Viernes, 3 de May de 2024
Mussio Cárdenas Arellano

Mussio Cárdenas Arellano

Atrapado en el mundo de las letras y la denuncia social, Mussio Cárdenas Arellano cuenta ya con un extenso kilometraje recorrido en el periodismo. Lejano parece ya aquel 1978 cuando en Coatzacoalcos, su tierra natal, escribió sus primeras notas. Transitó por la entrevista, el reportaje, la crónica, el artículo y la columna política. Fue corresponsal de la revista Proceso, Imevisión, IMER, Contralínea; fundador de las revistas Contacto e Informe Rojo; analista político en radio y televisión, y ganador del Premio México por columna política, en 2009, otorgado por la Federación de Asociaciones de Periodistas de México (FAPERMEX). Su contacto con el periodismo viene de familia. Su padre, Mussio Cárdenas Cruz, y sus tíos Emilio, Francisco y Paulino, constituyen una dinastía de periodistas veracruzanos de reconocido prestigio. Actualmente escribe la columna Informe Rojo, que se publica en portales en internet y medios escritos con amplia aceptación entre la opinión pública.

mussioc2@gmail.com

 

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Barrida y trapeada, Rocío Nahle emergió del primer debate como la “Candidata de Zacatecas”, del botín en Dos Bocas, la riqueza inexplicable, la ambición inmobiliaria y hasta el robo de luz.

No capoteó el vendaval porque el vendaval se le vino encima. Y la hizo volar. Y la sacudió. Y la fue desollando. Y la fragmentó, arrancando jira por jira, destrozándole la honra, exhibiendo que la de Zacatecas nació para todo menos para dar clases de honestidad.

Entró al debate vapuleada y salió masacrada. Entró soberbia y se marchó con la cola entre las patas, denostada.

Miró la mano extendida de Pepe Yunes, el candidato de la coalición Fuerza y Corazón por Veracruz, previo al debate y así lo dejó. Le dio la vuelta. Lo evitó.

La majadera habría de pagar la factura. Pepe Yunes, que lleva la música por dentro, sonrió, regresó a su lugar y se apostó en su atril. Y preparó el misil.

Es entendible. Norma Rocío es reactiva y visceral, más tripa que seso, más desplante y cero mesura.

Trae la estocada a medio lomo, apabullada por las revelaciones de su fortuna descomunal, las mansiones que exhiben su esencia neoliberal, su vida de oropel, las ganas de vivir, no como El Peje sino como los hijos del Peje López Obrador.

Nahle es la negación de todo lo que Andrés Manuel vocifera. Nahle vive a lo grande, a lo rico, a lo suntuoso. Es aspiracionista. Aspiró a ser una fifí y lo logró.

Y es descuidada. Y cínica. Y torpe, profundamente descarada dejando la huella de su ostentación en por lo menos dos mansiones, un departamento, terrenos a nombre suyo y de su esposo, el célebre José Luis Peña Peña, sin contar la joya de la trastada, el palacete de 40 millones de pesos del fraccionamiento El Dorado, en Boca del Río, que dice que es de su sobrina Maribel Hoyos Peña –ajá– y que dice que lo renta en un dineral.

Cuando tocó a Pepe Yunes hablar le soltó el primer disparo: “Vengo también indignado, porque está aquí la candidata de Zacatecas, quien tendría que estar respondiendo ante la justicia, nada más y nada menos que por enriquecimiento inexplicable, en lugar de con mentiras, promoverse para gobernar un estado en el que no nació y que no conoce”. Y así por dos horas más.

La etiquetó. Fijó ese apelativo en la mente de todos. Si el tema era desarrollo, “la candidata de Zacatecas”. Si había que hablar de migración, “la candidata de Zacatecas”. Si se trataba de sustentabilidad, “la Candidata de Zacatecas”.

Rocío Nahle, como buena zacatecana, sacó el sable. Abrevó en sus hallazgos. Y lanzó un chisguete.

Que si Javier Duarte le compró una casa a Pepe Yunes en el Pedregal de San Ángel, en la Ciudad de México; que si mostró evidencia donde Pepe y Héctor Yunes, éste una lacra que ahora va para diputado local, recibieron dinero de Duarte; que si Pepe Yunes aprobó los gasolinazos siendo senador; que si Emilio Lozoya lo señaló de haber recibido sobornos de la firma brasileña Odebrecht.

