17 de noviembre de 2025

 

ISSSTE rompe con Sacyr y nacionaliza hospital en Iztapalapa

Por Rebeca Solano

El gobierno capitalino anunció la ruptura del contrato entre el ISSSTE y la empresa española Sacyr, así como la nacionalización del Hospital General de Iztapalapa (antes Hospital General de Esláhuac), una medida que el jefe de Gobierno, Martí Batres, calificó como un “logro histórico” y un acto de soberanía sanitaria.

Sin embargo, detrás del discurso patriótico, la decisión revela una independencia sanitaria mínima y sin rumbo claro. El hospital, inaugurado en 2020 bajo un esquema de asociación público-privada (APP), era uno de los pocos centros médicos con tecnología moderna y servicios de alta calidad.

El contrato original preveía 25 años de operación con estándares internacionales, pero el gobierno decidió romper el acuerdo de manera unilateral, sin presentar un plan alternativo, sin transparencia sobre el impacto económico y con la posibilidad de litigios millonarios en puerta.

“Parece más un arrebato político para culpar al pasado de los males actuales”, señalaron trabajadores del sector salud consultados, quienes lamentaron que la medida se haya tomado sin considerar la sostenibilidad operativa del hospital.

Batres presumió que el gobierno ya realizó acciones similares en Tabasco, Nayarit y Yucatán, y que próximamente “recuperará” servicios de hemodinamia, anestesia y endoscopía que, paradójicamente, hoy están suspendidos.

Lo que el mandatario no explicó es de dónde saldrá el presupuesto para mantener los servicios que antes operaban empresas especializadas privadas. Tampoco se aclaró si ya se cuenta con personal capacitado para asumir esas funciones.

La preocupación en el sector salud crece ante el deterioro en la atención médica, los retrasos en cirugías y las filas interminables en clínicas del ISSSTE. Expertos advierten que convertir hospitales funcionales en trofeos ideológicos no es justicia social, sino negligencia disfrazada de patriotismo.

“El ISSSTE no necesita nacionalizar hospitales; necesita funcionar”, criticaron médicos y usuarios en redes sociales, cuestionando si el gobierno privilegia los aplausos sobre la eficacia.

Mientras tanto, el país enfrenta una crisis hospitalaria estructural, y el gobierno busca colgarse una “victoria chiquita” en medio del colapso del sistema público de salud.