27 de septiembre de 2025

Por Silvia Núñez Hernández

¿Por qué no, en vez de montar un circo mediático, el alcalde de Medellín de Bravo, Marcos Isleño Andrade, asumió su responsabilidad y se hizo cargo de La Roca?

¿Por qué no, con recursos municipales, contrató veterinarios, rehabilitó las instalaciones y convirtió ese lugar en un verdadero centro de salud animal?

La respuesta es clara: porque nunca le interesó el bienestar de los animales. Lo único que le urgía era desalojar, sacar a los perros de en medio y dejar el terreno vacío. El guion de siempre: aparentar un acto heroico para la foto y después lavarse las manos.

Ahora resulta que no sabe qué hacer con los perros que quedaron bajo su “cuidado”. No hay plan, no hay presupuesto, no hay compromiso. Lo único que hay es la sospecha de que, sin presión social, esos animales terminarán condenados.

La señora Norma Rodríguez, fundadora y protectora incansable de La Roca, sostuvo durante años el refugio con lo que tenía: esfuerzo, sacrificio y amor genuino por cada perro y gato que llegó a sus manos. Sin presupuesto, sin reflectores y sin un municipio que apoyara. Tras su muerte, fueron sus familiares quienes trataron de seguir adelante, pero el abandono institucional se impuso como siempre.

Y entonces aparece el alcalde, no para honrar esa labor, no para garantizar la continuidad del proyecto, sino para improvisar un operativo que deja más dudas que certezas.

Hoy la fotografía es clara:

  • Un municipio sin planeación ni estrategia.
  • Un alcalde que evade responsabilidades y se cuelga medallas ajenas.
  • Un refugio convertido en trofeo político.
  • Animales en riesgo de ser sacrificados por la incompetencia oficial.

La Roca no murió con Norma Rodríguez: la mataron la indiferencia del Estado y la ambición de quienes ven en los terrenos más valor que en las vidas.

Los protectores de animales no dudan: la prioridad es el bienestar de los peludos. Pero el gobierno juega a otra cosa: al espectáculo, al despojo y al engaño.

Por eso, el llamado es urgente: las protectoras de animales de la zona no deben permitir que se implemente una matanza de los perros rescatados por Norma, ni que el alcalde ya lo esté haciendo en silencio. Es momento de vigilar, denunciar y frenar cualquier intento de exterminio.

No nos confundamos. En Medellín de Bravo no se está rescatando a los perros de La Roca. Lo que se está rescatando —con descaro y a toda prisa— es un terreno.

Y si los ciudadanos y las protectoras no ponen un alto inmediato, lo que seguirá no será un rescate, sino una masacre encubierta con el sello del Ayuntamiento de Marcos Isleño Andrade.