Viernes, 3 de May de 2024
Mussio Cárdenas Arellano

Mussio Cárdenas Arellano

Atrapado en el mundo de las letras y la denuncia social, Mussio Cárdenas Arellano cuenta ya con un extenso kilometraje recorrido en el periodismo. Lejano parece ya aquel 1978 cuando en Coatzacoalcos, su tierra natal, escribió sus primeras notas. Transitó por la entrevista, el reportaje, la crónica, el artículo y la columna política. Fue corresponsal de la revista Proceso, Imevisión, IMER, Contralínea; fundador de las revistas Contacto e Informe Rojo; analista político en radio y televisión, y ganador del Premio México por columna política, en 2009, otorgado por la Federación de Asociaciones de Periodistas de México (FAPERMEX). Su contacto con el periodismo viene de familia. Su padre, Mussio Cárdenas Cruz, y sus tíos Emilio, Francisco y Paulino, constituyen una dinastía de periodistas veracruzanos de reconocido prestigio. Actualmente escribe la columna Informe Rojo, que se publica en portales en internet y medios escritos con amplia aceptación entre la opinión pública.

mussioc2@gmail.com

 

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Obsesión por los presos políticos

Viernes, 24 Marzo 2023 09:25

 

Hay una obsesión que pierde a Cuitláhuac: los presos políticos. A Del Río Virgen lo aprehendió y lo tuvo que soltar. A Rogelio Franco, Nico Ruiz, Goyo Gómez y Tito Delfín, los retiene con trapacerías y violando la ley.

Lo pierden los presos políticos. Los quiere fríos, olvidados, inermes. Se empeña en retenerlos tras las rejas, infamarlos con mentiras, inventarles delitos, fraguar montajes, usar a jueces podridos para vincularlos a proceso y cuando se extinguen los cargos y son liberados, los vuelve a aprehender.

Una hiena es más noble que el gobernador de Veracruz. Abre los ojos cada mañana intentado cristalizar sueños de venganza, asediar la presa, destazar a sus enemigos y beber la sangre de las víctimas.

Para eso — cree el insensato— es el poder.

Lo mueve la inquina que llevó a encerrar a Abimael Merino, regidor de Sayula de Alemán, por ser adepto de Adán Augusto López Hernández y no de Rocío Nahle, acusándolo de violencia política contra la alcaldesa Lorena Sánchez Vargas, sobre la que pesan denuncias por usar documentos apócrifos con firmas falsas para meterle la mano al cajón de la Tesorería municipal. Luego le agregaron cargos por ataque a la libertad de reunión.

O a Rafael González Cárdenas, ex tesorero sayulense por no dejar que la alcaldesa Lorena Sánchez Vargas dispusiera de los recursos municipales violentando la ley. Primero le enviaron a un grupo de sicarios a hogar, sin que se hallara ahí, y después le armaron un montaje, sembrándole armas y droga, aprehendiéndolo en un sitio distinto al que aparece en el reporte policíaco.

Y tuvo a Pasiano Rueda, hoy alcalde de Jesús Carranza, un año en el reclusorio Duport Ostión, en Coatzacoalcos, por haber derrotado a Morena en la elección municipal de 2021. Maniobró para no hacer efectivo un amparo que le otorgó la libertad, mientras Pasiano, desde prisión, ganaba la elección extraordinaria bajos las siglas del Partido del Trabajo. Lo tuvo que dejar en libertad.

No son políticos presos. Son presos políticos.

Obsesivo y demente, el gobernador alucina con el PAN y el PRD, con panistas y perredistas. Y si puede, se jode a Movimiento Ciudadano. A los priistas no. Con esos vive un arrimón. Lo tienen, diríase en términos coloquiales, trabado.

A Tito Delfín lo encarceló cuando contendía por la presidencia del Partido Acción Nacional en Veracruz. Desempolvó una denuncia urdida por el yunismo azul cuando Tito rivalizaba con la monarquía de Miguel Ángel Yunes Linares y el fiscal Jorge Winckler Ortiz lo acalambró.

Cuitláhuac, vía la fiscal espuria, Verónica Hernández Giadáns, judicializó el caso. Le dio curso a las imputaciones que le hacían —imputaciones que provenían de la denuncia yunista— luego de su paso por la alcaldía de Tierra Blanca. Ya había sido presidente municipal de José Azueta, cercano al ex gobernador priista Fidel Herrera Beltrán, y muy consentido por Javier Duarte.

Tito Delfín perdió la memoria y se alió con sus antiguos y acérrimos enemigos, o mejor dicho, sus verdugos, los Yunes azules, que también sufrieron amnesia, para capturar la presidencia del PAN estatal. Y fue cuando Cuitláhuac García lo encarceló.

 

Tito Delfín Cano fue detenido en un retén policíaco sobre la carretera Álamo-Cazones, el 27 de noviembre de 2021. Su aprehensión fue política.

Vía una sólida defensa legal, logró desestimar los cargos. Salía de prisión, el 24 de septiembre de 2022, cuando le ejecutaron una nueva orden de aprehensión por delito ambiental, la clausura de un basurero cuando fue alcalde de Tierra Blanca. Sigue preso en la cárcel de Pacho Viejo.

 

A Gregorio Gómez Martínez lo levantó —7 de abril de 2021— una decena de tipos, vestidos de civil, portando chaleco antibalas y armas de fuego. Se hallaba en Tihuatlán, por cuya alcaldía habría de contender bajo los colores del Partido de la Revolución Democrática, aliado al PRI y PAN.

Horas después, trascendió que estaba acusado de robo de autopartes, portación de armas de fuego, posesión de vehículo con reporte de robo, narcomenudeo y ultrajes a la autoridad.

Confinado al penal federal en Miahuatlán, Oaxaca, lejos de du familia y seguidores, pudo vivir el triunfo de la oposición en Tihuatlán. Y a la vez, ir venciendo al gobernador en el proceso legal. Nada le pudieron probar.

Pero el día en que le otorgaron un amparo —marzo 17 de 2023—, le hicieron efectiva una nueva orden de aprehensión por los delitos de homicidio doloso y tentativa de homicidio.

Es un preso político.

A Rogelio Franco Castán, ex secretario de Gobierno en el régimen yunista, ex líder estatal del PRD, ex diputado federal y local, Cuitláhuac García lo convirtió en su rehén favorito.

Fue detenido el 13 de marzo de 2021, hace ya dos años. Le imputaron ultrajes a la autoridad pues estaba amparado por una acusación de violencia intrafamiliar promovida por su ex esposa. Luego le imputaron malversación de recursos en la Secretaría de Gobierno.

