28 de septiembre de 2025

Por Silvia Núñez Hernández

Que ciudadanos mexicanos tengan que esperar a Marco Rubio frente a la Suprema Corte de Justicia para mostrar su indignación contra la reforma judicial de Morena no es ingenuidad: es el retrato de la desesperación que se vive en el país.

Cuando un régimen cierra el debate, criminaliza la protesta y asfixia la crítica, la ciudadanía busca grietas para hacerse escuchar, incluso si eso significa levantar una cartulina que diga “SOS Marco Rubio” frente a un senador extranjero.

No es que alguien crea que un republicano de Florida va a salvar a la justicia mexicana. Es que Morena ha secuestrado los canales institucionales: convirtió el Congreso en oficialía de partes, desmantela contrapesos y ahora apunta contra la Corte.

La cartulina puede parecer exagerada, pero es un símbolo: que el mundo vea cómo en México se intenta destruir la independencia judicial. Que quede claro que Morena no habla por todos los mexicanos.

El otro mensaje: Venezuela como espejo

Un día antes de su encuentro con la mandataria mexicana, Marco Rubio lanzó un ataque directo contra el régimen de Nicolás Maduro en Venezuela, al que volvió a llamar “dictadura”. ¿Casualidad? Difícil creerlo.

Rubio sabe que su discurso resuena en México porque cada vez más voces comparan la deriva de Morena con los modelos autoritarios latinoamericanos. Y su gesto puede leerse como un mensaje velado a la propia presidencia mexicana: la comunidad internacional observa, y lo que hoy parece “soberanía judicial” para el oficialismo, afuera se percibe como un ensayo de control autoritario.

Entre la cartulina y la advertencia

La protesta ciudadana con “SOS Marco Rubio” y las palabras del senador estadounidense confluyen en un mismo punto: México está bajo la lupa.

  •  Adentro, la indignación se expresa como puede, porque las puertas oficiales están cerradas.
  •  Afuera, se comienza a colocar a México en el mismo mapa de países donde el poder político amenaza a la justicia.

En el fondo, lo que ocurre frente a la Suprema Corte y en los discursos en Washington responde a una misma pregunta: ¿seguirá México el camino de Venezuela o resistirá para salvar su democracia?

Lo cierto es que ni Marco Rubio salvará la justicia mexicana, ni Morena logrará callar todas las voces. La batalla sigue siendo aquí, en las calles, en los tribunales y en la memoria colectiva de los mexicanos que no aceptan ser gobernados bajo una lógica de sumisión.