Y luego la rudeza.

“La candidata de Zacatecas” esgrimió una y otra vez que ella tiene una familia, el susodicho Peña Peña y sus dos hijas, nacido y nacidas en Veracruz, y que no necesita ir a otro lugar para tener otros hijos. Y así el dardo.

Y ya encarrerada soltó que a la secretaria de Pepe Yunes le sobran casas en la conurbación Veracruz-Boca del Río.

No corrió toda la película. Falta contar la historia antes de Peña Peña, del padrino en Cangrejera, los días en que los privilegios venían de lo alto y ella sabe por qué. Aquello que los petroleros llaman “el secreto mejor guardado” le tira la máscara de inocente a la candidata de Zacatecas que quiere gobernador Veracruz.

Y Pepe Yunes hurgaba en la herida.

“El gobierno de Veracruz va a manejar el próximo año más de 170 mil millones de pesos. ¿A quién le darías esa responsabilidad? ¿A quién le entregarías la caja del gobierno? ¿A alguien que tiene señalamientos de corrupción y está bajo sospecha de enriquecimiento ilícito? O a alguien que te ha dado resultados todos los días desde hace treinta años con honestidad y eficacia”.

Y trajo al debate el fracaso de la refinería. Y picó la cresta a la “candidata de Zacatecas” invocando el incumplimiento. Y la hizo hablar, refutar, alegar, decir, insistir que con la refinería cumplió.

Y Pepe Yunes volvió a la carga. Nahle ofreció que el 2 de junio de 2022 la refinería de Dos Bocas estaría funcionando. Luego, cuando dejó la Secretaría de Energía, que antes de terminar 2023. Y sigue sin funcionar. Y recordó que la Auditoría Superior de la Federación halló más de mil 500 millones de dólares en inconsistencias, no solventadas.

Fue chile en el pastel de Nahle. Se prendió. Se irritó. Acusó a Pepe Yunes de ignorante, de no saber que la refinería fue terminada en tiempo récord, pero que le faltaron obras adicionales y que ya refina. Si, refina mansiones.

Si Nahle fuera armadora de automóviles, los entregaría “terminados”, sin motor, sin llantas, sin volante y sin radiador. Y a ver cómo lo echa a andar.

“La candidata de Zacatecas” llegó al debate sin nada. Leyó su entrada; leyó su salida. Se mostró nerviosa, impreparada, irritada, quejumbrosa, sin capacidad de improvisación.

Llegó a mentir, negando que el mesías de Macuspana haya dicho que usaría el agua de Veracruz para atender la crisis de abasto en el norte del país. Los videos que siguieron al debate la estrellaron con la realidad.

La recaudadora del Supremo Peje quiso hablar de integridad. Cuestionó a Pepe Yunes, su fortuna, la empresa familiar, la fábrica de cal No dijo lo que todo Veracruz sabe. Esa riqueza es anterior a su llegada a la política.

El candidato del PRIANRD entró en la dinámica. Cuestionó a cuenta de qué Rocío Nahle paga 33 pesos por el consumo de un bimestre de energía eléctrica, cuando que el cobro mínimo es de 300 a 400 pesos. Deslizó la hipótesis del robo de luz.

Pepe Yunes no quiso ser más hiriente. Pudo serlo pero no quiso. Se detuvo. Se guardó la metralla fuerte para el debate número dos.

Pudo cuestionar por qué la mansión del fraccionamiento El Country, en Villahermosa, que no vale 2 millones de pesos sino 12, la adquirió dos meses después que asumió la Secretaría de Energía.

Pudo instarla a explicar por qué ocultó que su esposo, José Luis Peña, adquirió el departamento con valor de 28 millones de pesos, en San Pedro Garza, Nuevo León, a la esposa del empresario gasolinero, Rogelio Lemarroy González, ex alcalde de Coatzacoalcos.

Pepe Yunes quizá no lo sabe pero Rocío Nahle solía jactarse, cuando era perredista de a pie, de su amistad con los Lemarroy. Años después la relación se fortalecería. Y años después se conocería la compraventa del departamento. ¿Favor con favor se paga?

