17 de noviembre de 2025

 

«La Mafia Veracruzana» / Vídeo

Por Maria Fernández

  • Narcoestado paralelo domina el norte de Veracruz

Una nueva organización criminal conocida como La Mafia Veracruzana se ha consolidado como el verdadero poder en amplias regiones del norte del estado. Nacida de escisiones del Grupo Sombra —a su vez desprendimiento del Cártel del Golfo y remanentes de Los Zetas—, esta estructura delictiva opera con total impunidad en municipios como Poza Rica, Tihuatlán, Naranjos, Cerro Azul, Álamo y Cazones, entre otros.

El grupo, que presume abiertamente su dominio a través de mantas colocadas en calles y avenidas principales, ha instaurado un régimen de extorsión generalizada: desde taxistas, comerciantes ambulantes y locatarios de mercados, hasta pequeños empresarios, taqueros y vendedores de refrescos, todos están obligados a pagar «piso». Quien se niega, como ocurrió con la taxista y maestra jubilada Ir Hernández Cruz, se convierte en blanco de amenazas o ataques directos, como el que fue videograbado recientemente por los propios sicarios.

Aquí manda La Mafia Veracruzana”, advierten los narcomensajes, sin que autoridad alguna los retire o desmienta.

Violencia, clientelismo y narcopopulismo

Más allá del terror cotidiano que imponen, la organización también implementa una estrategia de construcción de base social mediante el asistencialismo. Reparten despensas, organizan posadas, entregan juguetes y hasta financian fiestas religiosas, en una peligrosa mezcla de narcopopulismo y control territorial, similar a los modelos vistos en Michoacán o Guerrero.

Este modelo, advierten comerciantes y activistas, ha convertido a amplias zonas del estado en auténticos feudos del crimen organizado, donde el estado de derecho ha colapsado por completo.

Guerra con el CJNG y parálisis institucional

La expansión de La Mafia Veracruzana ha generado una escalada de violencia debido a la disputa territorial con el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), que busca retomar el control de estas plazas estratégicas. En medio del fuego cruzado, la estrategia del gobierno estatal encabezado por la morenista Rocío Nahle brilla por su ausencia. No hay operativos eficaces, ni presencia sostenida de fuerzas estatales o federales en las zonas más críticas.

Incluso marcas comerciales como Corona o Victoria han sido vetadas por los criminales, quienes autorizan qué se puede vender en tianguis y misceláneas. “O pagas o te vas al cielo”, se ha convertido en una advertencia habitual.

Veracruz se hunde mientras el gobierno calla

Mientras la administración estatal niega o minimiza los hechos, en redes sociales crecen los testimonios y denuncias de víctimas que exigen atención. La percepción de un narcoestado en consolidación ya no es solo una advertencia: es una realidad visible, cruel y cotidiana.

En Veracruz, la delincuencia organizada no solo cobra piso, también impone normas, impide el comercio, elige alcaldes, y poco a poco sustituye al Estado.