
Crisis en la Universidad Veracruzana: la prórroga al rector desata un deterioro que golpea directamente a los estudiantes
Por Julio Altamirano
La Universidad Veracruzana (UV) atraviesa una crisis que, según denuncias internas, ha rebasado los límites de lo institucional. Lo que comenzó con la prórroga considerada ilegal otorgada por la Junta de Gobierno al rector Martín Aguilar Sánchez ha derivado en un deterioro profundo que afecta principalmente a los jóvenes universitarios, quienes enfrentan un escenario de incertidumbre académica y emocional.
Desde hace más de seis meses, la comunidad universitaria ha mantenido protestas, amparos y exigencias de legalidad, mientras los tribunales federales han aplicado criterios previos a las reformas constitucionales de 2011 y a la Ley de Amparo reformada en 2013, situación que ha dejado indefensos a los estudiantes que buscan que se respete el Estado de Derecho dentro de la institución.
De no intervenir el Congreso con una interpretación auténtica que anule la prórroga, esta irregularidad podría extenderse hasta enero de 2026, afectando un semestre completo y poniendo en riesgo el futuro de toda una generación.
Daños directos al futuro profesional
El prestigio institucional es clave para acceder a empleos, posgrados o intercambios. Hoy, la UV proyecta una imagen de universidad fracturada, con un rector cuestionado y un gobierno interno debilitado. Esto ya genera:
- Retrasos en trámites de titulación y certificaciones.
- Incertidumbre sobre acreditaciones nacionales e internacionales.
- Congelamiento de programas de movilidad.
- Desconfianza de instituciones externas para firmar nuevos convenios.
Para los estudiantes, esto se traduce en un impacto inmediato en su formación y oportunidades profesionales.
Un ambiente académico deteriorado
La crisis también ha afectado la vida diaria en las aulas. De acuerdo con testimonios de la comunidad:
- Docentes trabajan bajo presión y temor a represalias.
- Proyectos académicos permanecen detenidos o cancelados.
- Concursos, becas y apoyos están paralizados.
- Áreas completas operan sin claridad de mando.
El resultado es un clima tóxico que afecta el aprendizaje, la motivación y la calidad educativa.
La rectoría, sin diálogo y sin voluntad de corregir
Mientras la comunidad exige soluciones, la rectoría se mantiene aferrada a una prórroga calificada por diversos sectores como ilegal y opaca. Esa posición ha sido cuestionada por:
- Expertos en derecho,
- Exrectores,
- Académicos de todas las áreas,
- Amplios sectores estudiantiles.
Sin diálogo ni apertura, los estudiantes aseguran sentirse abandonados por la institución que debería protegerlos.
Impacto emocional en aumento
La crisis también ha generado un fuerte costo emocional entre los jóvenes:
- Ansiedad por retrasos en trámites y titulación.
- Pérdida de oportunidades de movilidad.
- Temor de que el valor del título se vea afectado.
- Sensación de desesperanza y falta de escucha.
Un problema que afecta a todo Veracruz
La UV, una de las universidades públicas más grandes del país, es un pilar para miles de jóvenes que sostienen su educación con esfuerzo. Por ello, diversos sectores advierten que cada día que la ilegalidad permanece vigente es una forma de traición a los estudiantes.
La crisis no es un simple conflicto administrativo, sino un riesgo para la autonomía universitaria, la legalidad y el futuro profesional de miles de jóvenes.
Lo que exige la comunidad universitaria
La demanda es clara. Se pide al Congreso del Estado:
- Declarar inválida la prórroga mediante una interpretación auténtica.
- Renovar a los integrantes de la Junta de Gobierno.
- Convocar de inmediato a un proceso legal y transparente para elegir rector.
Según académicos y estudiantes, esto no es opcional, sino indispensable para frenar la erosión institucional.
La UV aún puede corregir el rumbo. De no hacerlo, lo que estará en juego no será un nombre ni un cargo, sino la credibilidad completa de la institución y el futuro de toda una generación que hoy observa, con preocupación, cómo su universidad les está fallando.
