DEA encabeza presiones de Trump / Internet
Por Rebeca Solano
La Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) ha sido colocada en la primera línea de la estrategia del expresidente Donald Trump para presionar al nuevo gobierno de Claudia Sheinbaum, de acuerdo con un reportaje de Zedrik Raziel publicado en el diario español El País.
El reportaje sostiene que cualquier negociación bilateral en materia de seguridad está siendo subordinada a la narrativa del combate al narcotráfico, aunque detrás persistan intereses políticos, comerciales y geopolíticos. El objetivo de Trump, según la investigación, sería reafirmar su poder hegemónico en la relación con México.
Proyecto Portero y desencuentro bilateral
El punto de quiebre se habría dado con la presentación unilateral del Proyecto Portero, anunciado por la DEA sin coordinación con el gobierno mexicano. La iniciativa buscó exhibir a Sheinbaum como una mandataria renuente a cooperar en materia de seguridad.
La presidenta respondió que no existen acuerdos formales más allá de un taller aislado en Texas y recalcó que todo convenio debe realizarse entre Estados soberanos, no mediante agencias extranjeras que actúan como extensión de la política exterior de Washington.
Operativos mediáticos y protección al crimen
El análisis también cuestiona la efectividad de los operativos encabezados por Omar García Harfuch y el general Ricardo Trevilla, que serían más bien estrategias mediáticas que golpes reales contra los cárteles. Estos grupos criminales, señala, se mantienen en la impunidad y con la presunta protección de altos funcionarios federales y estatales, sin que ninguno haya sido procesado.
Estrategia de presión de Trump
De acuerdo con El País, el expresidente republicano estaría dispuesto a endurecer su postura contra México con medidas como sanciones a bancos, exigencias de extradición y amenazas de intervención militar. La DEA, en este contexto, funcionaría como un instrumento diplomático antes que como una agencia técnica.
El dilema para Sheinbaum
Para Sheinbaum, este escenario representa un desafío político y diplomático: aceptar las condiciones de Trump implicaría el riesgo de ser percibida como una presidenta subordinada, mientras que resistir la presión podría derivar en un quiebre con Washington y tensar la cooperación bilateral.
El reportaje concluye que el verdadero reto del gobierno mexicano será construir una agenda de seguridad autónoma, basada en instituciones nacionales fortalecidas, capaces de cooperar con Estados Unidos bajo reglas claras y sin depender de la DEA.