Pudo Pepe Yunes cuestionar cuál es la relación de Rocío Nahle con Leopoldo Melchi, el ex petrolero que preside la Comisión Reguladora de Energía, responsable de otorgar los permisos, o renovarlos, para la operación de gasolineras en el país. Esa relación con Melchi es de años y se dio en Coatzacoalcos. Y aunque no sea titular de Sener sigue mandando ahí.

Rocío Nahle fue al debate y salió trasquilada, humillada, hecha trizas, exhibida su corrupción, su ambición, su descaro, las tretas en Dos Bocas, la compra de mansiones, la impudicia plasmada en escrituras de propiedad, su nombre y el de Peña Peña en los registros, sin reparar en que para adquirir tantos bienes en menos de seis años, tendría que haber trabajado 50 años o más. Hoy enfrenta 37 denuncias penales por enriquecimiento.

Salió Rocío Nahle a pregonar que ganó el debate en que sabe que perdió. Los registros de Massive Caller y Electoralia la hunden. Massive Caller le da tres puntos arriba al priista; Electoralia, ocho. Los que la vieron patalear saben que Pepe Yunes la destrozó.

Barrida y trapeada, exhibida y denostada, entró al debate con ínfulas de marquesa y salió con una etiqueta: “la candidata de Zacatecas”.

 

Si alguien practica la violencia política, esa es Rocío Nahle, y ataca a las de su género, y con Xóchitl se encaja, hunde el diente, y se envilece, y difama. Es rapaz la lideresa del Cártel Inmobiliario de la 4T.

Usa epítetos rasposos, el vómito de sus entrañas, la ira descarnada de quien se revuelca en las heces de una candidatura sin brújula, golpeada, aniquilada, estrujada por las revelaciones de que a la ínclita Norma Rocío, La Frijolera de Zacatecas, se le vino encima el mundo por sus escándalos de enriquecimiento, mansiones millonarias y otras perlas de corrupción.

¿Qué le dice a Xóchitl Gálvez, candidata presidencial del PRIANRD? Lo menos, tramposa; lo más, corrupta y lavadora de dinero.

Enloquecida por las palizas diarias, madriza pura en prensa nacional, estatal, regional, en redes sociales y hasta en las charlas de café, Rocío Nahle no busca quién se la hizo sino quién se la paga.

Envilecida hasta la médula, le suelta a Xóchitl Gálvez lo que trae en su célebre lengua viperina, el veneno acre, agrio, el odio tan suyo, que no es sino una fuga, un escape a la presión que la consume porque el show de las mansiones –100 millones y la cuenta crece– la puso en caída libre en la batalla por la gubernatura de Veracruz.

Sin clase, La Frijolera de Zacatecas saca el cobre cuando debiera mostrar algo de pedigrí. ¿Por qué “frijolera”? Río Grande, su cuna, es el municipio con mayor producción de frijol del país. ¿Y qué le imputa a Xóchitl? Van unas cuantas:

“Xóchitl Gálvez tiene una obsesión conmigo porque ella era intendente de las empresas beneficiarias de la reforma energética, que privatizaban el petróleo y la electricidad. Pero en este gobierno fuimos al rescate del sector y le frustramos su negocio”.

Otra:

“Pues si Xóchitl Gálvez vive en una casa del cartel inmobiliario. ¡A ella sí hay que investigarla a fondo!”.

Una más:

“Las empresas de Xóchitl Gálvez, el lavado de dinero, su historia de corrupción, su mala administración en la delegación (alcaldía) Miguel Hidalgo y su mitomanía la llevan a acusar sin pruebas. Bien por Claudia que muy superior exhibe las corruptelas de Xóchitl mentiras”.

Habló la tripa de Nahle.

Corruptelas las de La Frijolera que le sacó brillo al billete apenas pisó la Secretaría de Energía, en mansiones y departamentos, lavado de dinero en El Dorado, enriquecimiento ilícito, asociación delictuosa o delincuencia organizada, lo que se consigna en la denuncia de Pepe Yunes ante la Fiscalía General de la República.

