Escándalos, lujos y reforma electoral tensan a Morena y abren fisuras con PT y PVEM / Internet
Por Rebeca Solano
Durante los meses de junio y julio, el partido Morena atravesó una serie de turbulencias internas que exhibieron escándalos de corrupción, viajes de lujo y divisiones políticas, en contraste con la narrativa de austeridad impulsada desde Palacio Nacional. La crisis coincidió con el arranque del proceso de discusión de una Reforma Electoral, lo que tensó aún más la relación con sus aliados, el PT y el PVEM.
El primer episodio estalló en Tabasco, cuando el gobernador Javier May denunció a Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de Seguridad nombrado por Adán Augusto López Hernández —actual líder de la bancada de Morena en el Senado—, lo que obligó a este último a deslindarse tardíamente.
La polémica creció con las revelaciones sobre las vacaciones de lujo de dirigentes y legisladores, incluido Ricardo Monreal Ávila, coordinador en San Lázaro, y posteriormente con los gastos de Andrés Manuel López Beltrán “Andy”, secretario de Organización de Morena e hijo del presidente, durante un viaje a Tokio, Japón. Se documentó que el morenista gastó más de 177 mil pesos, incluyendo una cena de 47 mil pesos en un exclusivo hotel de la capital nipona.
La presidenta Claudia Sheinbaum se deslindó de inmediato: “Los lujos nada tienen que ver con la 4T”, dijo el 1 de agosto. La dirigente nacional de Morena, Luisa María Alcalde Luján, primero defendió los viajes como gastos personales, pero luego se alineó con la mandataria invocando la “justa medianía” de Juárez.
El 7 de agosto, López Beltrán emitió una carta para justificar su viaje y acusó espionaje en su contra; sin embargo, sus explicaciones fueron reprobadas, incluso por el presidente del Senado, Gerardo Fernández Noroña, quien calificó la misiva como “malísima”. El 10 de agosto, Monreal reavivó la polémica al advertir públicamente sobre la división interna en Morena.
La distancia y la disputa interna
En medio de las tensiones, la exclusión inicial de Alcalde Luján del programa de la plenaria morenista generó nuevos rumores de fractura. Aunque se aclaró que sí estaba invitada, las especulaciones se sumaron a un ambiente enrarecido.
Monreal buscó bajar el tono, asegurando que no hay ruptura con Alcalde y que las diferencias obedecen al “atractivo” que tiene hoy contender por cargos bajo el sello de Morena, lo que —advirtió— exige “reglas claras” para evitar divisiones.
La reforma electoral y el distanciamiento con aliados
El conflicto interno se trasladó al terreno legislativo con la discusión de la Reforma Electoral, que contempla eliminar plurinominales, reducir el financiamiento a partidos y modificar el sistema electoral.
Los aliados del guinda, PT y PVEM, rechazaron las propuestas y amagaron con no mantener la alianza en las elecciones locales de 2026. La tensión coincidió con la publicación de una encuesta de El Financiero que otorgó a Morena un 51% de las preferencias, mientras que PT y PVEM apenas sumaron 3% cada uno. La dirigente morenista celebró los resultados en redes, lo que profundizó el desencuentro.
El comisionado Pablo Álvarez defendió que Morena impondría su mayoría en la reforma, mientras que Monreal insistió en que debía aprobarse por unanimidad y con respeto al Congreso.
Pese a las evidencias de fisuras, Alcalde Luján minimizó la crisis el pasado 11 de agosto:
“Les encantaría ver división, pleito, sacan trascendidos para suponer que hay divisiones, pero no, hay unidad en Morena, es nuestro movimiento”.
No obstante, los lujos exhibidos, los desencuentros entre dirigentes y el distanciamiento de los aliados dejan a Morena en una encrucijada política, justo cuando busca encabezar la aprobación de una reforma electoral de gran calado.