28 de septiembre de 2025

Carta de Beatriz Gutiérrez Müller

Por Silvia Núñez Hernández

La carta de Beatriz Gutiérrez Müller del 18 de agosto de 2025 es un ejercicio de cursilería política disfrazada de defensa familiar. Se presenta como mujer independiente de la política, como madre amorosa y como esposa enamorada de un “loco hermoso” que, según ella, ha salvado al país de la pobreza y la desigualdad. Pero detrás de esa prosa edulcorada se esconde la hipocresía de quien ha vivido cómodamente del poder que tanto dice despreciar.

Mientras Beatriz acusa a “la derecha rancia” de calumnias, el verdadero saqueo ocurrió bajo sus narices: López Obrador dejará a México con la mayor deuda pública en la historia, cercana a los 17 billones de pesos (SHCP, 2024), pese a su discurso de “austeridad republicana”. Además, lejos de haber erradicado la desigualdad, más de 47 millones de mexicanos permanecen en pobreza y la pobreza extrema aumentó de 8.7 a 9.1 millones de personas durante su sexenio (Coneval, 2023).

La narrativa de que “ya no roban los de antes” choca con la realidad de sus propios colaboradores. Adán Augusto López Hernández, primo del presidente y exsecretario de Gobernación, ha sido vinculado en investigaciones periodísticas con redes del narcotráfico en Tabasco y Tamaulipas. Manuel Bartlett, director de la CFE, mantiene más de 20 propiedades no declaradas y un historial de enriquecimiento inexplicable que nunca se ha sancionado.

La carta de Beatriz insiste en un mundo polarizado: ellos, los “buenos”, contra la mafia del poder. Sin embargo, al otro lado del río Bravo, los reportes oficiales no se guían por sentimentalismos. El Informe de Estrategia Internacional de Control de Narcóticos del Departamento de Estado (2024) clasifica a México como “principal plataforma de trasiego de fentanilo y metanfetaminas hacia EE.UU.”, advirtiendo que la corrupción política y la falta de voluntad gubernamental permiten la expansión de los cárteles.

En paralelo, el **Servicio de Investigación del Congreso estadounidense (CRS)** alertó que la política de “abrazos, no balazos” debilitó la cooperación bilateral, y la **DEA** reportó que durante el gobierno de López Obrador **hubo reticencia a actuar contra líderes visibles del Cártel de Sinaloa**, lo que en la práctica significó una forma de “protección indirecta”.

Mientras Beatriz proclama que “ya no roban ni mandan los de antes”, la violencia alcanzó cifras históricas en el sexenio de su esposo: más de 180 mil homicidios dolosos (SESNSP, 2018-2024) y un control territorial creciente de los cárteles.

Y mientras ella habla de resistencia y amor eterno, Claudia Sheinbaum, la heredera política de López Obrador, se encuentra maniatada: en los hechos mantiene una colaboración absoluta con Washington en migración y seguridad, pero en público simula defender el legado de AMLO. Un doble discurso que muestra que el poder heredado no se sostiene sin Estados Unidos.

El contraste es demoledor: la esposa del presidente se refugia en cartas de romanticismo político, mientras la realidad evidencia corrupción, narcotráfico y pobreza creciente. Beatriz habla de amor y dignidad, pero vive de un proyecto que hipotecó el futuro del país.