Pablo Gómez Álvarez / Internet
Por Rebeca Solano
- Para reforma electoral en medio de crisis de violencia
- En Veracruz, cuna de Reyes Heroles, crecen dudas sobre rumbo democrático del país
En el mismo fin de semana en que ocho personas fueron asesinadas dentro del penal de Tuxpan, Veracruz, el gobierno federal anunció que Pablo Gómez Álvarez, actual titular de la Unidad de Inteligencia Financiera y figura histórica de la izquierda, será el encargado de diseñar una nueva reforma electoral para el país.
La designación generó críticas por parte del exsenador y articulista Germán Martínez Cázares, quien cuestionó el perfil del funcionario y el momento político del anuncio, al considerar que se corre el riesgo de revertir avances democráticos logrados desde la reforma política de 1977, impulsada por el tuxpeño Jesús Reyes Heroles.
“¿Desandarán esos pasos? ¿Van a regresar al país a la época de José López Portillo?”, preguntó Martínez en su columna, al recordar que en 1976 México tuvo un candidato presidencial único y partidos satélite sin verdadera competencia.
El también exdirector del IMSS advirtió que sin incluir a la oposición en el diseño de las reformas, la comisión presidencial encargada del proceso podría convertirse en “una pista de circo para ver marometas retóricas” y un instrumento de legitimación para consolidar un régimen autoritario.
Además, criticó que el Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) haya abandonado principios fundacionales como el antimilitarismo, y acusó a sectores oficialistas de buscar una “bu-ke-li-zación” del país, en alusión al modelo de reelección y control institucional promovido por Nayib Bukele en El Salvador.
El nombramiento de Pablo Gómez también provocó reacciones divididas dentro del bloque oficialista: mientras el diputado Ricardo Monreal lo celebró “con esperanza” pero advirtió de “disputas internas insalvables”, el senador Gerardo Fernández Noroña alertó sobre posibles “golpeteos” desde dentro del movimiento, aunque sin reconocer que la reforma podría abrir la puerta a la reelección presidencial.
Martínez remató su crítica con una referencia simbólica al penal de Lecumberri, donde Pablo Gómez fue preso político en 1968, al señalar que en ese mismo lugar fue asesinado Francisco I. Madero, precursor del sufragio efectivo y la no reelección.
“¿Se embarcó en la misma aventura antidemocrática el comunista Pablo Gómez?”, ironizó el articulista, evocando los orígenes veracruzanos de Reyes Heroles y la tragedia reciente en la cárcel de Tuxpan, cuyas columnas de humo, dijo, alcanzaron hasta las aguas del Pantepec, donde alguna vez zarpó el Granma rumbo a Cuba.