28 de septiembre de 2025

Donald Trump / Código Magenta

Por Ramón Alberto Garza

Mal se ve la presidenta Claudia Sheinbaum negando lo que ya es un hecho:  el gobierno de Donald Trump está listo para incursionar en cualquier momento en suelo mexicano -con o sin permiso del gobierno de la 4T- para desmantelar el “narcoestado” en el que está convertido México.

Para los norteamericanos este no es un asunto de “soberanías”, sino de defensa a las 100 mil víctimas anuales que cobra el mortal fentanilo enviado desde México. Y si el gobierno de la 4T es incapaz de frenar el tráfico ilegal de ese opioide, no existe otra salida más para el presidente Donald Trump que tomar la justicia por su propia mano. Y sus ciudadanos -y el mundo entero- se lo aplaudirán. Como lo hicieron en su momento con el asalto en Pakistán para la captura y muerte de Osama Bin Laden.

El camino se está pavimentando para justificar la incursión de las Fuerzas Armadas norteamericanas en territorio mexicano. Reiteramos, que no sería una invasión masiva de tropas, sino un asalto quirúrgico de 10 o 15 comandos buscando acabar con las principales células de los Cárteles de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, lo que queda del Cártel del Golfo, el Cártel del Noreste y la Familia Michoacana, entre otros. Todos ya, oficialmente, declarados organizaciones terroristas, lo que establece para los norteamericanos -unilateralmente- el marco legal para justificar el asalto en territorio mexicano. Cuatro son las señales evidentes de que ese destino es inevitable.

I.- TRUMP DA LUZ VERDE

Uno, el New York Times primero y el Wall Street Journal después, filtran que el presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva para autorizar la incursión de Fuerzas Armadas norteamericanas en territorios latinoamericanos para combatir a los cárteles de la droga. Nadie en la Casa Blanca lo desmiente. Por el contrario, el inquilino de la Oficina Oval advierte: “Estamos jugando con mano dura. Pronto podremos elaborar más al respecto”. México está al frente de la lista.

II.- VAN POR “LOS DE ARRIBA”

Dos, en los mismos días se declara que el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, apoya el envío de drogas a los Estados Unidos, lo desconocen como mandatario legítimo y le imponen una recompensa de 25 millones de dólares a quien dé información sobre su paradero. Dos días después esa recompensa se eleva a 50 millones de dólares. Mensaje claro. La fiscal norteamericana, Pam Bondi, declara que Maduro “es uno de los narcotraficantes más grandes del mundo y una amenaza a nuestra seguridad nacional”. Al igual que con el ex presidente de Honduras -ya sentenciado en Estados Unidos- el gobierno de Trump va por los narco Jefes de Estado. ¿Incluirán en la lista a Andrés Manuel López Obrador? Y si la presidenta de México no coopera como ellos lo esperan, ¿le aplicarán la misma receta que a Nicolás Maduro?

III.- NARRATIVA QUE JUSTIFIQUE

Tres, los medios de comunicación y las redes sociales en los Estados Unidos intensifican la publicación de informaciones que alimentan la narrativa del narcoestado mexicano. El New York Times publica una extensa investigación en la que pone en evidencia que las Fuerzas Armadas mexicanas protegen en Sinaloa a los cárteles productores de fentanilo. Y da testimonio de que también existen cómplices que protegen a esos cárteles del lado norteamericano.

IV.- MÁS TROPAS  A LA FRONTERA

Cuatro, en el recuento de las fronteras se deja en evidencia el creciente envío de tropas norteamericanas, especialmente a territorios texanos donde los tanques, los U.S. Armies y los Marines elevan sustancialmente su presencia con artillería pesada como helicópteros Chinook y Black Hawk, así como tanques Strykers, aviones, drones y equipos para captar imágenes térmicas, es decir, de cuerpos en movimiento. Si las mismas estadísticas norteamericanas reconocen que la migración disminuyó entre un 50 y un 86 por ciento en los últimos meses, la única respuesta al incremento del envío de milicias norteamericanas a la frontera con México son los preparativos -si se hace necesario- de una incursión armada.

Y frente a esta clara estrategia de que se están alineando las condiciones para justificar el asalto desde el extranjero ¿cuál es la respuesta del gobierno mexicano? Lamentable. Cuestión de asomarse a la mañanera del pasado viernes para darse cuenta que, la presidenta Claudia Sheinbaum, estaba completamente desinformada, perdida. Decía que la orden ejecutiva firmada por su homólogo Donald Trump se limitaba al combate de los cárteles sólo del lado norteamericano. Falso. Si así fuese ¿qué necesidad de firmar la autorización si las Fuerzas Armadas norteamericanas no necesitan de una “orden ejecutiva” para operar en su territorio? ¿Acaso los asesores de la presidenta no leyeron el tercer párrafo que habla claramente de la incursión en territorio latinoamericano de las milicias norteamericanas?

Bajo esta narrativa de los preparativos para acabar con los cárteles, está claro que los famosos 90 días de aplazamiento a la imposición de aranceles a México no fue ninguna victoria, como se pretende vender. El mensaje del presidente Donald Trump es: “Abro una ventana de 90 días para ver en qué terminan los acuerdos de seguridad entre Estados Unidos y México. Y los aranceles son mi instrumento de negociación. No aceptan mis condiciones para acabar con los cárteles, pues habrá aranceles del 50 por ciento.

En pocas palabras, por más dialéctica nacionalista y soberana que le aplique la presidenta Claudia Sheinbaum, esa es sólo para consumo interno. Los hechos se empecinan en alertarla de lo contrario. La inquilina de Palacio Nacional -y su círculo cercano- tienen que asumir que el presidente Donald Trump nunca va a pedir permiso… y cuando decida incursionar en México, mucho menos va a pedir perdón.