
Secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio
Por Rebeca Solano
El secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio, defendió la legitimidad de las operaciones militares contra embarcaciones vinculadas al narcotráfico en el Caribe y el Pacífico, asegurando que forman parte de una estrategia para proteger la seguridad nacional estadounidense.
Desde Niagara-on-the-Lake, donde concluyó la reunión del G7, Rubio desmintió tensiones con aliados europeos por el intercambio de inteligencia y la legalidad de los operativos.
“No ha cambiado nada que impida la capacidad de Estados Unidos para actuar. Seguimos manteniendo una asociación muy sólida con el Reino Unido”, afirmó el funcionario, al negar que se haya interrumpido la cooperación británico-estadounidense respecto a embarcaciones sospechosas.
Rubio precisó que durante la agenda del G7, ningún país planteó inquietudes sobre la campaña militar estadounidense contra el narcotráfico en la región.
“Nadie lo discutió conmigo. Nadie en la reunión lo discutió. Quizá lo hablaron entre ellos, pero no fue tema en ninguna de las reuniones que sostuvimos”, insistió.
El secretario de Estado rechazó que la Unión Europea pueda determinar los límites del derecho internacional en materia de defensa estadounidense.
“No creo que la Unión Europea pueda determinar lo que es la ley internacional. Desde luego, no puede decidir cómo Estados Unidos protege su seguridad nacional”, recalcó.
Rubio advirtió sobre los riesgos del tráfico de drogas, al que calificó como una “industria que inunda nuestro país con heroína, cocaína y fentanilo”. Según el funcionario, el despliegue militar ha permitido reducir el número de embarcaciones ilegales en las rutas marítimas del Caribe y el Pacífico.
Asimismo, acusó al régimen de Nicolás Maduro de ser una organización con estructura criminal.
“No tienen un gobierno legítimo, es una organización de narcotráfico. El problema central es que el jefe de ese régimen ilegítimo está acusado por la justicia estadounidense. Esta es una operación concreta contra el narcotráfico”, puntualizó Rubio.
Las operaciones militares estadounidenses han derivado en la destrucción de unas veinte embarcaciones y la muerte de al menos seis personas desde septiembre. Algunos gobiernos y organismos internacionales han cuestionado la legalidad de estas acciones, por el uso de la fuerza y el respeto a los tratados internacionales.
Rubio respondió con dureza a las críticas europeas:
“Resulta curioso que los países europeos solicitan misiles Tomahawk y defensa militar para proteger su territorio, pero objetan la presencia de un portaaviones estadounidense en el hemisferio occidental, donde vivimos”.
Por su parte, la ministra canadiense de Exteriores, Anita Anand, confirmó que el tema no fue incluido en la agenda formal del G7, y afirmó que “la legalidad de los ataques estadounidenses corresponde determinarla a Estados Unidos”.
Rubio reiteró que la estrategia antidrogas de Washington se mantendrá sin condicionamientos externos, bajo el principio de autodefensa frente a los carteles y regímenes ilegítimos.
“El compromiso militar en la región continuará. Ya se observa una reducción significativa en el flujo de embarcaciones traficantes”, concluyó el secretario de Estado.
