27 de septiembre de 2025

Por Enrique Aranda

Cuando en Estados Unidos y otras latitudes se generaliza la percepción de que México está convertido en un narcoestado merced a la complicidad de sus gobiernos con los cárteles de la droga o por la corrupción de sus funcionarios

Más allá de la reiterada proclama de que la política bilateral en materia de seguridad se dá en un marco de “cooperación pero no de subordinación”, el inminente arribo del secretario de Estado, Marco Rubio, y su confirmada reunión con la inquilina de Palacio deberá derivar, a decir de no pocos, en el inmediato “endurecimiento” de medidas ya adoptadas por la ineficiente administración morenista para ser reemplazadas por una estrategia diseñada bajo criterios de la Casa Blanca que se entiende, asumirá un papel mucho más protagónico en su implementación en nuestro territorio…

La sóla pretensión de Claudia Sheinbaum de imponer la idea de que la visita de uno de los halcones preferidos del siempre controversial Donald Trump no será más que un encuentro más con un funcionario del vecino país con el propósito de dar los últimos toques a una agenda común en la lucha contra el crimen organizado alienta más dudas que certezas. El hecho mismo de que el visitante no prevee encontrarse con su par, el siempre obsequioso Marcelo Ebrard, evidencia que no estamos ante una visita de corte diplomático sino esencialmente política.

Cuando en Estados Unidos y otras latitudes se generaliza la percepción de que México está convertido en un narcoestado merced a la complicidad de sus gobiernos con los cárteles de la droga o por la corrupción de sus funcionarios y unas semanas apenas después que dos de los líderes más emblemáticos del Cártel de Sinaloa -Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada-, fueran entregados a la justicia norteamericana ante la que ambos se declararon culpables y ofrecieron información de altísima valía a cambio de garantizar su “no retorno” a México y evitar la pena de muerte, una visita como la que nos ocupa, insistamos, no parece constituir solo una cortesía del gobierno republicano y menos un buen augurio para la administración de la 4T.

Pretender minimizar el difícil momento que vive la relación bilateral y la creciente presencia, accionar y posicionamiento de las bandas criminales a todo lo largo y ancho del territorio parece una necedad o, incluso, un intento más de seguir imponiendo la falaz percepción de que todo marcha “viento en popa” y que la realidad y el futuro de México y sus ciudadanos está más que garantizado. Al tiempo…

Asteriscos

· En apoyo a la salud popular y la competencia, empresas de la Asociación Mexicana de Laboratorios Farmaceúticos (Amelaf) que dirige Juan de Villafranca reiteraron su compromiso de garantizar el abasto de medicamentos, alentar el desarrollo de las cadenas de suministro y el avance tecnológico. Bien…

Veámonos en quince días más, con otro asunto de Naturaleza Política