Rocío ve la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, parafraseando a su padre político, el Supremo Porro de la Nación, Andrés Manuel López Obrador. Categoriza como corrupta a Xóchitl Gálvez sin exhibir una sola prueba que sostenga su acusación, sin escrituras de casas o departamentos obtenidos con dinero malhabido. Le dice lavadora de dinero. ¿Y la evidencia?

Ha de traer ganas La Frijolera de Río Grande de enfrentar un juicio por difamación.

Le dice corrupta y mentirosa, siguiendo el guión de la calca de López Obrador, la candidata morenista, Claudia Sheinbaum, la de los 53 muertos en la conciencia por negligencia criminal, 26 por no clausurar el Colegio Rébsamen cuando estaba obligada a actuar, o por las 26 víctimas de la tragedia de la Línea 12 del Metro y la joven que murió en la Línea 3, todas por ahorrarse el presupuesto de mantenimiento. La candidata de Nahle no debiera andar en campaña; debiera purgar una condena en prisión.

Llamarle corrupta a la candidata del PRIANRD, o Fuerza por México, es un exabrupto demencial de la Dama de las Mansiones. La pesadilla de la Cuarta Putrefacción ha parido auténticas raterías y malandros de altos vuelos, las del Clan de los Trivagos –Andy y Gonzalo, hijos de López Obrador, traficantes de influencias, robando con descarada impudicia; las de Bartlett, las de los generales y almirantes, la colusión con el gang del Chapo Guzmán y los negocios del Mayo Zambada con el gobierno de la 4T. Es una desfachatez. Es cinismo descomunal.

La cuenta en Instagram registra los eructos ideológicos de Lady Mansiones. Habrá quien diga que un webmaster es el autor de las voladas mentales, publicadas ahí. Y la podrán justificar y hasta exculpar. Pero lo dicho, dicho está. Y será el sereno pero es su cuenta y lo que se exprese es su absoluta responsabilidad.

Lo soez, en Rocío Nahle, no es nuevo. Lo peor es que ejercer violencia de género, es contagioso. Su recua afín, la porra aplaudidora también agravia. Son mujeres que atacan a mujeres. Y vacían la tripa. Y se comportan como La Frijolera de Zacatecas que intenta ser gobernadora, así esté violentando, con la venia del Ople –Órgano Público Local Electoral– la Constitución de Veracruz.

Hay una estampa: Esmeralda Mora, comadre de Rocío Nahle, hoy alcaldesa de Nanchital, municipio petrolero, ejerciendo la violencia política de género.

Esmeralda Mora, quien fue suplente de la zacatecana en 2012, intentado alcanzar la diputación federal por el distrito de Coatzacoalcos, fue convertida en directora del Instituto Municipal de la Mujer, sin cumplir el requisito de ser oriunda del municipio.

Un día, en 2017, al calor de la campaña por las presidencias municipales, Esmeralda Mora difundió en redes un meme con la imagen del entonces gobernador, Miguel Ángel Yunes Linares, llevando en brazos un perro. El rostro del animal fue cambiado. En su lugar aparecía la cara de la entonces diputada local echada del morenismo, Eva Cadena Sandoval, defenestrada por aparecer en videos recibiendo fuertes sumas de dinero para su campaña a la alcaldía de Las Choapas y para el “movimiento” de Andrés Manuel López Obrador.

En una frase: la susodicha comadre de Nahle, directora del Instituto Municipal de la Mujer de Coatzacoalcos, agraviando a una mujer.

Son las conductas de la broza que circunda a Rocío Nahle. Son las que imitan el trato soez de la zacatecana hacia otras mujeres. Es violencia política de género.

Sabida es la barbajanería de Nahle, así haya colegas –Pablo Jair Ortega, por ejemplo– que ponen el rostro por la zacatecana y reclaman que se diga lo que es una verdad real: Rocío es de lenguaje procaz, altanera, soez.

Al famoso Pepe Peña Peña, el “esposo incómodo”, solía llamarle disléxico en presencia de la fauna perredista de Coatzacoalcos. Y Peñita se quedaba sin chistar.

Peor cuando pone en la mira a una mujer. Rocío Nahle lanza un ataque feroz. Y existen grupos de Whatsapp en que sugiere que haya quienes procesen lo que se diga de ella y “actúen con toda libertad”. O sea, dando línea para atacar.