Todo lo ha desvanecido. Ha logrado el amparo de la justicia federal. Sus hijas han encabezado marchas exigiendo que los jueces federales se apliquen y lo han logrado.

Cuitláhuac lo envió inicialmente al penal de La Toma, en Amatlán de los Reyes, poniéndolo en manos de reos de alta peligrosidad que Miguel Ángel Yunes llevó a prisión.

Nada le han podido probar. Ya sólo queda el caso de la supuesta violencia intrafamiliar en el que las tres hijas niegan el clima de agresión y, en cambio, refieren mala conducta de la madre.

A Nicolás Ruiz Roset lo aprehendieron, el 24 de abril de 2021, al iniciar la contienda por la alcaldía de Minatitlán. Era candidato del PAN-PRI-PRD, enfrentando a la dupla Morena-Sindicato Petrolero.

Los líderes de la Sección 10, Jorge Wade González; su hijo Saúl Wade León, y la esposa, Reyna León Cheluja, priistas de membrete, se habían amafiado con el obradorismo desde 2017.

Acusado de un secuestro que nunca existió, con testimonios sin sustento, los esbirros de la Fiscalía lo trasladaron a Pacho Viejo. Meses después, fue enviado al penal de Miahuatlán, Oaxaca.

Sólo José Manuel del Río Virgen, secretario técnico de la Junta de Coordinación Política del Senado, hizo añicos a Cuitláhuac y su mastín, Eric Cisneros Burgos, secretario de Gobierno. Le imputaron la autoría intelectual del homicidio del ex candidato de MC a la alcaldía de Cazones, René Tovar.

Le arrojaron el aparato judicial y, en respuesta, el Senado se les fue encima. Ricardo Monreal, líder de la bancada de Morena, emprendió una batalla mediática y política.

Tuvo que intervenir el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, cuando Monreal ya preparaba la desaparición de poderes en Veracruz. Y Cuitláhuac soltó a Del Río Virgen, amigo entrañable de Dante Delgado Rannauro, líder nacional de Movimiento Ciudadano.

Cuitláhuac García es una piltrafa. Reprime y persigue, inventa delitos, fabrica culpables, usa el aparato judicial contra sus enemigos políticos. Ni Gutiérrez Barrios, ni Acosta Lagunes, ni Chirinos, ni Alemán, ni Fidel, ni Duarte, ni Yunes llegaron a tanta degradación.

La demencia política de Cuitláhuac es el rostro de Morena en el poder. Lo obsesionan los presos políticos, sus cuerpos tras las rejas, sus mentes erosionadas por el encierro, el ambiente de terror.

Es un peligro para Veracruz.

Archivo muerto

Cuchillos y balas para Daniel Hernández León porque el tigre es bravo. Será el nuevo director de Comunicación Social en el ayuntamiento de Coatzacoalcos, a contrapelo del grupo de amigos-enemigos del alcalde Amado Cruz Malpica, entre ellos Samuel Ordaz Ortega y Jesús Martínez.

No sólo lidiará con la prensa incómoda, la que hurga y hace brotar pus, la que cuestiona al edil y su familia, la que halla negocios y corruptelas bajo la alfombra, sino con el fuego amigo de los sátrapas que succionan la nómina municipal.

Con un kilometraje bárbaro, Daniel Hernández pasó por la dirigencia nacional de la juventud priista, donde alcanzó el cenit y luego descendió a los infiernos; vivió en la penumbra política, resurgió de sus cenizas, llegó a ser titular en la delegación de Tránsito de Coatzacoalcos, dirigente priista, operador del ex alcalde Iván Hillman Chapoy, y hoy director de la Unidad de Transparencia en el ayuntamiento morenista. Si los cuchillos tienen filo, si las balas son expansivas, habrá de pulverizar a los amigos-enemigos de Amado.

Porque si algo se le conoce al buen Dany, es que cuando lanza la daga o jala el gatillo, el tiro no falla… Mil civiles ajusticiados traen en su haber las fuerzas armadas con López Obrador. Con los cinco asesinados de Nuevo Laredo, la cifra alcanzó 999 casos.

O sea. Andrés Manuel es igual a Felipe Calderón, igual a Enrique Peña Nieto. En los mismos cuatro años de gobierno, con el panista Felipe Calderón las ejecuciones extrajudiciales llegaron a mil 141 víctimas; con Enrique Peña Nieto fueron mil 201.

Literalmente, los entes de gobierno armados —Ejército, Marina y Guardia Nacional— han mantenido su conducta violenta. En los tres últimos sexenios, en el mismo período de cuatro años, las cifras se han mantenido. Con su estrategia de “abrazos, no balazos”, Andrés Manuel López Obrador se enfilaba a disminuir el récord de sangre por inacción, por no enfrentar a los cárteles.

En 2019 hubo 234 casos; en 2020 fueron 298 y 2021 disminuyó a 212. Pero en 2022, cuando vio que el dominio del crimen organizado crecía, cambió la estrategia y el Ejército, Marina y Guardia Nacional pasaron a la ofensiva. Y se fueron sobre los civiles “armados o desarmados”, refiere el consultor en seguridad, David Saucedo, entrevistado por el periódico El Universal. El récord de muerte está contenido en el Índice de letalidad de las Fuerzas Armadas y la Guardia Nacional, auspiciado por la Secretaría de la Defensa Nacional.

O sea que el presidente López Obrador los tenía huyéndole al crimen organizado y cuando los envió a combatirlos terminaron incurriendo en ejecuciones extrajudiciales de civiles “armados o desarmados”.

Si hubiera cumplido su promesa, si hubiera regresado a las fuerzas armadas a los cuarteles, Andrés Manuel no se habría manchado las manos de sangre. Pero se las manchó… Movimiento Ciudadano ya tiene su estrella. Es Marcia Mora. Es la esposa —o ex— de Pedro Martínez Escudero, el constructor de fortunas exprés que devino en el fraude de Cofisur —Cooperativa Financiera del Sur—. Marcia Mora se autobalconea en las redes con el emblema de Movimiento Ciudadano y la leyenda “Es el futuro de Coatzacoalcos”.

Así, protagónica, solía robar cámara en los días de gloria de la financiera Cofisur, atrayendo clientes, manejando depósitos, dispensando intereses altísimos que llevaron a cientos a invertir millones y más millones de pesos hasta que la burbuja reventó, el dinero se esfumó y se quedaron sin cobrar.

Hay decenas de fotografías de Marcia Mora y Pedro Martínez Escudero con el entonces alcalde Marcelo Montiel Montiel en eventos de Cofisur, el Mochisur entre otros, proyectos que servían para nutrir su cartera de incautos. Y el marcelismo se regodeaba.

