28 de septiembre de 2025

Centro para el Estudio de la Democracia (CSD) / Internet

Por Rebeca Solano

México se encuentra ante un doble desafío estructural: contener la violencia del crimen organizado y frenar la injerencia extranjera en su sector energético, en particular la influencia de Rusia, que pone en riesgo la seguridad nacional y la relación con Estados Unidos, según el informe internacional Global Reach: Countering the Kremlin Playbook in Latin America, publicado por el Centro para el Estudio de la Democracia (CSD).

El documento señala que México está entre los cinco países con mayor número de homicidios vinculados al crimen organizado en el mundo, con más del 60% de los homicidios dolosos relacionados con actividades criminales en 2024. Además, el robo de combustibles, ya sea mediante huachicol o huachicol fiscal, representa alrededor del 12% del mercado interno de energía, generando pérdidas millonarias para Pemex y fortaleciendo a los cárteles.

El informe también advierte sobre la debilidad institucional: el índice de impunidad supera el 95% y la confianza de los ciudadanos en las fiscalías estatales es baja, mientras casos de corrupción en el Poder Judicial facilitan la protección del crimen organizado.

En cuanto a la geopolítica, el estudio señala la creciente influencia rusa en México, principalmente a través de medios digitales, propaganda y acercamientos en el sector energético, así como la intención de generar desconfianza hacia la cooperación con Estados Unidos. China, por su parte, también busca posicionarse como socio alternativo en tecnología y suministro energético, lo que plantea riesgos estratégicos.

El informe subraya que la soberanía energética defendida por el gobierno mexicano puede alejar inversiones confiables de Norteamérica y abrir espacios para actores con agendas contrarias a los intereses democráticos y de seguridad en la región.

Finalmente, el CSD advierte que la injerencia rusa y china constituye una forma de intervención blanda, con el objetivo de debilitar la cooperación hemisférica y la relación estratégica México–Estados Unidos, que absorbe el 80% de las exportaciones energéticas mexicana