17 de octubre de 2025

 

Inundaciones en Poza Rica: negligencia de autoridades y heroísmo de trabajadores de PEMEX

Por Rebeca Solano

La madrugada del 10 de octubre, fuertes inundaciones arrasaron con la ciudad, dejando decenas de víctimas y una devastación generalizada. Un análisis detallado de los hechos muestra que autoridades municipales, estatales y federales omitieron advertencias clave, mientras que trabajadores del Complejo Procesador de Gas (CPG) de PEMEX actuaron heroicamente, evitando una tragedia mayor.

Según testimonios, PEMEX no activó su silbato de alarma a petición de Protección Civil; el retraso fue causado por la propia afectación de la planta, no por la seguridad de la población. A las 5:00 a.m., el agua irrumpió con fuerza en el CPG, pero los trabajadores siguieron los protocolos de emergencia, poniendo las plantas en «modo seguro» y derivando el gas a los quemadores, evitando la liberación de una nube tóxica y explosiva que habría puesto en riesgo toda la ciudad.

A pesar de esto, ninguna alarma sonora pudo advertir a la población. La activación tardía de la alarma interna, aproximadamente a las 5:30 a.m., ocurrió cuando gran parte de la ciudad ya estaba inundada. No existió un plan de evacuación efectivo, y la población no recibió medidas preventivas visibles. Instituciones como la Universidad Veracruzana y el Poder Judicial no suspendieron actividades, mientras que la central de autobuses y la central de abastos operaban sin aviso.

Por su parte, la CFE actuó oportunamente, cortando el suministro eléctrico y evitando muertes por descargas. Sin embargo, las autoridades con capacidad de respuesta, que contaban con imágenes satelitales, estaciones de monitoreo de CONAGUA y personal a lo largo del río, se limitaron a emitir alertas genéricas, sin movilizar ayuda a tiempo.

El resultado fue una tragedia humana y material, que incluyó la muerte de al menos un trabajador del CPG, Luis Arturo Aguirre, y numerosas víctimas anónimas de la inundación. Las autoridades, incluida la gobernadora Rocío Nahle, han minimizado los daños y pérdidas, a pesar de la magnitud del desastre.

El evento evidencia tanto la negligencia gubernamental como el heroísmo de los trabajadores de PEMEX y la CFE, quienes salvaron incontables vidas con sus acciones. La ciudad de Poza Rica enfrenta ahora la tarea de recuperación ante la devastación y la ausencia de prevención efectiva.