A Xóchitl, en cambio, no se lo mandó decir. La tildó de corrupta y mentirosa. Se lo dijo la Nahle, quien está atrapada en un escándalo de corrupción, mansiones por 100 millones de pesos, la de El Dorado, junto con los terrenos adquiridos por Peña Peña; la del Country de Villahermosa; el depa de San Pedro Garza, comprado con una hipoteca que de inmediato pagó; la de Coatzacoalcos y la vivienda aledaña. Todo documentado por Arturo Castagné.

Hilos de sangre manan de la lengua de La Frijolera de Zacatecas cuando se duele violentada. Es una treta. Se la mordió cuando ejerció violencia de género contra otra mujer, Xóchitl Gálvez, y lo dejó asentado en redes sociales.

Si Xóchitl la demanda, Rocío Nahle se terminará de desplomar.

 

Con el lodo al cuello, Rocío Nahle olvidó sus decires: que no es con lloriqueos como se gana una gubernatura. Hoy lagrimea y se duele, se victimiza y anuncia que denunciará a Pepe Yunes por daño moral.

Y en el war room del PRIANRD ríen. Hay gozo. Lo festinan el de Perote y su séquito. Los dardos de las mansiones, el enriquecimiento, el Clan de Dos Bocas y su ilegitimidad para aspirar al gobierno de Veracruz por no ser nativa de la entidad, literalmente la desquiciaron… más de lo que ya está.

La felpa de la mansión en El Dorado, la del Country de Villahermosa, la de La María de la Piedad en Coatzacoalcos, y la sobrina prestanombre y el esposo incómodo, el célebre Peña Peña que ya se siente gobernador bis o tripulador oficial, la hicieron cambiar el guión.

“No es con lloriqueos como se gana una gubernatura”, había lanzado la oriunda de Río Grande, Zacatecas, envalentonada, cuando Pepe Yunes –José Francisco Yunes Zorrilla– acudió a la Fiscalía General de la República y denunció presunto enriquecimiento ilícito y operaciones con recursos de procedencia ilícita.

“Yo desde aquí le vuelvo a decir que las campañas se ganan con votos y aquí en Veracruz. Yo soy una persona clara, de frente, de trabajo, soy una mujer de respeto y también respetable y soy una mujer que siempre he dado resultados”.

Ni tanto. Norma Rocío Nahle García es un fiasco. Falló con su cruzada contra el huachicol, en elevar la producción de petróleo, rescatar el sistema de refinación, construir la refinería Olmeca en Dos Bocas, Tabasco. Fracasó en todo.

Y ahora la amnesia. Llora cuandoantes recomendaba no lloriquear.

Le aguantó más a los suyos. Le dio con todo Manuel Huerta, hoy candidato al Senado por Morena, quien llegó a decir que usaban a policías estatales para “inflar a la desinflada” y la confrontó imputándole, con sobrada razón, que fue ella, Rocío Nahle, quien había impuesto funcionarios nefastos, Eric Cisneros, Ramos Alor, Delia González Cobos, Xóchitl Arbesú, marcados por el escándalo y la corrupción.

Y a Juan Javier Gómez Cazarín, que de operador político en el Congreso de Veracruz pasó a ser apestado cuando decidió, por sí mismo, por sus muy re jodidas pistolas, llevar a las ratitas del PRI –Anilú, Kuri, Carvallo– al búnker de Claudia “Calca” Sheinbaum Pardo, sin fumar, sin pelar a la susodicha Rocío Nahle. Lo único que se sacó El Carón Gómez Caazarín fue quedarse sin diputación y sin la Secretaría de Gobierno en el remoto caso que la zacatecana ganara la elección del 2 de junio.

Y a Cuitláhuac García, la vedette que ocupa el cargo de gobernador, que hace un año rompió lanzas con su mentora y soltó el rollo que iría con Roberto Zenyazen Escobar García, entonces secretario de Educación estatal, por la candidatura de Morena al gobierno de Veracruz. Luego se aplacó y el tal Zenyazen sólo ha servido de patiño de Nahle, sin acceso a la senaduría, enviado a ganarse en las urnas la diputación por Córdoba.

