28 de septiembre de 2025

Inflación  / Internet

  • Tras aranceles de Trump
  • Advierten efectos más severos en los próximos meses

La guerra arancelaria impulsada por el expresidente Donald Trump comienza a sentirse en los bolsillos de los estadounidenses, con un repunte de la inflación a 2.7% en junio, según el último reporte del Buró de Estadísticas Laborales (BLS). La cifra representa un alza de tres décimas respecto a mayo (2.4%) y es atribuida al encarecimiento de bienes básicos como muebles, ropa, electrodomésticos y alimentos.

Expertos advierten que este es apenas el inicio del impacto, ya que muchos negocios han estado absorbiendo los costos de los aranceles, una estrategia que consideran insostenible. “Los aranceles están comenzando a hacer mella”, señaló Omair Sharif, de la consultora Inflation Insights. La inflación subyacente, que excluye alimentos y energía, también creció 2.9% interanual.

El incremento mensual fue impulsado por sectores como la vivienda (0.2%), los alimentos (0.3%) y la energía (0.9%), esta última tras una caída en mayo. Según Heather Long, economista en jefe de Navy Federal Credit Union, lo que se vive actualmente “es apenas la primera entrada” de un proceso inflacionario que podría agravarse en los próximos meses, sobre todo con las nuevas tarifas proyectadas para el 1 de agosto contra países como México y Canadá.

El impacto directo de los aranceles aún no ha sido del todo visible en los datos oficiales, debido a que las empresas han usado inventarios para contener precios. Sin embargo, analistas advierten que, una vez agotadas las existencias, los consumidores enfrentarán precios más altos.

El presidente Trump, por su parte, restó importancia al repunte inflacionario y pidió nuevamente a la Reserva Federal reducir las tasas de interés, asegurando que “la inflación sigue bajo control” y destacando un nuevo acuerdo comercial con Indonesia como parte de su estrategia económica global.

En los mercados, la reacción fue negativa: el índice S&P 500 cayó 0.4% y el Dow Jones bajó 1%, reflejando la creciente preocupación sobre el impacto económico de la política arancelaria.