEMEX.

Es importante señalar que Bartlett ha sido objeto de controversia en México debido a su papel en las elecciones presidenciales de 1988, donde se alega que su participación en el fraude electoral impidió que el candidato de la oposición, Cuauhtémoc Cárdenas, ganara la presidencia. A pesar de esto, Bartlett continuó siendo un miembro importante del PRI en la década de 1990 y mantuvo su posición influyente en la política mexicana.