Viernes, 19 de abril de 2024

  • Tras padecer COVID-19

Rodríguez Cortés pidió a Dios que perdonará sus pecados y le rogo una oportunidad

  • “Me internaron en el hospital a causa de una crisis respiratoria que me diagnosticaron como neumonía atípica”
Martes, 30 Junio 2020
  • Por:  Julio Altamirano
El procurador del Medio Ambiente, Sergio Rodríguez Cortés El procurador del Medio Ambiente, Sergio Rodríguez Cortés Internet

 

El procurador del Medio Ambiente, Sergio Rodríguez Cortés quien sobrevivió a la pandemia del COVID-19 y actualmente se recupera en su residencia dijo que le pidió a Dios que perdonará sus pecados y le rogo una oportunidad.

“Le pedía que no me dejara solo, le dije que quería ver crecer a mis hijos y que deseaba recuperarme para ser un buen cristiano, ser un buen hijo, un buen hermano, un buen esposo, un buen padre. Le ofrecí disculpas por mi soberbia, porque uno cree que todo lo tiene y mírenme acá. En un par de semanas no tenía absolutamente nada, le dije todo eso con el corazón, le pedí que por favor perdonara mi egoísmo”.

Reconoció que Dios lo fue guiando en el diálogo y le hizo prometerle algo: entregarle mi vida para lo que Él dispusiera si me dejaba vivir.

“Yo sería testimonio de su grandeza, no tendría por qué negarlo, y mucho menos darme pena y gritar a los cuatro vientos que Dios existe, que mi Dios nunca me ha abandonado. La fuerza con la que realicé la oración me hizo sentir mejor, Él me tomó de la mano, la sentí junto a la mía, estaba ahí esa noche; consolándome después de llorar por largo rato me quedé profundamente dormido”.

Narró “Me internaron en el hospital a causa de una crisis respiratoria que me diagnosticaron como neumonía atípica. Estaba respirando muy por debajo de lo normal, con el 80 por ciento de los pulmones invadidos por el coronavirus, una semana antes me habían confirmado la enfermedad; sin embargo, la reacción en mi cuerpo fue muy agresiva, no daba crédito a mi hospitalización”.

Dijo que su recuperación la atribuye a la atención y cuidado que recibió de parte del personal médico y enfermeras, que es la misma que recibe el resto de los pacientes con diagnóstico de Covid-19, pero, sobre todo, a la gran misericordia de Dios.

“Entre que me desvanecía y abría mis ojos, el tiempo transcurría, pero en realidad no sabía cuánto. Así pasó casi una semana. No reaccionaba a los medicamentos, tenía crisis respiratorias severas, dificultad para levantarme y aunque la mayoría en mi condición hace sus necesidades con un cómodo, yo siempre me levanté al baño, aunque eso fuera motivo de shock respiratorio, el cual me hacía pensar lo peor”.

Indicó que no sabía que lo más difícil estaba por llegar. “Me pasaron a terapia intensiva. Estuve en la habitación 4, es decir, me tocó la 4T (según la propia terminología del Hospital), mientras escuchaba hablar a los médicos de la necesidad de intubarme y ponerme un ventilador”.

Mencionó que una noche, estando medio consciente, pues mantenía fuertes crisis, lo visitó el médico de piso y haciendo un gran esfuerzo le preguntó cuál era su estado de salud. La respuesta fue: “de gravedad”, “Ya encarrilado le dije: doctor, ¿qué porcentaje tengo de sobrevivir? Y frío y directo como suelen ser los médicos, me respondió: señor, si eso quiere saber no le doy más de un 10 por ciento de oportunidad (…) Fue entonces que sintió mucho miedo, impotencia y desesperación, pues estaba casi sin poder respirar y escuchar esa respuesta le oprimió todavía más el pecho, como si tuviera encima una aplanadora”.

Dijo que a pesar de su gravedad, había estado haciendo un rosario en línea junto con su familia, desde que llegó al hospital, y la noche que le dijeron que sus posibilidades de sobrevivir eran mínimas, en su corazón surgió un impulso por hablarle a Dios; “no sé qué pasó, pero cuando me di cuenta había entrado en un diálogo con Él”.

Tres semanas después, una tarde, antes de rezar el rosario, recuerda que su esposa lo llamó y le dijo que su médico, el doctor Xicoténcatl García Jiménez, de acuerdo a los análisis que se le habían estado practicando la evolución había sido favorable y que estaba en franca recuperación.

Sergio Rodríguez agradece a toda su familia, amigos, compañeros, conocidos y personas que se mantuvieron en oración él.

“Fueron 26 días en el hospital. Recibir ánimo, bendiciones, oraciones e imágenes de aliento me hicieron acudir a Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo, a San Judas Tadeo, a la Virgen María, a la Virgen de Juquila. Los médicos, enfermeras y enfermeros, químicos, fisioterapeutas, afanadoras, todos influyen y arriesgan su vida para recuperar otras, muchas Gracias a todos”.

 

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