Era el amorío del poder político y el poder económico. Y los voraces de corazón seguían cayendo. Así hasta que el fraude se consumó. Fueron mil 800 millones de pesos que los ahorradores no volvieron a ver.

Salvo un directivo que paró en la cárcel, la plana mayor de Cofisur se peló. Y hoy Marcia Mora, de la mano de Christopher Alan Santos Castillo, líder y gurú de Movimiento Ciudadano, ya se ve enfilada a la candidatura a la diputación federal por Coatzacoalcos. A menos que los defraudados de Cofisur alcen la voz y revivan su historia y su tragedia…

Onésimo Mendoza está pelas y aún quiere patalear. A paso lento, va entregando la Dirección de Obras Públicas Municipales, cesado por una investigación interna que confirmó el nepotismo en que incurrió al tener a su lado, con cargo de supervisor en el área de construcción, a su hijo Víctor Manuel Mendoza Villegas, y por lo menos tres denuncias de contratistas que acusan la exigencia de pagos a cambio de realizar obra. Onésimo Mendoza va a contrapelo del dictamen emitido por la Contraloría Municipal de Coatzacoalcos y es un hecho que será inhabilitado para ocupar cargos públicos.

El dictamen irá al Tribunal Estatal de Justicia Administrativa de Veracruz y ahí ya no tendrá más que apechugar. Serán años fuera del gobierno.

Las obras asignadas estarán bajo investigación y los constructores que hayan incurrido en el pago del diezmo serán sancionados y sus contratos, rescindidos. Un escándalo de corrupción mayúsculo que alcanza al director general de Obras Públicas, Arturo Delgadillo Medina, al que tienen en la mira en el círculo cercano al gobernador Cuitláhuac García…

La ministra no se toca, se quema

Miércoles, 22 Marzo 2023 18:16

A unos metros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, se pasea la imagen de la ministra Norma Piña y es insultada, vejada, destrozada. Corean condenas. “Que renuncie”. “Es un honor estar con Obrador”. Y le prenden fuego.

A unos metros de la Suprema Corte, los Torquemadas de la Cuarta Transformación vacían la entraña. Gozan con las llamas. Festinan el mensaje. Quien proclame la independencia del Poder Judicial, debe arder.

Y el aquelarre es grotesco. La Santa Inquisición Cuatrera no va por los libros, ni por las herejías, ni por las blasfemias. Va por la ministra presidenta por no haberse hincado ante Andrés Manuel López Obrador.

Y por no ser cortesana y servil. Y por pintar su raya. Y por exaltar a las mujeres y refrendarles que en su día, el 8M, sólo ellas deben hablar. No como el mesiánico de palacio nacional que en el Día Internacional de la Mujer la figura debe ser él.

Y por respaldar a jueces que no consintieron las trastadas del gobierno de Andrés Manuel, a los juzgadores perseguidos de la Santa Inquisición Obradorista que liberaron presos políticos y ampararon a los que vieron violados sus derechos.

Y porque la ministra no se arredra. Ni se inmuta ni da un paso atrás. Ni le ha consentido al presidente el asalto a la Constitución, siendo la integrante del Poder Judicial que más le ha votado en contra sus ocurrencias y agravios a la ley.

Y la horda no la toca; la quema. Así el simbolismo de la piñata gigante, la imagen de cartón con la efigie de la ministra presidenta, a la que lanzan al suelo del zócalo y pisan y patean, a la que le corean “que renuncie, que renuncie” mientras a la ministra plagiaria, Yasmín Esquivel Mossa, ladrona de tesis, la consienten por ser cómplice de López Obrador.

E inicia el cántico del Santo Oficio obradorista: “fuego, fuego, fuego”. Y la efigie de la ministra Norma Lucía Piña Hernández comienza a arder.

Y todo ocurre a unos metros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el edificio vecino del reyecito de Palacio Nacional.

Era sábado, 18 de marzo, día de conmemorar la expropiación petrolera. Pero el festejo se opacó. Las llamas consumiendo la efigie de la ministra presidenta, se robaron la función.

Norma Lucía Piña Hernández ha sido el acertijo que López Obrador no sabido resolver. Un día elogia que no sea servil y al siguiente acusa que es parte de la mafia del poder.

Un día intenta arrogarse el mérito de que la ministra no se haya puesto de pie para alabar a su Trastornada Majestad en el día de la Constitución, en Querétaro, aduciendo que si preside el Poder Judicial de la Federación es porque México ya cambió, que gracias a Andrés Manuel encabeza la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Y luego la vuelve a embestir.

Vencido por el pleno de ministros, desechada la osadía de intentar imponer a Yasmín Esquivel, una delincuente que plagia, miente, amenaza, atropella, pretende amordazar a la UNAM, presiona al abogado al que le robo la tesis, López Obrador encontró una piña dura de roer.

Ya como cabeza de la Suprema Corte, el deslinde es claro. La autonomía es tangible. La dignidad es inquebrantable.

Que los jueces resistan y sean prudentes, insta Norma Piña.

Que el Poder Judicial Federal mantenga su independencia, fundamental para cristalizar la justicia.

Que se lea claro que basta mayoría simple en el pleno de ministros para determinar que una ley se invalida por los efectos inconstitucionales que pueda provocar.

Y ahí, justo ahí, se jode el Plan B de Andrés Manuel para cooptar, destazar y destruir el sistema electoral.

Fue Norma Piña quien realizó la consulta. Con mayoría simple, seis de 11 ministros, se puede declarar nula una modificación a la ley que provoque efectos inconstitucionales. Y la secundó su antecesor, Arturo Zaldívar Lelo de Larrea, que hasta entonces fue obradorista. Siguió el ministro Luis María Aguilar Morales, que apoyó la propuesta. Y la votación avaló que no se requieren las dos terceras partes en cuestión de efectos.

El dardo dio en el pecho que no es bodega de López Obrador. Y el veneno se esparció. Su Plan B, sus trampas legaloides a leyes secundarias para destrozar el sistema electoral, no pasarán.

Obvio, el 18de marzo fue día de enviar mensajes… y amanazas.

Sólo una figura ardía en el zócalo. No era Salinas de Gortari, ni Felipe Calderón, ni García Luna, ni Claudio X. González, ni Rosario Robles, ni Loret de Mola, ni Riva Palacio, ni López Dóriga, ni Jorge Ramos, ni Nayeli Roldán, ni Junco del Reforma, ni Ealy de El Universal, ni los Scherer de Proceso. Ninguno de ellos estuvo ese día en la agenda de la diatriba. Era Norma Piña, su efigie, la ministra presidenta que es mil veces superior a López Obrador.

