VIOLENCIA Y FEMINICIDIOS. Los crueles asesinatos de la maestra Aída en Sinaloa y de Valeria Medel en Veracruz confirman el nivel de riesgo que padecen las mujeres en el país; en los últimos años la tendencia es al alza de feminicidios, registrándose un aumento de 18 por ciento de mujeres asesinadas del 2016 al 2017, al pasar a 3 mil 324 víctimas por año, y en 2018 la cifra es mayor, destacando el Estado de México, Baja California, Guanajuato, Chihuahua, Puebla, Michoacán, Jalisco, Veracruz y Tamaulipas como los estados más violentos en contra de las mujeres.
En Sinaloa, si bien se ha reducido el número de mujeres asesinadas, en comparación al 2010 y 2011, la crueldad va en aumento y el número de mujeres violentadas también; por las formas y saña con la que ejecutan a las víctimas, aparte del incremento de la violencia de pareja y contra mujeres en el hogar, así como de la violencia sexual.
Se calcula que 9 mujeres son asesinadas diariamente en el país, y que el incremento de la violencia feminicida tiene relación con la presencia de bandas del crimen organizado en varias entidades del país, al aumentar la violencia social, el armamentismo, las adiciones e impunidad con la que actúan las bandas del crimen. Además, las mujeres pasan a ser parte de sus disputas, y son vistas, en la cultura machista, como parte de sus propiedades.
Mientras la violencia aumenta, la impunidad también florece; con el nuevo código único en materia penal, la víctima tiene más carga y participación directa en el proceso, sin contar con la debida protección y apoyo para enfrentar a los agresores. Hoy hay menos judicialización de casos, menos agencias receptoras de carpetas de investigación y más delincuentes en libertad. ¿O no?
Algo se debe hacer para frenar la violencia creciente, los dolorosos casos de Aída y Valeria deben servir de ejemplo de lo que nunca más debiera sucederle a las mujeres en este país.
LA REACCIÓN DE LA BOLSA. Aún cuando la iniciativa del coordinador de la fracción de Morena en el Senado, Ricardo Monreal, tiene aceptación por usuarios de bancos que resienten el pago de altas comisiones, su sola presentación para eliminar dichos cobros generó una caída del valor de las acciones bancarias y de la Bolsa de Valores en México, como no se había visto en los últimos años.
“Jueves negro” se denominó a la pérdida de más del 11 por ciento del valor de las acciones, ya que por el cobro de comisiones los bancos recibieron, solo en 2017, más de 108 mil millones de pesos. Tanto fue el impacto, que tuvo que salir el propio AMLO, junto al próximo secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, a tratar de generar tranquilidad en el mundo financiero del país, desmarcándose de la propuesta de Monreal y reafirmando que respetarán la autonomía del Banco de México, buscando la estabilidad macroeconómica y financiera del país, además de comprometerse a un manejo responsable de las finanzas públicas.
Lo real es que hay preocupación en el mundo de los inversionistas y financieros por la decisiones que puedan tomarse en el gobierno de AMLO, y la volatilidad que mostraron las acciones bancarias el jueves pasado tiene relación con la decisión de la cancelación del nuevo aeropuerto. Cierto que son de piel muy delgada los inversionistas, y que solo velan por sus ganancias, sin embargo, también es cierto que para hacer un buen gobierno se requiere tener estabilidad económica. ¿O no?