Y Eric Cisneros Burgos, ex secretario de Gobierno, compinche de correrías, pillastre de mente criminal, al que Rocío Nahle impuso como gobernador real, tripulándole las dos neuronas al desgobernador Cuitláhuac García, usando la Secretaría de Seguridad Pública para desatar una ola de terror que llevó a la cárcel a miles de veracruzanos. Cisneros rompió con Nahle, aspiró a ser candidato morenista al gobierno estatal, presumió haberla vencido en las encuestas de la contienda interna y al final se cayó.

Y a Mónica Robles y a su nefasto padre, el pseudoperiodista José Pablo Robles Martínez, mercenario de la información, fidelista, duartista, que osaron disputarle a Nahle la candidatura. En respuesta, Rocío vetó a Mónica no sólo para el gobierno de Veracruz sino para la senaduría, de la que salió maltrecha y convertida en el hazmerreír por lo soberbia y lo ilusa.

Jefa de la mafia, lideresa de una pandilla de #corruptos y abusivos, Rocío Nahle solía decir que su campaña era de respeto, que no respondería ataques, que haría propuestas. Era tan estéril la crítica de los suyos que no se enganchó.

Pero con Pepe Yunes la paliza es letal. Y cuando la sospecha de corrupción llega a la instancia judicial, Rocío Nahle se alarma.

“No es con lloriqueos como se gana una gubernatura”, recetó la zacatecana cuando el candidato del PRIANRD, o sea Fuerza y Corazón por Veracruz, llegó a la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción de la Fiscalía General, y la denuncia.

Y más cuando Pepe Yunes va con Ciro Gómez Leyva, Carlos Loret de Mola, Joaquín López Dóriga, y habla en conferencia de prensa, y desmenuza la denuncia, y cita El Dorado, la mansión de 40 millones de pesos enclavada en una de las islas que conforman en fraccionamiento, lo más fifí de Veracruz, porque si algo repudia Rocío Nahle es la austeridad, y el rollo de la pobreza es eso, rollo, y le da urticaria escuchar la palabra austeridad.

Y al continuar el serial de mansiones que mantuvo en el silencio, y ver que el empresario Arturo Castagné no se arredra, y que le suelta una y otra y le anuncia más, le brota lo zacatecano, lo frijolera de Río Grande, su tierra natal, y anuncia que ya merito denuncia a Pepe Yunes por daño moral.

“Yo como ser humano, como madre, como esposa, como trabajadora –dice en tono melodramático–, tengo que interponer una denuncia por daño moral, pero también porque yo represento a millones de veracruzanas. Y yo estoy en contra y voy a combatir la violencia contra las mujeres en cualquier sentido. Por eso lo voy a hacer, por eso exactamente voy a hacer la denuncia”.

¿Quién le habrá dado a la zacatecana la representación de “millones de veracruzanas”?

Su perorata es infame. Así como ha esgrimido que es objeto de discriminación por impedirle ser candidata por no ser nativa de Veracruz ni hija de padre o madre veracruzanos, REQUISITO NÚMERO UNO ESTABLECIDO EN LA CONSTITUCIÓN DE VERACRUZ para aspirar al cargo, y que Nahle no lo acredita, ante la denuncia de Pepe Yunes aduce “violencia contra las mujeres”.

Es patraña pura. No es un asunto de género. Se trata de un tema de corrupción, de enriquecimiento ilícito, de presunto lavado de dinero, de recursos de procedencia ilícita, de delincuencia organizada, de evasión fiscal. Es un tema penal que, como dijo Arturo Castagné, arrastrará a su sobrina, Maribel Hoyos Peña.

Nahle es jocosa. Chistosa natural, es como la rata que no sabe salir del agujero y divierte a los demás. No halla la salida del laberinto en que se metió por las mansiones de El Dorado, El Country y La María de la Piedad, la red de corrupción, los negocios en Dos Bocas, las observaciones de la Auditoría Superior de la Federación, el cuento de que en tres años la refinería estaría produciendo –van tres años nueve meses–, el engaño de que se construiría con 8 mil millones de dólares –160 mil millones de pesos– y hoy supera los 20 mil millones de dólares –casi 400 mil millones de pesos al tipo de cambio actual–.

Y al primer fogonazo, la denuncia ante la FGR, revela dónde está su debilidad. Muestra el flanco débil, el lado sensible, la fisura donde se ha de cuartear.