Diría el mesiánico que la quema fue una expresión minoritaria. Falso. Fue la expresión física del discurso de odio de Andrés Manuel.

La secta se mueve así. La secta “razona” así. La secta vacía la tripa así, imitando a López Obrador.

Diría el presidente que fueron unos cuantos y que lo hecho es condenable. No. Lo hecho es la traducción de sus iras. Las hordas quemando la representación de la ley; festinando los fuegos que consumen la imagen de quien no se somete al capricho del aspirante a dictador.

Forma es fondo, reza la máxima política. Forma es una turba de fanáticos que arremeten contra la imagen con la que representan a quien preside el máximo tribunal del país.

Fondo es el mensaje a la Corte. Si los ministros no obradoristas traen en mente no hincarse ante López Obrador, las amarras del tigre quedarán sueltas, como amenazaría en sus días de candidato presidencial.

Si los ministros desechan el Plan B electoral de Andrés Manuel, la quema seguirá.

Sobre la plancha del zócalo, el Santo Oficio está de regreso. La Inquisición de los progres tienen licencia para invocar el fuego.

Los Torquemadas de la Cuarta Transformación ya no van por libros, ni por herejías, ni por blasfemias. Van por los contrapesos al Ejecutivo, los que disienten, los que encaran, los que confrontan al narciso de la frustración.

A la ministra no se le toca; se le quema.

Archivo muerto

Cuatro años y no terminan con el saneamiento de Las Matas. Cuatro años perdidos. Cuatro años en que ha persistido el atentado al medio ambiente. Desde aquel 1 de febrero de 2019, cuando Andrés Manuel López Obrador ofreció atender el impacto generado por las miles de toneladas de basura depositadas diariamente por los ayuntamientos de Coatzacoalcos y Minatitlán, poco o nada ha ocurrido. Se lucró con el impacto ambiental, el daño a la salud, la contaminación de los mantos freáticos.

Lucró Rocío Nahle García, secretaria de Energía, pavoneándose en videos, notas de color, gacetillas a cargo de sus chayoteros a sueldo, pero en los hechos fue verbo y rollo. Al quinto año de gobierno, López Obrador vuelve a ofrecer el mismo sapo. Se lo van a comer los que gustan deglutir las fantasías del rey cuatrero. Ya en el quinto año, la secretaria de Medio Ambiente, María Luisa Albores, presume avances del 34, 38 y 41 por ciento en tres áreas del basurero, pero del sitio que servirá como nuevo confinamiento, ni estudios hay. Y por supuesto, vendrá la asignación de la concesión al amigo, socio o compadre que se encargará del nuevo confinamiento.

Y en una de esas Arturo Quintanilla y hermanos se salen con la suya y hacen realidad el tiradero de Chinameca que no han dejado de construir a contrapelo de lo que el pueblo decidió y por lo que los chinamecanos están dispuestos a incendiar la sierra… Unos cuantos vientos y se destartalaron las instalaciones de la Expo Feria.

Algo de los 20 millones destinados al mantenimiento y reparación de áreas, se los llevó el norte. Volaban las láminas y se estremecía las estructuras de los stands de la feria, que esperan recibir a cientos de miles de visitantes, porque, eso sí, a falta de sitios donde ir, la Expo de Coatzacoalcos sirve para desfogar los ánimos así sea por 10 días y nada más.

Pega el norte dos semanas antes del inicio de la Expo y sólo impacta en lo material. Malo que otra ventolera arrase con láminas y postes, estructuras mal tratadas, mal reforzadas, cuando ya esté en marcha la feria. Recuérdese que la Expo de Coatzacoalcos conlleva algo de maldición.

En pleno evento, en los años 90, un temporal acabó con el palenque minutos antes que se presentara la jarocha Yuri. Las ventiscas era impresionantes. Se caía el cielo sobre Coatzacoalcos. En un abrir y cerrar de ojos, todo se había inundado. El sonido local conminaba a desalojar pues en máximo 10 minutos se cortaría el suministro de energía eléctrica. Al día siguiente, los estragos revelaron falta de drenaje pluvial. Los contratistas encargados de realizar el remozamiento de la Expo lo cobraron pero no lo realizaron. Fue un fraude. Fue un robo millonario.

La naturaleza, con su fuerza impresionante, puso a flote la trastada. Una auditoría reveló el tamaño de la transa y la responsabilidad del entonces presidente de la Expo Feria, Leonel Azuela Córdova, quien al final y luego de mil peripecias legales logró evadir la ley. Hoy, un norte intenso ya voló algunas láminas. Algo de los 20 millones destinados al remozamiento de la Expo se perdió. Lo que se hace mal, termina mal… Al socio de Daniel Aguilar Avendaño debieran decirle “El “Milusos”.

No sólo da mantenimiento a vías del tren sino que construye estacionamientos y lo que le pongan a su alcance. Irving Campos González, el socio “milusos”, va con Grupo Raudales, de Daniel Aguilar, en la construcción de las vías de ferrocarril que agilizarán el transporte de productos en la terminal marítima de Pajaritos hacia el Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, por el que ganarán 345 millones de pesos, quizá algo más.

Irving Campos González ganó otra asignación, asociado a Marissa Matus Ochoa, para la construcción del estacionamiento de empleados de la Administración del Sistema Portuario Nacional (Asipona) en Coatzacoalcos, y en otra, la del mantenimiento al drenaje pluvial, rehabilitación de tapas de trincheras y colectores principales en el recinto portuario, Irving y Marissa compitieron uno contra la otra. O sea, a veces son rivales y a veces son socios. Mientras, el que se sacó el premio mayor fue Grupo Raudales, de Daniel Aguilar Avendaño. Cuando se sepa quién es el padrino detrás de Irving Campos, en la Sener va a temblar…

Al fidelismo se deben Los Zetas y su imperio de sangre, y el Cártel del Golfo financiando campañas del PRI, y la violencia y la degradación de la seguridad que cobró miles de vidas. Y Rocío Nahle se pavonea con el hijo de Fidel.

Del fidelismo emergieron Javier Duarte y otros ladrones, operando el saqueo, arrasando el erario, creando empresas fantasma, robando a lo bestia, tejiendo la red que llevó a la quiebra al gobierno de Veracruz. Y Rocío Nahle se coloca a la diestra del hijo de Fidel.

Al fidelismo le sobró soberbia y le faltó humildad. Y el de Nopaltepec llegó a pregonar que gozaba de la “plenitud del pinche poder”. Y Rocío Nahle, hombro con hombro con el hijo de Fidel.

