Internet
Por: Silvia Núñez Hernández
Tengo 21 años de servicio en la SEV y todo ese tiempo he pagado, quincena tras quincena, mis aportaciones al IMSS con la esperanza de tener un seguro de salud confiable, digno y humano. Lo que hoy vivo me demuestra lo contrario: un sistema enfermo de burocracia, indolencia y soberbia que se burla del dolor de los pacientes y sus familias.
A mi familiar le han realizado una tomografía, un estudio de Rayos X, una colonoscopia y una endoscopia. Nada de esto ha sido sin sufrimiento: en cada trámite he llorado sangre, pues el área administrativa se esmera más en levantar muros de burocracia que en hacer su trabajo. Y si alguien llega a pensar que en fines de semana hay mayor oportunidad, olvídenlo: sábados y domingos “descansan”, porque según ellos están agotados de tramitar uno o dos estudios.
Una estrategia de desgaste cruel
Los médicos tratantes, lejos de ofrecer soluciones integrales, aplican una estrategia de desgaste: estabilizan al paciente, luego llegan con la familia y les dicen que “ya está menos mal de lo que llegó”, y acto seguido intentan derivar todos los estudios a la medicina externa. Esto significa que, sin diagnóstico ni tratamiento completo, los pacientes quedan en un limbo. Es una práctica que viola la ley y que condena a enfermos a un peregrinaje interminable.
¿Saben cuándo programan un nuevo estudio dentro del hospital? De aquí a un año. Si adentro he esperado más de ocho días por una simple programación, afuera me convierto en un enfermo invisible.
La contradicción en la cúpula
Desde el viernes 15 de agosto, la directora Inés Arano Meléndez aseguró que estaba promoviendo el estudio de cápsula endoscópica a mi familiar. Hoy, después de cuatro días de espera, no hay avance alguno. Al acudir al área administrativa, recibí la respuesta que desnuda la podredumbre del sistema: con malos modos, una funcionaria me dijo que “apenas” iba a llenar la solicitud, contradiciendo de manera abierta lo que afirmó la propia directora.
Peor aún: lo dijo con odio, con soberbia, como si su poder administrativo estuviera por encima de la máxima autoridad del hospital. Ese tipo de actitudes no solo exhiben la falta de congruencia en la dirección, sino la ausencia de mando en el barco.
Un llamado urgente
Directora Mirna Inés Arano Meléndez: la salud no sabe de fines de semana, ni admite pretextos burocráticos. Usted tiene en sus manos la responsabilidad de hacer que este hospital funcione como lo que debería ser: un lugar de alivio, no de tortura.
Le exijo, como ciudadana y como derechohabiente, que haga más eficiente a su personal administrativo, que contrate personal para sábados y domingos**, porque la enfermedad no descansa, y que capacite a todos —médicos, enfermeras y administrativos— en derechos humanos y calidad de servicio. Urge humanizar la atención y erradicar el maltrato, porque hoy lo que impera es la insensibilidad y la negligencia.
Los pacientes no merecemos que se juegue con nuestra vida en nombre de la burocracia. Y usted, como directora, tiene la obligación de poner orden.