17 de noviembre de 2025

 

Pemex  / Internet

Por: Rebeca Solano

El Gobierno de México ha comenzado a diseñar un plan de refinanciamiento de emergencia para intentar aliviar la deuda colosal de Petróleos Mexicanos (Pemex), que actualmente supera los 120.000 millones de dólares, al sumar tanto pasivos financieros como adeudos a proveedores.

Fuentes cercanas al plan, citadas por El País, revelaron que la estrategia contempla recurrir a líneas de crédito de organismos multilaterales como el Banco Mundial, así como a banca internacional, entre ellas Deutsche Bank, a través de esquemas de factoraje financiero. La idea es que los bancos compren deuda de Pemex con descuentos, respaldados por el Gobierno mexicano, para destinar esos fondos principalmente a cubrir pagos a proveedores, a quienes se les deben alrededor de 20.000 millones de dólares.

El plan también plantea un debate interno: ¿absorberá la Secretaría de Hacienda parte de la deuda directamente, o seguirá canalizando capitalizaciones indirectas como ocurrió durante el sexenio de López Obrador? Este año, Pemex recibió 136.000 millones de pesos (unos 7.200 millones de dólares) del presupuesto federal para pagar pasivos inmediatos.

Pemex, al borde de la parálisis

Con una deuda financiera total de 101.000 millones de dólares hasta marzo pasado, Pemex ostenta el título de la petrolera más endeudada del mundo. A esto se suma su creciente incapacidad para pagar a proveedores, lo que ha generado una crisis en cadena en estados petroleros como Campeche, Tabasco y Veracruz, donde ya se han perdido miles de empleos. La Asociación Mexicana de Empresas de Servicios Petroleros (Amespac) advirtió que, si la paraestatal no comienza a saldar adeudos este mes, el sector entrará en parálisis total.

Una cirugía financiera y política

La presidenta Claudia Sheinbaum reconoció que su administración trabaja en una «transformación profunda de Pemex», que proyecta a futuro una operación viable hasta 2040. En su estrategia, ya ha comenzado una reestructura interna que incluye la eliminación de empresas filiales, reducción de nómina, un nuevo esquema fiscal con un solo impuesto, y la racionalización operativa de contratos.

No obstante, estos ajustes no han frenado las pérdidas: en su último reporte financiero, Pemex informó pérdidas por 43.300 millones de pesos (alrededor de 2.300 millones de dólares).

A pesar de haber recibido más de un billón de pesos en transferencias gubernamentales en los últimos años, la empresa productiva del Estado ha pasado de extraer más de tres millones de barriles diarios a una operación dependiente del presupuesto federal. El ideal de autosuficiencia energética, promovido por el sexenio anterior, sigue lejano ante la realidad financiera de una empresa que opera con números rojos y presión internacional por el cambio energético.

Lo que está en juego

El gobierno de Sheinbaum enfrenta así su primer gran reto económico y político: salvar a Pemex del colapso sin desfondar las finanzas públicas. El refinanciamiento, que se negocia a contrarreloj con bancos y fondos internacionales, busca dar viabilidad a Pemex durante los próximos 15 años. Pero el tiempo apremia: en 2025, la petrolera deberá cubrir 6.400 millones de dólares de deuda a corto plazo, y 47.100 millones más antes de que termine el sexenio.