Aconsejaba no lloriquear para ganar la gubernatura y tres Doritos después se puso a lloriquear.

Y en el war room de Pepe Yunes ya le hallaron dónde pegar.

Hay que hurgar en las cuentas de Rocío Nahle, en los predios y mansiones, los dineros que tuvo en sus manos, los que provienen de la recolección para El Peje y los de la refinería de Dos Bocas. Y algo no cuadra ahí.

Hay que voltear al pasado. Remitirse a 2015. Hallar el punto en que inició su despegue político y su romance con el mundo político donde reinan las máximas de Hank y Garizurieta, la incitación a tener y al disfrute de las mieles del poder.

2015, dice Pepe Yunes, al que los suyos llaman “un veracruzano de verdad”, es el año en que la fortuna de Norma Rocío Nahle García crece y se dispara.

“Porque esto empieza a partir de que inicia su carrera política. Está fundamentado y sustentado y lo tiene que dilucidar y resolver la instancia correspondiente”, acusa el candidato del PRIANRD al gobierno de Veracruz.

Y acusa Pepe Yunes –José Francisco Yunes Zorrilla–, retomando a los medios de comunicación, y éstos al empresario Arturo Castagné Couturier, los bienes de la zacatecana suman 60 millones de pesos… en nueve años de carrera política.

Castagné, y Pepe Yunes, y el PRIAN, y los medios, tienen claro que las casas y los predios son de Nahle, la zacatecana a la que Morena postula para gobernar Veracruz, las que están a su nombre y la que dice rentar a su sobrina Maribel Hoyos Peña, una contratista de medio pelo en Poza Rica, cuyo costo, solo esa, se estima en 40 millones de pesos.

Son suyos los predios y las mansiones, las que aparecen a su nombre y las que detentan los prestanombre.

Es suya la casa de Coatzacoalcos, ubicada en el 1509 de la avenida 18 de Marzo, colonia María de la Piedad, un inmueble de buenas dimensiones pero nada sobresaliente entre la clase media del puerto del sur, aunque no dejan de preguntarse los asiduos a la vivienda cómo le hizo José Luis Peña Peña, el “esposo incómodo”, para aventarse tal construcción con su salario de funcionario petrolero, 2 mil pesos diarios, según el documento de jubilación.

Es suya la mansión del Country Club de Villahermosa, Tabasco, adquirida el 31 de enero de 2019, dos meses después de asumir la titularidad de la Secretaría de Energía en el gobierno del Supremo porro, Andrés Manuel López Obrador.

Es suya, vía su sobrina Maribel Hoyos Peña, la mansión de 40 millones de pesos en El Dorado, en la Riviera Veracruzana, municipio de Boca del Río, enclavada en una pequeña isla, rodeada de canales de agua, con muelle privado, protegida por un séquito de guaruras, todo un monumento a la ostentación y un mentís al rollo obradorista de la pobreza franciscana.

Y son suyos los predios adquiridos por Peña Peña, el “esposo incómodo”, y hasta un rancho en Tabasco, como el susodicho lengua larga vociferó en la reunión con ganaderos del sur, en Sayula de Alemán, apenas el 18 de febrero.

Y la suma da, por ahora, quizá sea más, 60 millones de pesos.

Y es el vértice de la denuncia penal interpuesta por Pepe Yunes ante la Fiscalía Especializada en Combate a la Corrupción de la Fiscalía General de la República.

¿Y por qué en la FGR? Porque el enriquecimiento de la zacatecana, y su ostentación desmedida, se da cuando pasan por sus manos los dineros –más de 20 mil millones de dólares– para la construcción de la refinería Olmeca, ubicada en Dos Bocas, Tabasco, que a la fecha, 21 meses después del montaje armado por Nahle para su inauguración, el 1 de julio de 2022, no produce ni una gota de combustible.

Su caso es materia federal. Su declaración patrimonial como funcionaria del gobierno de la República, omite bienes que van surgiendo a medida que Castagné la exhibe, que la prensa los ventila, que Pepe Yunes los retoma.