Y hubo destrampe y amores furtivos: las novias del poder, las celestinas del sur, la quinceañera precoz, la reina del carnaval, el harem de las barbies, la carne de placer, el atleta sexual. Y Rocío Nahle le sonríe al hijo de Fidel.

Se corrompió a la prensa servil. Se asedió al periodismo crítico. Y mataron a Raúl Gibb y tres periodistas más, y ahí comenzó la embestida, el baño de sangre, el récord de muerte que hizo de Veracruz el peor lugar para el oficio de informar. Y Rocío Nahle le hace un guiño al hijo de Fidel.

Y soltaron las amarras. Y auspiciaron a César del Ángel —que Dios lo tenga donde lo deba tener—. Y se encueraron los 400 Pueblos atacando fachadas, lanzando pedradas, siendo el ariete violento de una pandilla cruel. Y Rocío Nahle recibe los elogios del hijo de Fidel.

Sobre las cenizas de ese régimen rapaz, Rocío Nahle García reaviva una alianza con los artífices de la destrucción de Veracruz.

Nahle se vio con Javier Herrera Borunda, secretario de Organización del Partido Verde Ecologista de México, en el Senado. Debió centrarse la atención en el coordinador de los verdes, senador Manuel “El Güero” Velasco Coello, pero la figura fue el hijo de Fidel Herrera Beltrán.

Tres imágenes corrieron por las redes sociales. Y de ahí a los medios. Y en ellas el mensaje político.

Aquel día —marzo 9— se habló de agenda energética, de inversión, de energías limpias, de sustentabilidad. Fue una pantalla. Los payasos verdes acudieron a evidenciar el amarre con Nahle. Pasarán la factura cuando sea gobernadora y el fidelismo regrese al poder.

Concluido el cónclave, Javier Herrera Borunda escribió la frase crucial:

“Platico con mi amiga, la Secretaria de Energía del Gobierno de la República, Rocío Nahle. Mujer que con un trabajo permanente de más de 30 años ha mostrado su cariño a nuestro querido Veracruz. ¡Abrazo fuerte!”.

El énfasis en los “más de 30 años” en que “ha mostrado su cariño a nuestro querido Veracruz”, refrenda la alianza.

El pacto con los depredadores de Veracruz ya existía. Estaba en un impasse. El fidelismo y el duartismo fueron factor para el triunfo obradorista en Veracruz, en 2018. Ganó Andrés Manuel López Obrador. Ganó Cuitláhuac García. Ganó Rocío Nahle. Ganaron los candidatos de Morena. Todos hicieron perder al yunismo azul.

Y ahora Rocío Nahle los vuelve a invocar.

Vapuleada por el fiasco de Dos Bocas, por la política de energías sucias, por la intransigencia que la distingue y hasta por la tramposa Ley Nahle con la que se quiso inventar como veracruzana, y que la Suprema Corte de Justicia de la Nación invalidó, Rocío Nahle recurre a la escoria que acabó con el futuro de Veracruz.

Con Fidel Herrera se dio el financiamiento del Cártel del Golfo a la campaña del PRI, en 2004, según testimonios en un juicio en Estados Unidos, ventilado por Miguel Ángel Yunes Linares.

Con Fidel Herrera reinaron Los Zetas, erigieron el imperio de sangre, controlaron el trasiego, la trata de migrantes, el secuestro y la extorsión, y el terror que permeó en la sociedad.

Fidel Herrera dejó una herencia sombría: 34 mil millones de pesos de deuda, la mitad con bancos, la otra mitad con acreedores a los que no les quiso pagar. Consta la cifra en el Plan Veracruzano de Desarrollo elaborado por Javier Duarte, su sucesor y corresponsable en el manejo de los dineros, siendo secretario de Finanzas de aquella administración.

Y con ese fidelismo pacta Rocío Nahle.

Sin el fraude electoral, el fidelismo se habría extinguido. Fidel Herrera inyectaba recursos públicos a las campañas del PRI. Y hablaba de más. Todo salió a la luz cuando un arsenal de audios llegó a la prensa en la elección de 2010.

Ahí se le escuchó decir: “Estoy en la plenitud del pinche poder”. Y comentar con “Goloso” sobre los jingles de campaña. Y sobajar a Javier Duarte: “anda reapendejado”. E instruir a Marcos Estrada, candidato a diputado por el distrito Coatzacoalcos II, que repartiera el dinero —“dale a todos”—. Y que Pepe Robles, dueño de Diario del Istmo e Imagen de Veracruz, era un “succionador profesional”.

Y hubo barbies para cualquier ocasión, y novias del poder, y la celestina del sur, y la quinceañera precoz, y la reina del carnaval. Un atleta sexual y un harem de placer.

Y con ese fidelismo pacta Rocío Nahle.

Fue en el fidelismo que inició la embestida contra la prensa. Asesinaron a Raúl Gibb, director de La Opinión de Poza Rica, luego de publicarse que las patrullas de policía andaban sin combustible. Cayeron tres periodistas más. Y en el sexenio de Javier Duarte mataron a 17 comunicadores; en el de Yunes, cuatro, y en el de Cuitláhuac García van seis. La mayoría atribuible al crimen organizado.

Javier Duarte de Ochoa hizo lo mismo que Fidel pero sin control. Deuda y más deuda, y un Congreso cómplice, diputados deshonestos, serviles, aprobando todo sin chistar, rompiéndole el alma a Veracruz.

El saqueo duartista fue descomunal. 35 mil, 40 mil o hasta 80 mil millones de pesos robados al erario, vía empresas fantasma que facturaban, cobraban y remitían el dinero a empresas fachada, algunas de ellas inmobiliarias en Estados Unidos, y los operadores financieros que solían comprar ranchos en México, yates, cuadras de caballos, el delirio de la esposa de Javier Duarte, Karime Macías Tubilla, la “gobernadora” de facto.

Y el desastre en seguridad. Los cárteles apoderados de Veracruz, secuestrando, extorsionando, arrancándole la vida a la gente, mutilando, cocinando en ácido, desapareciendo jóvenes. Y proliferaron las fosas clandestinas. Y la Policía Estatal implicada, actuando como cómplices, como halcones cuya misión era informar. Y torturar y borrar rastros y huellas.

Ese fidelismo, ese duartismo, sigue ahí. Se cobija en el PVEM. Lo encabeza Javier Herrera, el hijo de Fidel. Y van por la reconquista del poder.

Y con esa escoria hace alianza Rocío Nahle en su obsesión por gobernar Veracruz.

