17 de noviembre de 2025

Penal de Pacho Viejo / Internet

Por Redacción

 

En los Centros de Reinserción Social (CERESOS) de Veracruz, la vida tiene precio, y no es bajo: “Para sobrevivir en un penal se necesitan al menos 100 pesos diarios. Si no pagas, no comes. Y si no te alineas con un grupo, te golpean”, advierte Roberto Rodríguez Cruz, exencargado de la dirección del penal de Pacho Viejo durante el cierre del bienio de Miguel Ángel Yunes Linares.

Hoy abogado consultor, Rodríguez Cruz advierte que la crisis carcelaria en Veracruz no solo persiste, sino que se ha agravado. Tras el motín en el penal de Tuxpan que dejó ocho personas privadas de la libertad muertas y al menos diez heridas, el exfuncionario considera que lo ocurrido no fue un hecho aislado, sino parte de una cadena de corrupción, omisiones y complicidad institucional que se arrastra desde sexenios anteriores.

“Los grupos delincuenciales controlan todo: comida, baños, agua, refrescos. Y si no pagas, te castigan”, denunció.

Según su testimonio, los llamados “cobros por derecho de vida” son cotidianos en los penales. Una persona sin recursos necesita mínimo 100 pesos diarios para acceder a comida, higiene y un espacio para dormir. Todo tiene costo: papel higiénico, jabón, colchón.

Rodríguez Cruz relató que durante el gobierno de Javier Duarte, los reclusorios ya eran focos de corrupción extrema. “Los grupos criminales se llevaban hasta las despensas. La comida de los internos se vendía afuera. Sufrían hambre real. Y, con lo que me dicen familiares de internos, eso ha regresado”.

Aunque reconoce que durante el bienio de Yunes Linares se intentó contener estas prácticas, afirma que con la segunda mitad del sexenio de Cuitláhuac García y la transición al nuevo gobierno, el sistema penitenciario volvió a caer en la dinámica de corrupción y abandono.

“No puedo probarlo, pero se dice —y se vive adentro— que algunos funcionarios tienen parte del negocio. Para que esto funcione así, alguien dentro lo permite”, aseguró.

La situación no solo afecta a los internos. Las familias también sufren. “Visitar a un preso se vuelve insostenible. Si no llevas dinero, tu familiar sufre más. Lo golpean, lo aíslan. Todo es caro”.

Y sobre la seguridad en los penales, Rodríguez Cruz es tajante: “La única forma de protegerte es pagar o unirte a un grupo criminal. Pero si todos se unieran, ¿quién paga? Ese es el equilibrio perverso que mantienen”, finalizó.

(Con información de Al Calor Político)