Masacrada en la prensa nacional, en las redes sociales, desde la oposición y entre los morenistas, Rocío Nahle sólo lanzó un exabrupto fugaz: Pepe Yunes tiene una doble moral, pública y privada, y lo demandará por daño moral después de la elección del 2 de junio… si es que gana. Pero si pierde, Nahle irá a prisión.

2015 fue un año clave, como cita Pepe Yunes. Vapuleada tres años antes en la elección presidencial de 2012, cuando intentó ser diputada federal por Coatzacoalcos, abanderada por el Partido de la Revolución Democrática, finalmente halló la senda de la victoria pactando con las corrientes priistas locales.

2015 le significó ser coordinadora de la Fracción Parlamentaria de Morena en la Cámara de Diputados y el caballo de batalla de Andrés Manuel López Obrador en la Comisión de Energía.

Había que verla disfrazarse de petrolera, sin serlo; llevar casco de Pemex, usurpando esa condición; reclamar por el naufragio de Petróleos Mexicanos como si Peña Peña, el “esposo incómodo”, no hubiera sido cómplice desde su condición de funcionario del área de Mantenimiento en el Complejo Petroquímico de Pajaritos, y denunciar la corrupción a la que no se debieron prestar.

Aquel año 2015, Rocío Nahle fue el motor del mesiánico Peje en su asalto al poder desde Veracruz. Le acercó recursos. Afinó estructuras, con financiamiento ilegal, recursos en sobres amarillos, desarrollando campañas ostentosas como si fueran fifí… hasta que el caso Eva Cadena –los videos difundidos por el periódico El Universal– detonaron un conflicto y la entonces diputada local Eva Cadena, sobre la que caía el lodo amigo, reveló que la verdadera y mayor recaudadora de López Obrador era Rocío Nahle García.

A Eva Cadena la lanzaron al infierno. De la recolección de dinero ilegal para la campaña estaban enterados todos: Nahle, Manuel Huerta, hoy candidato al Senado por Morena, y el entonces líder del grupo morenista en el Congreso de Veracruz, Amado Cruz Malpica, hoy alcalde de Coatzacoalcos.

Eva Cadena cayó en desgracia, fue denunciada, desaforada, destituida, perseguida y al final, pese al asedio de la Unidad de Inteligencia Financiera de Hacienda, encabezada por Santiago Nieto, logró revertir el riesgo de cárcel. Y Rocío Nahle seguía feliz. 

Premiada por servicios prestados a la causa, Rocío Nahle se convirtió en senadora por Morena, en 2018. Meses después, el Peje la encumbró a la Secretaría de Energía. Días más tarde, Nahle recibió los primeros miles de millones para la construcción de la refinería de Dos Bocas. Y cinco años después enfrenta el escándalo.

Pepe Yunes la denuncia por presunto enriquecimiento ilícito. En la acusación se vislumbra uso de recursos de procedencia ilícita, que alcanza a su sobrina Maribel Hoyos Peña, y lavado de dinero, evasión fiscal, incluso delincuencia organizada.

Y aún no tocan lo del penthouse en Villahermosa cuando Dos Bocas se comenzaba a erigir, ni otra propiedad en la Ciudad de México aunque en documentos oficiales Nahle solía citar como domicilio particular las instalaciones de la Secretaría de Energía, y hasta un departamento en Nueva York del que poco se habla.

Pepe Yunes sabe que Rocío Nahle no será gobernadora. No es veracruzana. Inclumple el requisito previsto en la Constitución de Veracruz de ser nativa de la entidad o hija de padre o madre veracruzanos. Sabe que no bastan los años de residencia que Rocío Nahle esgrime tener. Pero la denuncia va más allá.

Es un misil a la línea de flotación del proyecto Nahle. Es un golpe letal a la moral de Rocío. Es un obús que golpea su integridad. Si de Dos Bocas salió manchada, el escándalo de sus mansiones envía el mensaje que honesta no es.

Y hurguen en su pasado. Regresen el tiempo. Escudriñen en 2015. Investiguen a los mecenas, los dineros, la recolección. Sigan la ruta. Indaguen en los contratistas de la refinería, los compadres, los amigos de Peña Peña, los ex funcionarios de Pemex que luego aparecieron en ayuntamientos morenistas y ahora van a diputaciones.

Si le rascan, brotará pus.

La denuncia de Pepe Yunes es sólo el inicio.

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