Y si tuviera que pactar con el diablo, va a pactar.

Archivo muerto

Andrés Manuel vuelve la mirada a Coatzacoalcos y Coatzacoalcos es un caos. Viene Andrés Manuel y el hedor sigue. Los drenajes se desbordan, las calles crujen y la oscuridad domina amplios sectores porque el alumbrado público es, literalmente, un asco. Llega López Obrador el viernes 17. Viene a constatar que lo imposible es posible.

Que lo que le dicen, lo que lee, lo que le cuentan, es real. Y la inmundicia en el feudo político de Rocío Nahle es tangible y el olvido de gobierno es el sello de la Cuarta Transformación. Huele a podrido todo y más aún el palacio municipal. Se sabe del dispendio. Se filtran las corruptelas. Se acreditan las trapacerías con los dineros públicos, con licitaciones fraudulentas, con adjudicaciones que violan la ley. Y el reyecito de palacio, el susodicho Amado Cruz Malpica, presidiendo el agandalle. Y fuera de palacio, el clamor del pueblo, los que gritan y los que protestan, los que se quejan y los que reclaman. Y en el tobogán, Morena deslizándose a velocidad vertiginosa hacia abajo, siempre hacia abajo.

Viene López Obrador para, con su palabrería que ya no convence más que a los imbéciles, atenuar el hedor, el caos, el desastre en que el alcalde Amado Cruz Malpica tiene a Coatzacoalcos, el feudo de la la zacatecana —ojo, ZA-CA-TE-CA-NA—, Rocío Nahle… Para Gladys, su reinstalación y 4.5 millones de pesos. Destituida sin razón legal, Gladys de Lourdes Pérez Maldonado finalmente doblegó al Congreso de Veracruz. La justicia federal otorgó el amparo que le concede regresar a su cargo de magistrada en el Poder Judicial estatal y cobrar salarios caídos. Y más que eso, enmendarle la plana a la pandilla de Cuitláhuac García y Juan Javier Gómez Cazarín, gobernador y líder de la pandilla morenista en la Legislatura. Han atropellado a quien se les atraviesa en su camino. Han destituido magistrados a placer. Han embestido y sometido a jueces, orillándolos a emitir vinculaciones a proceso donde no hay razón, a dictar sentencias contra inocentes, a vulnerar los derechos de las víctimas, a ser jueces de consigna.

A Gladys Pérez Maldonado la destituyó el Congreso de Veracruz —una más de las burradas de Gómez Cazarín—, el 7 de julio de 2020. Casi tres años después, la justicia federal le restituye los derechos, obliga a cubrirle 4.5 millones de pesos por salarios caídos y otras prestaciones, y por supuesto, tendrá que dejar el cargo la magistrada Alma Rosa Flores Ceballos, a quien impusieron como su relevo. Por la vía legal, el caso Gladys Pérez Maldonado les salió caro y humillante… Veracruz, cuarto lugar nacional en feminicidio, en 2022. Y noveno en violencia familiar. Y décimo en abuso sexual. Y lugar 17 en violación. Sólo le va “bien” en acoso sexual donde es último en el ranking nacional.

Es la estadística del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), retomada por el Instituto para la Gestión, Administración y Vinculación Municipal (IGAVIM). Veracruz, pues, no es el paraíso que presume Cuitláhuac García Jiménez, el desgobernador que de sus yerros y abusos, omisiones y torpezas, culpa al pasado, al de al lado, al de enfrente, al de atrás, pero nunca admite que jodió a la entidad. Así tenía que ser. Si en su gobierno hay un marcado desprecio a la mujer, si se acosa a las empleadas, si se hostiga sexualmente a las mujeres policías, si se solapa a los acosadores y sólo se les cambia de cargo o adscripción, si las fiscalías congelan las denuncias o difieren la judicialización de los casos, Veracruz tenía que estar en el top ten del agravio a la mujer. Cuitláhuac se lo propuso y Cuitláhuac lo logró… La prensa, según el bombero de Amado, vende las notas. “No crean que la prensa está realmente preocupada por ustedes.

Ellos venden la nota, nada más”, dijo el bombero político, José Luis López Cabañas. Hablaba frente a un grupo que protestaba en la clínica 36 del Instituto Mexicano del Seguro Social, el 21 de febrero. No imaginaba que hubiera periodistas grabando. López Cabañas fue a sofocar el reclamo, asumiendo tácitamente las tareas del secretario de Gobierno, Andrés Rosaldo García, que no se empolva los zapatos ni acude a las protestas, detonándole los conflictos al alcalde Amado Cruz Malpica, al que increpan, lo sacuden y hasta suelen insultarlo. Pillado en la escena, López Cabañas de inmediato ofreció una disculpa.

“Sin generalizar”, apuntó, pero la metida de pata era irreversible. Seguro sabe que hay prensa que vende las notas. Seguro que se refiere a Diario del Istmo, de su admirada Mónica Robles de Hillman, en la que se refugió luego de salir trompeado del PRD y de la Delegación de Transporte Público, en tiempos yunistas, en la que sólo lo aguantaron siete meses. Seguro que sabe que el Clan de la Succión ha hecho una fortuna canjeando información por publicidad. López Cabañas es de los que suelen compartir la descalificación y el insulto que se vierten sobre los periodistas críticos, en redes sociales. Es un pirómano político. Si ese es el que apaga los fuegos, se entiende por qué el incendio en palacio no se termina de sofocar…

Pacto Yunes-Morena, pacto de cínicos

Lunes, 13 Marzo 2023 18:04

Abrazo y aplauso. Los Yunes y Morena. Elogio y halago. Y el pacto, vía Patricia Lobeira, sigue, así le hayan llamado “loco” y “viejo guango” a Andrés Manuel y así el obradorismo llene de vituperios a la estirpe de Miguel Ángel.

Sonríe a diente pelado Patricia Lobeira Rodríguez —Paty Yunes— y colma de palabras tersas el encuentro en San Juan de Ulúa, el Fandango de la Lectura, para terminar prometiendo el esfuerzo, la unión de los tres niveles de poder, obviando que un día López Obrador tildó de corruptos a los Yunes del Estero, definiéndolos como la “monarquía de la moronga azul” y así se les quedó.

Frente a Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente, Paty Yunes no come lumbre. Se dispensan un saludo y un abrazo. Y se ponen a leer.

A la señora de López Obrador le toca declamar a dúo, con Cuitláhuac García, el gobernador —qué privilegio—, el poema “Puerto”, de la autoría de Manuel Maples Arce.

