28 de septiembre de 2025

 

 Paquete Económico 2026 / Internet

Por Rebeca Solano

  • Expertos advierten deterioro en inversión y servicios públicos

La Secretaría de Hacienda entregará este lunes al Congreso el Paquete Económico 2026, en un contexto de fuerte presión sobre las finanzas públicas. Aunque se anticipan cifras optimistas en los pronósticos oficiales, analistas advierten que el gobierno federal enfrenta un déficit estructural que limita la capacidad de inversión y deteriora los servicios públicos.

De acuerdo con el economista Macario Schettino, este año Hacienda comprometió un déficit de 4 puntos del PIB, lo que se ha traducido en un recorte histórico a la inversión pública —25% menos que en 2024— y en la parálisis de rubros clave como educación y salud, donde la falta de medicamentos, infraestructura deteriorada y caída de matrícula en escuelas públicas han obligado a miles de familias a recurrir a servicios privados.

Schettino subraya que los ingresos del sector público se han mantenido estancados en 21.5% del PIB por más de una década, con la pérdida de los petroleros parcialmente compensada por la recaudación tributaria. No obstante, considera poco viable que un incremento de impuestos o eliminación de deducciones modifique de manera significativa esa cifra.

El especialista advierte que el gasto público tiene un piso de 25.5% del PIB, frente a ingresos de apenas 21.5%, lo que hace inevitable un déficit mínimo de 4 puntos. De ese gasto, pensiones absorben 8% del PIB, el servicio de deuda y transferencias a estados otros 7 puntos, y el sostenimiento de Pemex, CFE, IMSS e ISSSTE 4.5 puntos más. Con este esquema, casi todos los recursos quedan comprometidos, dejando apenas un margen reducido para el resto de las dependencias y la inversión.

“La necedad de mantener el control de la energía ha sido muy costosa. Pemex puede hundir las finanzas del país y la CFE es incapaz de cubrir la demanda eléctrica en un mundo que avanza hacia nuevas tecnologías”, escribió el columnista en El Financiero.

El diagnóstico es contundente: no hay espacio para aumentar el gasto sin incrementar deuda, lo que pondría en riesgo el grado de inversión de México. Por otro lado, mantener el déficit bajo control implicaría nuevos recortes a inversión y servicios públicos, profundizando el deterioro de la infraestructura y del capital humano.

“Es imposible pensar en crecimiento sin inversiones muy cuantiosas en electricidad, y es igualmente imposible pensar en estabilidad financiera si no se pagan las deudas de Pemex”, sostuvo Schettino, quien concluyó que la única salida inmediata es “patear el bote”, posponiendo decisiones de fondo mientras se busca un cambio estructural en las finanzas nacionales.