UNAM / Internet
Por Rebeca Solano
La Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) fue desalojada la mañana de este lunes, luego de que se difundiera la fotografía de un mensaje amenazante pegado afuera de uno de los baños del plantel.
El texto advertía: “Encuentren la bomba que pusimos en uno de sus baños. Nosotros no nos andamos con (…) No intenten averiguar quiénes somos”, lo que provocó alarma entre estudiantes y personal académico.
Ante la situación, la dirección de la Facultad informó que se activaron los protocolos de seguridad y se llevaron a cabo revisiones exhaustivas en las instalaciones.
Este hecho ocurre apenas tres semanas después de una amenaza similar en la Facultad de Economía, ubicada cerca de Rectoría y Las Islas, también dentro de Ciudad Universitaria.
La comunidad estudiantil fue evacuada a zonas abiertas mientras elementos de seguridad universitaria y cuerpos de emergencia realizaban las inspecciones correspondientes.
En redes sociales, alumnos compartieron imágenes y videos del desalojo, expresando una mezcla de miedo, confusión y enojo. Algunos señalaron que la amenaza podría haber sido una estrategia para desmovilizar la asamblea estudiantil programada para este lunes, mientras otros la consideraron una broma de mal gusto.
La amenaza se produce en un contexto de tensión creciente dentro de la UNAM, tras los hechos de violencia registrados el 22 de septiembre, cuando el joven Lex “N” atacó y asesinó al estudiante Jesús Israel en el Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur.
Además, las últimas semanas han estado marcadas por protestas estudiantiles, tanto por este crimen como por las movilizaciones del 26 de septiembre, en memoria de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa, y del 2 de octubre, aniversario de la matanza de Tlatelolco de 1968.
Aunque la UNAM ha reforzado sus medidas de seguridad —con la instalación de botones de pánico, cámaras de vigilancia y campañas de atención a la salud mental—, la repetición de amenazas y actos violentos dentro de los planteles mantiene en alerta a la comunidad universitaria y evidencia la urgencia de medidas más efectivas para garantizar la seguridad en los espacios educativos.