A Patricia Lobeira Rodríguez, esposa de Miguel Ángel Yunes Márquez, se le incluye en el grupo de lectura “Canto Nuevo a Moctezuma Xocoyotzin”, alusivo al emperador azteca de triste final, repudiado por su pueblo, apedreado y asesinado por hincar la rodilla ante Cortés.

Se ve cómoda Paty Yunes en el encuentro en la fortaleza del Castillo de San Juan de Ulúa. Y se muestra más obsequiosa cuando el show concluye.

“Sigamos los tres niveles de gobierno trabajando en coordinación por el bien de Veracruz”, dijo la alcaldesa cuando la prensa la abordó.

“Es importante que nosotros como autoridades fomentemos y sembremos en los niños esa semillita para que se vuelvan lectores”.

Y envía media decena de imágenes del encuentro. Patricia Lobeira con Beatriz Gutiérrez. Patricia Lobeira con Cuitláhuac García. Patricia Lobeira sentada, feliz. Patricia Lobeira recorriendo los pasillos de la vetusta fortaleza que fuera último reducto español.

Aquel 28 de febrero, el yunismo se volvió a abrazar con Morena, el movimiento del “viejo guango”, del “loco”, como le decía y repetía a cada instante Miguel Ángel Yunes Linares en sus días de gobernador de Veracruz.

Sigue habiendo miel en el campo de guerra. Y Patricia Lobeira es la viva expresión del pacto.

No inquieta al yunismo que Morena, Cuitláhuac García y su círculo más cercano le hayan tumbado el triunfo y tuviera que recuperar la alcaldía de Veracruz en la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

Cuando era alcaldesa electa y aún no se conocía el fallo final, acudió al taller de “Capacitación Regional para Autoridades Municipales Electas”, ofrecido por el Órgano de Fiscalización Superior y celebrado en el Congreso de Veracruz, donde acaparó los reflectores. Fue un guiño de Morena.

Ya como alcaldesa, Patricia Lobeira recibió —febrero 28 de 2022— al secretario nudista del gobierno de Veracruz, Roberto Zenyazen Escobar García, para abordar la rehabilitación de escuelas afectadas por el abandono durante la pandemia de covid 19.

El 20 de abril siguiente, Paty Yunes expresó que buscaba tener un acercamiento con el presidente de México. Le plantearía el tema de obras para Veracruz puerto.

Al quinto día —abril 25— su deseo se volvió realidad. López Obrador, Patricia Lobeira y el gobernador Cuitláhuac García encabezaron el arranque de construcción de la planta cervecera Constellation Brands, que Andrés Manuel había saboteado, maniobró para cancelarle permisos en Tijuana, Baja California, logró que se instalara en Texistepec, al sur de Veracruz, y al final se concretó en la comunidad de Vargas, perteneciente al municipio de Veracruz puerto.

Tres meses después —julio 15—, tuvo reunión con López Obrador. Le planteó la restauración del Castillo de San Juan de Ulúa. No le llamó “viejo guango”, como lo categorizó su esposo, Miguel Ángel Yunes Márquez durante la campaña de 2018.

Dos días después —julio 17—, Andrés Manuel encabezó la ceremonia de inauguración de la planta Nestlé, en Santa Rita, congregación de Veracruz.

“Celebro el que se esté inaugurando esta fábrica de Nestlé; desde los primeros días de gobierno nos entrevistamos y se tomó el acuerdo de facilitar trámites para que este proyecto se convirtiera en lo que es ahora, en una fábrica. Ayudó el gobernador y la Presidenta municipal del Puerto de Veracruz”, dijo el presidente. Y la nuera del que le llamó “loco” estaba feliz.

Y ahora el show de San Juan de Ulúa con Beatriz Gutiérrez Müller leyendo poemas.

En política, la forma es fondo. Y cada encuentro lo rubrican con imágenes cordiales, sonrisas y abrazos y manos que se estrechan. Todo sea por Veracruz. El PAN-MOR, en todo su esplendor.

Y se indignan si les imputan que el pacto Yunes-Morena existe.

Y se desquician. Y dirimen la “ofensa” en los tribunales.

Que lo diga Bingen Rementería Molina, diputado local del Partido Acción Nacional, acérrimo enemigo del yunismo azul, acusado de violencia política de género por categorizar tanta miel como el pacto de los Yunes con el movimiento obradorista.

Lo acusó la senadora Indira Rosales San Román de incurrir en violencia política de género. Pero el Tribunal Electoral de Veracruz la bateó.

Bingen no es una panacea. Si puede —y por supuesto que puede— se pliega a la línea morenista. O se alía con Joaquín “El Chapito” Guzmán Avilés, confrontándose con los Yunes azules, a los que categorizan como nuevos avecindados en el PAN de la conurbación Veracruz-Boca del Río.

Pero las damas azules son intocables. O eso creen.

Una, Patricia Lobeira, acusó a la regidora morenista Virginia Roldán Ramírez por violencia política de género.

La otra, Indira Rosales, interponiendo juicio con Bingen Rementería por catalogar tanta miel entre el yunismo azul y Morena como un pacto.

La treta es burda. Si les dicen sus verdades, hay que aplicar la mordaza. Las demócratas azules son todo, menos demócratas.

Paty Yunes vive una luna de miel con Morena. Ya olvidó que le impugnaron su triunfo, que debió pelear en los tribunales, que enfrentó una elección de Estado, que a su esposo, Miguel Ángel Yunes Márquez, le tumbaron la candidatura a alcalde y lo inhabilitaron los órganos electorales y luego los tribunales por no acreditar residencia efectiva de cinco años.

Paty Yunes ya olvidó las balandronadas de Andrés Manuel. Olvidó que los etiquetó como “la monarquía de la moronga azul”; que al suegro le activó el expediente criminal de su paso por el ISSSTE, que está denunciado en la Fiscalía General de la República por el fraude con el sistema de videovigilancia; que Indira Rosales está imputada por desvío de recursos en Sedesol estatal.

Y los de Morena igual. Cuitláhuac, Zenyazen, Andrés Manuel y Beatriz Gutiérrez Müller no recuerdan que Yunes Linares le decía “loco” al hoy presidente, y que Miguel Ángel Yunes Márquez tildaba de “viejo guango” a López Obrador.

En San Juan de Ulúa se lee un poema, el del pacto de los cínicos.

Archivo muerto

Hay que darle su Prozac a Andrés Manuel. Lo desquició la metralla verbal de Nayeli Roldán, reportera de Animal Político. Lo hizo admitir que hay intervención telefónica a periodistas y activistas sociales, cercándolo, llevándolo al terreno del espionaje de estado, toreándolo, picándole la cresta, reventándole el show mañanero, desollando al fantoche que se ufana de ser un genio de la comunicación y no es más que un badulaque de rabietas seniles. Incólume, serena, sin caer en el juego de la diatriba, Nayeli Roldán habló del spyware Pegasus, usado para intervenir conversaciones de particulares, originalmente dirigido a transgresores de la ley, pero aplicado contra enemigos del gobierno en turno, adquirido en el gobierno de Felipe Calderón pero empleado en el de Enrique Peña Nieto. En 2019, pese a que López Obrador aseguró haber instruido que no se realizara espionaje a ningún ciudadano, el Ejército mexicano adquirió una nueva versión. Nayeli Roldán lo hizo trizas. Que si usaron Pegasus para espiar. Que si López Obrador lo autorizó.

Que cuál fue el marco legal en que se basó el espionaje. Que todo está acreditado con los correos del Ejército mexicano, hackeados por el colectivo Guacamaya. Que en su rol de comandante supremo de las fuerzas armadas —ja—, si estaría de acuerdo en pedirle al general Audomaro Martínez Zapata, director del Centro Nacional de Inteligencia (antes Cisen) que acudiera a la mañanera a explicar por qué se espió al defensor de derechos humanos en Nuevo Laredo, Tamaulipas, Raymundo Ramos. El presidente no respondía; balbuceaba. Y bramaba. Primero la negación: fue “investigación, que no espionaje, que es distinto”. Luego diría que fueron investigaciones, o sea espionaje, para salvar vidas. “¿Qué vidas ha salvado y cuál es el efecto de espiar a un defensor de derechos humanos y a los periodistas?”, le preguntó Nayeli Roldán. “Muchas”, dijo el mesiánico. Y viendo la metida de pata —porque si son “muchas” entonces hay muchos espiados—, repuso: “no, no, no, eso no, eso es otra cosa, no, no, no. Estamos hablando de la delincuencia”. Echaba espuma por la boca Andrés Manuel, el rostro descompuesto, y arremetía contra Animal Político, Reforma, Carmen Aristegui, acusándolos, por supuesto, de servir al conservadurismo.

Y lo del tema del general Audomaro Martínez, fue sublime: “Ustedes no van a poner la agenda. ¿Por qué? Tienen todos los medios para expresarse, manifestarse. Todos los días nos atacan. No hay objetividad. No hay profesionalismo. Es una prensa tendenciosa, vendida, alquilada, al servicio de los corruptos. ¿Por qué les vamos a hacer el caldo gordo a ustedes?. Con todo respeto”. Estaba fuera de sí. Y Nayeli Roldán le exhibió las pruebas del espionaje. No se enganchó con la diatriba. Nayeli Roldán coronó su gesta y dijo a las audiencias: “nada más recordar a la gente que nos ve, que el periodismo sirve a los ciudadanos y que nosotros publicamos pruebas”. Lo remató. Denle su Prozac al Peje. Cada día se le bota más fácilmente la canica… 

Llegó Pepe Yunes y sacudió a Rocío Nahle. “Sea o no candidato, Morena debe caer”, sentenció. Sea o no candidato de la oposición, dice Pepe, aunque el diputado federal por Coatepec, único priista que ganó su elección, trae un nivel de percepción ciudadana sobresaliente. Llegó y puso fuera de sí al alcalde Amado Cruz Malpica. Y más aún a la secretaria de Energía. Porque los vino a retar en su tierra —bueno, la de Amado por Nahle es de Río Grande, Zacatecas—. Pepe Yunes fue recibido el miércoles 8 y desde ahí describió los estragos que Morena le ha causado a Veracruz y concretamente a Coatzacoalcos. “Se detuvo el tiempo en Coatzacoalcos. Yo vine hace un mes y me llevé esa imagen. Coatzacoalcos tiene mucho deterioro, refleja inexistencia de la bonanza de sus mejores tiempos.

Tenemos que organizarnos para volverlos a traer, empleo, inversión, oportunidades, que haya en las mesas comida, en los bolsillos recursos, oportunidades para los jóvenes. Se nota que no está pasando eso aquí”, dijo a la reportera Elizabeth Aviña. Y agregó: “Coatzacoalcos es noticia nacional en materia de violencia. No se crean oportunidades de desarrollo y crecimiento económico y eso obliga a que se genere propuesta con soluciones completas y reales con un solo propósito, mejorar las condiciones de la gente y nadie mejor que nosotros sabe cómo hacerlo”.

Y hubo berrinche en la Sener y rabieta en el palacio municipal de Coatzacoalcos. Porque se los vino a decir en el feudo político de la zacatecana, que cada vez está peor. Con el rating que tiene, Pepe Yunes será un hueso duro de roer. A menos que los Yunes azules le echen ácido al pastel… Christopher Alan Santos tiene razón; su regidor, no. Christopher Alan Santos, líder de Movimiento Ciudadano, fustiga y embiste, describe un Coatzacoalcos olvidado, jodido, envilecido, fruto del desgobierno de Morena, de Víctor Carranza y Amado Cruz Malpica. Luis Gutiérrez, regidor de MC, sólo aplaude, caravanea al alcalde, alza la mano, oculta la dignidad y es, tácitamente, un edil morenista embozado. Christopher se engalla por el abandono en las colonias y por el uso irresponsable de las instalaciones deportivas, y por la exhibición de vehículos sobre la pista de tartán en el estadio Rafael Hernández Ochoa.

“No sé quién fue el pend… que autorizó esto. un estacionamiento de casi 20 mdp. Bravo, Dirección Municipal del Deporte Coatzacoalcos, Federación Mexicana de Asociaciones de Atletismo, A.C.”. Y días después lanzó el reto a que se utilice el 30 por ciento de lo recaudado por impuesto predial en obras propuestas por la ciudadanía, como ocurre en Tlajomulco, Jalisco, y en Monterrey, Nuevo León. En cambio, su regidor en Coatzacoalcos, Luis Gutiérrez, es la antítesis. Servil al alcalde Amado Cruz Malpica, todo le concede.

Es una voz mansa en el cabildo, un regidor de Morena vestido de naranja. Su máxima gesta fue la exhibición de globos de papel, traídos de San Andrés Tuxtla y presentados en el Parque Miguel Hidalgo. Fuera de eso, ni fu ni fa… ¿Quién es esa ex funcionaria municipal que le fue tan bien que ya fundó una financiera y viene haciendo el negocio de su vida? Tres pistas: usa fondos municipales, tiene el visto bueno del mandamás y los clientes provienen del sindicato…